El estimado de intención de siembra de soja y de maíz en Estados Unidos publicado por Departamento de Agricultura estadounidense (USDA, por sus siglas en inglés) el 31 de marzo último no logra modificar sustancialmente el ajustado balance de oferta y demanda mundial que se proyecta para la próxima cosecha 2022/2023. El informe confirma la caída en el área de maíz en 1,564 millones de hectáreas y el aumento en la superficie de soja en una cantidad muy similar, 1,521 millones de hectáreas. No hay duda que toda el área que pierde el maíz es capitalizada por la soja.
En el caso del maíz el USDA está proyectando un rinde promedio de 111 quintales por hectárea y una superficie cosechable del 95% sobre el área sembrada. Con estas presunciones de rinde y de superficie cosechada, en maíz estadounidense, se llega a un volumen de producción 2022/203 de 383,9 millones de toneladas, sin cambios respecto de la producción 2021/2022, de 383,8 millones. El dato para destacar de esta estimación es que el USDA está trabajando con valores de rindes y superficie cosechada en el límite máximo.
Dicho esto, cualquier corrección a la baja de alguno de estos dos factores de oferta tendrán un impacto directo en la caída en la producción potencial. Ejemplo, una caída del rinde en 500 kilos por hectárea y una pérdida de la superficie cosechada del 1,5% provocarían una baja en la producción de maíz de 8,2 millones de toneladas, impactando en un potencial menor saldo exportable.
Podemos decir que en la cosecha 2021/2022 la situación esta equilibrada, la caída en las exportaciones de maíz de Ucrania será ampliamente compensada por el aumento en el saldo exportable de Brasil y por el sostenimiento de las exportaciones de la Argentina, en el orden de los 40 millones de toneladas. El problema lo tendremos en la próxima cosecha 2022/2023, pues no se sabe a ciencia cierta cuál será la producción y el saldo exportable de maíz de Ucrania, y cuál será la producción en la Argentina y en Brasil.
Respecto del mercado de maíz, sorprende la baja que muestra Chicago en los futuros, que entre las posiciones mayo y diciembre es US$21 por tonelada. Esta baja estaría dando por sentado que los rindes de maíz serán cercanos a los récords y que el clima durante las etapas críticas del cultivo será excepcional. Las siembra de maíz recién comienzan, se proyecta un año muy seco y caluroso y hoy existen incipientes focos de sequía en Iowa, Nebraska, Kansas y en el norte de Illinois.
Como vemos, en su informe de perspectiva de siembras el USDA quemó todas las naves tomando rindes récords de maíz y área cosechable superior a los promedios históricos, lo que muestra el alto riesgo por delante y la dependencia que salga todo muy bien, para poder llegar a la producción estimada.
La Argentina tiene hoy una oportunidad única para dar un fuerte mensaje al mundo: En momentos en que se avecina una crisis alimentaria global nuestro país debería estar pensando en cómo aumentar las exportaciones de maíz y ocupar espacios de demanda que la crisis del Mar Negro está liberando al mercado. En un punto, nuestro país está mirando para otro lado, no podemos restringir las exportaciones de maíz cuando Europa, por citar un solo ejemplo, tiene stocks apenas suficientes para dos meses y cuando peligra la producción de carne vacuna y el abastecimiento de su población.
El autor es presidente de Pablo Adreani & Asociados