Ante las complicaciones para importar insumos y la incertidumbre financiera local hay escasez de productos, como la urea; la forma de pago también genera controversias
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La provisión de urea y glifosato sigue complicada. Los vendedores no tienen stock o entregan mercadería sin aceptar pagos al contado. “Casi ningún importador grande puede vender urea porque no le aprueban las SIRA. Muchos tienen barcos llegando al puerto y deben almacenar la mercadería en un depósito fiscal para esperar la aprobación del trámite. Hace dos meses que no sea aprueba ninguna SIRA”, observa Enrique Bayá Casal, titular de una empresa que comercializa semillas, fertilizantes y agroquímicos.
Por eso “resulta difícil conseguir ese fertilizante que se cotizaba a US$860 por tonelada a principios de octubre y que ahora no tiene precio porque no hay producto por vender”, agrega.
El empresario dice que hay mayor disponibilidad para la venta de fosfato monoamónico, que se cotiza a US$950 por tonelada. Sin embargo, tanto la urea como el fosfato no se pueden pagar al contado. “La mayoría de los vendedores exige pagos en dólares en enero o granos de la cosecha gruesa 2023/2024″, dice Bayá Casal. Es decir, “te lo vendo pero no te lo dejo pagar por que no me dejan pagar al proveedor externo”, es la situación. Así, casi todos los fertilizantes que se venden hoy son a pagar más adelante.
Incumplimientos
Con los agroquímicos más demandados –glifosato, atrazina, 2, 4 D y paraquat– pasa lo mismo. Hasta el 22 del mes pasado las compras se podían pagar al contado. Después de esa fecha, los pedidos van a ser cancelados el año que viene. Esa es la condición de compra de muchos negocios.
El glifosato se cotizaba a 7,5 dólares por litro y es el más complicado para conseguir porque ya van dos meses sin aprobación de SIRA y por ser demandado en grandes volúmenes. El resto de los agroquímicos tiene oferta limitada por la misma causa, lo que explica por qué las empresas vendedoras no pueden cobrar lo remitido.
Mientras tanto, no poder pagar a las terminales extranjeras por las trabas que impone la actual administración esmerila las relaciones de crédito de la Argentina con muchos países. Simultáneamente, complica innecesariamente el vínculo entre las agronomías y los clientes de muchos años, que quieren pagar lo que compran al contado y no pueden.
A diferencia de los herbicidas, Bayá Casal admite que hay suficiente disponibilidad y fluidez de comercialización de insecticidas y fungicidas para proteger los cultivos en la campaña.
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