El personaje de la semana
Porque se mantienen, como dijo el entrenador Marcelo Loffreda, en una recta ascendente constante. Desde el Mundial de Gales 1999, punto de partida de una nueva era para el rugby argentino, están evolucionando de manera notable.
Porque no se quedaron con un esquema de juego que les dio éxito (todo centralizado en el esfuerzo de los forwards), sino que de a poco buscan incorporar un estilo más moderno, conformando una estructura sólida y un rugby un poco más integral.
Porque cerraron un año sensacional, al regresar del Reino Unido invictos en los dos test-matches (Gales y Escocia) y por haber estado tan cerca de lograr la primera victoria ante los poderosos All Blacks (se perdió 24-20), a un poco más de cinco meses de ser apabullados en Christchurch. La selección argentina aprendió de los errores y tuvo a maltraer a los neozelandeses, un rival claramente superior en todos los sentidos.
Porque demostraron que los buenos resultados no son producto de la fortuna, sino que se sustentan en el sacrifico y la voluntad incontrastable por la búsqueda de la excelencia.
Porque la calidad individual de sus jugadores también aumenta. En una alineación tan homogénea cuesta distinguir a una sola figura, pero como símbolo del progreso se puede mencionar el rendimiento del “novato” Rimas Alvarez. También es elogiable la respuesta de José Orengo, Gonzalo Longo, Rolando Martin, Diego Albanese y Omar Hasan, por mencionar algunos casos.
Porque con su entrega lograron un impresionante poder de convocatoria, cada vez más gente se acerca para verlos: al estadio Monumental asistieron unas 60.000 personas (la recaudación estimada por la venta de tickets fue de $ 800.000). Esta asistencia es récord para este deporte en nuestro país.
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