Acciones, bonos, pesos o dólares: las opciones más atractivas para invertir hoy
La coyuntura actual está marcada por una alta volatilidad y las dudas sobre cómo impactará la llegada de Donald Trump a la presidencia; una administración activa de las posiciones es clave
Enero va subiendo su intensidad, al menos, si lo miramos desde el lado de los mercados financieros. Igualmente no nos extraña, sino más bien que convalida la visión de que una administración activa de las posiciones debe ser una recomendación clave en los tiempos que corren. En especial, en una coyuntura externa en donde la volatilidad no está libre de poder dispararse (y rápido), en un escenario en donde por ejemplo crecen las dudas sobre el rally post Trump.
Esto igual no invalida –mientras que los movimientos externos no sean bruscos, y en particular negativos- que en lo que respecta al riesgo argentino nos mantengamos sin la necesidad de acelerar una decisión entre pesos y dólares, lo que permite al inversor moverse con mayor flexibilidad entre los diferentes activos. Puntualmente, las tasas de interés en pesos se mantienen positivas en términos reales, en un escenario en donde las expectativas de inflación siguen por arriba de la meta objetivo del BCRA ; mientras que sigue vigente la probabilidad de un compresión de los spread del riesgo argentino respecto al emergente -hoy, el EMBI + opera arriba de 350 puntos, Brasil en torno a los 300 puntos, y Argentina supera los 470-, habilitando el atractivo de los títulos en dólares en estos niveles.
Rendimientos de entre 2,5% y 8% en la curva de soberanos, y de entre 4,5% y 8,5% anual en los provinciales con los fundamentals locales –que si bien pueden discutirse en algún o varios puntos, siguen montados sobre expectativas positivas- no son fáciles de encontrar en el mundo. De acá, que el riesgo local se mantenga como alternativa. Esto último en una coyuntura en donde, además, claramente ayuda el reingreso de Argentina al radar de los inversores extranjeros –acompañada por noticias relacionadas a la incorporación de índices regionales-. Un punto que sigue siendo un factor potencial de impulso de las cotizaciones, y algo que se plasmó en las recientes ruedas a la hora de mirar lógicamente los negocios, y que en parte permite dar sustento a la tendencia -aunque eso no implica que cierta selectividad sea quizás necesaria profundizar-.
En las acciones, por ejemplo, esto quedó claro. Incluso en el marco del rally presentado que llevó al Merval a ganar cerca de 15% en las últimas tres semanas, pero con acciones que se dispararon entre 20-75%, otras que se movieron entre 2-10 en promedio, y hasta algunas (aunque pocas) que cayeron. Es de hecho, en este marco, en donde los fundamentals entendemos deberán comenzar a mirarse con más detalle con el correr de los meses, y más allá de que la posibilidad de un Merval en la zona de 20000-21000 puntos en el corto plazo sea una opción.
La semana que comienza, igualmente, hay que tener en cuenta que no será una semana más de enero. Por un lado, el Gobierno enfrentará un nuevo test en los mercados (el primero de este 2017, pero en particular el primero tras el resultado electoral americano). Buscará unos US$ 5000 millones en los mercados externos a plazos de entre 3 y 10 años, a tasas que se estima se ubicaran dentro de la curva actual de rendimientos o incluso debajo levemente, dependiendo en parte de la demanda a recibir que, salvo sorpresas en estos días (en particular, desde lo externo) creemos será importante si tomamos en consideración la historia reciente y la oferta recibida por otros países/empresas que salieron a emitir en las últimas semanas. Un punto que, básicamente, lo que demostró que se mantienen el interés por emergentes.
La única contra quizás es que el monto no es menor. Además buscará en el mercado local el equivalente a otros US$ 1000 millones y 2000 millones en títulos en moneda local, no es ilógico, luego del resultado exitoso de las últimas colocaciones. Igual insistimos en no discutir el timing elegido. En realidad, el Gobierno está aprovechando –al buscar un tercio del programa financiero de este año- la ventana de mayor estabilidad e incluso baja que se abrió en el comportamiento de las tasas americanas y que esperamos (sea deseo o realidad) continúe en las próximas ruedas.
De hecho, no podremos evitar mirar hacia los mercados externos en general y el americano en particular. Acá finalmente quizás se puedan encontrar excusas para definir una tendencia luego de lateralizar en las últimas semanas. Esto en una coyuntura en donde no hay dudas, que por más fundamentals o en realidad expectativas que podamos validar en lo propio, un cimbronazo fuerte desde el norte –en donde las dudas crecen- terminará afectando los precios locales. Sólo decimos, en este punto, que hay una luz amarilla que hay que –en especial- respetar.
Incluso brevemente, tengamos presente la agenda de la semana. Esta incluye algunos datos económicos sensibles a las cotizaciones, que se suma el comienzo de una nueva temporada de resultados, y apariciones (varias) de miembros de la FED en un marco en donde se sigue intentando interpretar la visión de la entidad y el ajuste de tasas posibles. Un combo que no podemos descartar vuelva a presionar sobre la volatilidad de los bonos americanos. Mientras que, por último, el viernes asumirá Trump. Desde acá, esperamos acciones –o en su defecto, falta de acciones-. No importa igual, ambas posibilidades podrán afectar el sentimiento de los inversores. Por algo, de hecho, sobran en las últimas semanas análisis que apuntan hasta cuándo y cuánto de las posibles medidas del Gobierno Trump ya fueron o no priceadas. En fin, insistimos, un verano (o invierno americano) intenso.