Aumentan entre 10 y 30% las tarifas de electricidad
El alza rige desde este mes para hogares con consumos superiores a 650 kW/h por bimestre
La posibilidad de tener que pagar, por primera vez, subsidios a las empresas de distribución de electricidad llevó ayer al Gobierno a tomar una medida prevista en realidad, según el cronograma oficial, para agosto de 2006: un aumento en las tarifas residenciales. La decisión, anunciada por el ministro de Planificación, Julio De Vido, supone un alza de entre un 10 y un 30% para los usuarios de mayores consumos de la Capital Federal y el conurbano bonaerense, e involucra a más de un millón de clientes/hogares o, lo que es lo mismo, a más de cuatro millones de personas.
Se aplicará desde el 1° de este mes para los domicilios con demanda superior a los 650 kW/h por bimestre, un 24% de los consumidores del área metropolitana. A partir de ese segmento, las tarifas subirán gradualmente hasta un 30 por ciento. También los comercios y la industria están involucrados: sus facturas se encarecerán un 10 por ciento.
La decisión emerge en el momento de mayor debilidad política de la Casa Rosada desde 2003 y fue tomada hace dos semanas, un día después de la votación del Congreso, que terminó con el no del vicepresidente Julio Cobos a las retenciones móviles. Alguien que habló varias veces en las últimas semanas con el matrimonio Kirchner y con De Vido sorprendió días atrás a LA NACION: "Varios funcionarios, incluido De Vido, estaban aliviados por lo de Cobos".
Más que en el fin de la tensión con el campo, hay que buscar las razones del alza de tarifas -la primera en siete años para los hogares- en las necesidades de caja. Edenor, Edesur y Edelap, las distribuidoras del área, soportaban desde hacía seis meses problemas para pagar sueldos y, más aún, el alza salarial del 20% negociada con el sindicato de Luz y Fuerza, que rige desde hoy. De los $ 300 millones adicionales por año que supone la medida para las tres distribuidoras, más de la mitad irá a pagar ese 20% de suba salarial.
Nadie admitirá esto en público. La presentación distribuida ayer por De Vido iba en sentido contrario. "El 100% de estos incrementos -dice- se aplicará a un plan de inversiones para ampliaciones y mejoras de la red eléctrica." Pero las empresas creen otra cosa. Y el propio De Vido se acercó bastante al asunto cuando afirmó, en una breve conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por el secretario de Energía, Daniel Cameron: "El objetivo central de la medida es evitar la aplicación de nuevos subsidios al consumo de la energía eléctrica. De no aplicar esta modificación tarifaria, el Estado tendría que empezar a aplicar recursos en la infraestructura de distribución, porque las empresas no podían hacerlo, dado que estaban al máximo de su capacidad operativa".
Conceptos similares utilizó Alejandro Macfarlane, presidente de Edenor y de la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica. "Es una medida muy apropiada -dijo-. Fue muy acertado haber excluido de los subsidios al sector de la distribución." Un 1% del aumento será trasladado a la transportista Transener, que recibirá así unos 10 millones de pesos adicionales por año. Transener es controlada en partes iguales por Pampa Holding, dueña de Edenor, y por la firma Electroingeniería.
¿Hubo un cambio de actitud? En el sector privado creen que sí. De Vido pareció darles motivos cuando leyó cuadros que las propias compañías muestran con desesperación desde hace seis años y que consignan, por ejemplo, que el área metropolitana tiene las tarifas más bajas del país y de la región. El ministro dijo que la decisión apuntaba a "mejorar la distribución del ingreso y a un uso racional de la energía".
Las distribuidoras ya le habían advertido al Gobierno de sus desvelos salariales. Lo sabía también el secretario general de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, que anteayer había sorprendido al mundo sindical pidiendo aumentos. Lescano estaba ayer en la Casa Rosada, en la conferencia de prensa. La posibilidad de aplicar nuevos subsidios había rozado la imaginación de alguno en estos días. Pero, en rigor, quien tiene problemas de caja es también el Tesoro nacional, al que le costará este año $ 15.000 millones evitar que las tarifas no suban por los costos y la rentabilidad de las generadoras.
La jornada mostró también la reaparición pública de Cameron, silencioso desde hacía tiempo tras advertir que sus propuestas de aumentos chocaban contra la negativa de la Casa Rosada. Hace ya bastante que el rol del secretario de Energía es asumido, en los hechos, y por orden de Néstor Kirchner, por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Una cuestión de costos
"Queremos -dijo De Vido- cumplir con el compromiso de distribuir los costos de las nuevas inversiones entre hogares de mayor consumo y mayor poder adquisitivo, evitando en este esfuerzo la participación de los hogares de menores recursos y profundizando así el proceso de distribución del ingreso."
Los costos fueron parte decisiva en esta historia. Porque, en realidad, la decisión de ayer emerge de un acta firmada entre el Gobierno y las distribuidoras en 2006. Según el mecanismo de monitoreo previsto allí, si los costos superan el 5% por semestre, las empresas tienen que comunicar la situación para que el Gobierno lo solucione con tarifas u otros mecanismos.
Hasta ayer, parte de esa compensación surgía de lo que las distribuidoras recaudaban por el plan de premios y castigos para ahorrar energía. De Vido anunció que los premios para consumos superiores a 1000 kW/h quedarían sin efecto. Hace tiempo que los costos de las empresas superan el 5 por ciento.
La visión de economistas y empresarios
"Es posible que la suba de tarifas aporte un alza de 0,2% al IPC oficial de agosto"
MARINA DAL POGGETTO
Economista
"Es una medida que tiene efectos inciertos en términos de inversiones"
RICARDO DELGADO
Economista
"El impacto dependerá del uso más o menos intensivo en cada rama del sector"
CARLOS DE LA VEGA
Presidente de la CAC
"Todo suma, pero es un parche. No se sabe si forma parte de una estrategia o si es algo aislado"
ROGELIO FRIGERIO
Economista
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