En la red X, Daniel Barcelonna contó cómo avanzaron sobre diez silobolsas con cebada en un campo de Azul
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“Aún no terminé la cosecha y ya tuve la visita de mis amigos de cuatro patas. Ni siquiera tuve tiempo de instalar los eléctricos”, escribió en las redes sociales el productor agropecuario Daniel Barcelonna junto a una imagen que muestra silobolsas rotos y granos que sobresalen por los huecos y están desparramados por el suelo.
En diálogo con LA NACION, el productor contó que los culpables de este incidente son los jabalíes y lamentó que no se trate de un caso aislado. “Todas las semanas me encuentro con alguna rotura. En los últimos años crecieron de forma exponencial, y se convirtieron en una plaga. Ya son incontrolables y hacen muchísimo daño en los cultivos y en los cereales”, comentó.
Detalló que fueron diez los bolsones de cebada mordidos en el campo que tiene en la localidad bonaerense de Azul; indicó que en ciertas ocasiones el número puede ser aún mayor y en bolsones con cualquier cultivo. En rigor, en noviembre pasado había publicado en redes sociales una imagen muy similar, en donde decía: “Nuevamente me visitaron mis amiguitos de 4 patas! Creo que para el invierno estarán gordos”.
El productor explicó que el campo de sierras, pajonales y arroyos hace un ambiente mucho más propicio para la reproducción de este animal. Por esa razón, para intentar prevenir la mayor cantidad de ataques, suele colocar alambrados con electricidad. “Esta vez no llegué a instalar los alambrados que me los rompieron antes”, dijo. También indicó que en la zona hay productores que en determinadas épocas del año autorizar la caza en sus establecimientos.
Por las roturas, el productor tiene que recoger el cereal para que no se eche a perder y no atraiga a otros animales. Otro problema es el ingreso de humedad.
En un proyecto sobre diversas especies invasoras que afectan a la producción, en 2022 el exMinisterio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) concluyeron que el jabalí causa por año en la Argentina una pérdida económica de US$1380 millones.
Se trata de una especie originaria del norte de África, se diseminó por toda Europa y Asia. Fue introducida en 1905 en la Argentina por Pedro Luro, que la trajo de Francia a su propiedad ubicada en la provincia de La Pampa para la caza. Pero luego de unos años hubo una fuga de muchos ejemplares. Eso los convirtió en animales silvestres que luego, con el apareamiento con cerdos domésticos, se volvieron cimarrones.
Asimismo, al desarrollarse en el país, la especie logró tamaños mucho más grandes que los ejemplares europeos, debido a la facilidad que tenían para alimentarse y a la escasez de depredadores. Sus crías tienen el lomo amarronado con franjas longitudinales blancas y cuando crecen todo su pelaje se vuelve oscuro. Los machos tienen colmillos característicos, codiciados como trofeo de caza. Se han convertido, por un lado, en buscados por cazadores y, por el otro, en plaga para los productores.
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