Aftosa: limitan exportaciones de carnes

En un súbito golpe de timón, la Argentina decidió ayer dejar de exportar carnes frescas y congeladas a los países del circuito no aftósico, que incluye a los Estados Unidos, Canadá y Chile, entre otros.

Sumada a esta determinación, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) notificó a los mercados que existe la "sospecha" de un foco de fiebre aftosa en el partido bonaerense de Rivadavia. Una "sospecha" que, de todos modos, hoy sería corroborada oficialmente, según trascendió.

No obstante, ayer ni el flamante secretario de la Producción, Víctor Savanti, ni el presidente del Senasa, Víctor Machinea, accedieron a dialogar con la prensa. Sólo ordenaron a sus respectivos departamentos de comunicación que informaran de que la Argentina se "autoexcluía de certificar" carne a esos destinos.

Después de innumerables desmentidas, marchas y contramarchas, dimisiones de funcionarios y hasta acusaciones cruzadas, el Gobierno aceptó finalmente la presencia de la enfermedad entre el ganado argentino. Al parecer, aquellas denuncias de los productores agropecuarios y hasta de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) -que registró 300 focos- no sólo eran ciertas, sino que advertían acerca de la verdadera dimensión del problema sanitario. "No hicieron un buen trabajo y eso nos cae realmente muy mal. Hoy -por ayer- se anuncia que hay focos. Era obvio, porque había que asumir la situación de una buena vez; dejar la política para otro momento y empezar a ser creíbles", expresó el titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Manuel Cabanellas.

En agosto del año pasado surgió la primera advertencia sobre el ingreso de animales infectados de Paraguay. En esa oportunidad el Gobierno lo reconoció y ordenó el sacrificio de 3000 animales. Inmediatamente se desarrollaron operativos de vacunación, aunque desde la órbita oficial encabezada por Antonio Berhongaray -hasta el viernes pasado titular de la cartera de Agricultura- se los desmintió categóricamente. A partir de diciembre pasado aumentaron las denuncias sobre la aparición de animales enfermos. Mientras tanto la cartera agrícola y el Senasa continuaron negando la veracidad de esas versiones. En las últimas cuatro semanas la situación se agravó al punto que aparecieron evidencias concretas de la enfermedad. La Nación publicó fotografías de animales con llagas en la boca y pezuñas sangrantes, que, para los ganaderos, no dejaban ninguna duda sobre la naturaleza del mal.

En la estrategia contra la enfermedad, Berhongaray se apoyó desde un principio en el actual vicepresidente del Senasa, Eduardo Greco, un epidemiólogo que, pese a su perfil netamente técnico, negó la presencia de la aftosa.

Greco, un funcionario de carrera dentro del Senasa, fue también quien fundamentó científicamente, a finales de la administración de Menem, la conveniencia de dejar de vacunar contra la enfermedad.

En este tour de force contra la aftosa, los gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y los principales dirigentes del campo prefirieron mantener el tema bajo un cono de sombra. La razón esgrimida era que se trataba de "una cuestión de Estado" y que había que "preservar los mercados". Hoy, esas opiniones se modificaron.

Sobre el volcán

En una jornada vertiginosa, Savanti recibió ayer por separado a los representantes de tres de las cuatro principales entidades del agro -el titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, no llegó al encuentro-. Posteriormente, sostuvo una reunión con Machinea y entre los dos habrían llegado a la conclusión de que la mejor opción era "blanquear" la situación sanitaria de la Argentina. La idea, dijo una alta fuente de la ahora Subsecretaría de Agricultura, sería anticiparse a la misión sanitaria proveniente de los Estados Unidos, prevista para fines de mes.