La copa San Cristóbal: el concepto "boutique" llega al tenis

Los flashes reflejan siempre el acontecer deportivo. Sucedió, naturalmente, cuando el tenista argentino Nicolás Kicker derrotó a su compatriota Horacio Zeballos por 6-7, 6-0 y 7-5 en la final de la “Copa San Cristóbal presentada por Fila”, uno de los dos torneos del circuito ATP Challenger Series que este año se disputaron en nuestro país. Pero detrás de la foto del triunfador hay un evento que puede estar más o menos cuidado, mejor o peor organizado. La calidad del certamen no suma puntos para ningún ranking, pero impacta directamente en el bienestar de los jugadores y en la consideración o no de ese certamen como una cita ineludible. En este sentido, la Copa San Cristóbal ha logrado, en apenas dos años, consolidarse como el segundo evento tenístico más importante del país, detrás lógicamente del ATP250 de Buenos Aires.

La Copa San Cristóbal, que en su versión 2017 se disputó entre el 9 y el 15 de octubre y repartió 50 mil dólares en premios (el monto máximo para un challenger), tiene a juzgar por las instalaciones, la gastronomía, los servicios para los jugadores, la comodidad del público y el trato hacia las empresas la impronta de un ATP World Series. Esta fisonomía, que ya se insinuó en la edición 2016, se terminó de definir este año a partir de una serie de remodelaciones en el predio del club El Abierto, la madurez organizativa y el rol de San Cristóbal Seguros como main sponsor.

Un torneo ´boutique´

“Se trata de un evento con un concepto ´boutique´. En primer lugar, porque el club es así. Las instalaciones son espectaculares, con un parque enorme, 12 canchas de polvo y una rápida, salones VIP, muebles de calidad, un estadio con butacas y la gastronomía de Pablo Massey. Si a eso le sumamos que el servicio al jugador no tiene límites en toallas, aguas y bebidas isotónicas, la cantidad de stands y el confort que recibe el espectador estamos hablando de un torneo del nivel de un ATP250”, señala el director del certamen Mariano Ink.

El Abierto Tenis, el club que hace de sede de la Copa San Cristóbal, queda sobre la calle Galván, en el barrio de Saavedra, poco antes de llegar al cruce entre Triunvirato y Balbín. Tal como su nombre lo indica, no tiene membresías. El director de la academia de tenis es nada más ni nada menos que el ex tenista profesional Hernán Gumy, quien llegó a estar entre los primeros 40 del ranking mundial. Y en él entrenan Zeballos, Federico Coria y Facundo Argüello, entre otros destacados profesionales. Además de estar considerado entre los clubes de tenis más lindos de la ciudad, su cercanía con el Parque Sarmiento permite que para un evento de la naturaleza de la Copa San Cristóbal se pueda utilizar el estacionamiento de ese gran predio, cedido por la Ciudad.

Además de Kicker y Zeballos, participaron los también locales Federico Delbonis, Carlos Berlocq, Facundo Bagnis y Renzo Olivo (campeón en 2016), el austríaco Gerald Melzer, los portugueses Pedro Sousa y Gastao Elias, los eslovacos Jozef Kovalik y Andrej Martin y los brasileños Joao Souza, Guilherme Clezar y Joao Pedro Sorgi, entre otros destacados jugadores. Tanto las semifinales como el partido decisivo contaron con transmisión en vivo de DeporTV.

El tenis según Milo Lockett

Más allá del nivel de la competencia, otro detalle que hace que un torneo sea muy atractivo para el público son las actividades pensadas para las pausas entre partido y partido. En ese sentido, al igual que el año pasado, se destacó la presencia del dibujante Milo Lockett, quien junto a los tenistas pintó en vivo un cuadro, luego donado a la Fundación Red en Juego, y expuso además su colección de obras.

Arte, buena comida, espacios verdes y muy buen tenis hicieron de la última Copa San Cristóbal un evento imperdible, que por suerte se repetirá el próximo año.