El conocimiento específico de los nutrientes que contribuyen a maximizar los rindes de la soja es esencial para lograr eficacia en su uso. Además, su manejo contribuye a mejorar el resultado. Junto a Valentín Gentiletti analizamos sus características:
Nitrógeno: la soja es un cultivo sumamente demandante en nitrógeno. Requiere aproximadamente 75 kg de nitrógeno/ha para producir 1 tn/ha de grano. Debemos asegurarnos de que el inoculante a utilizar tenga la carga microbiana adecuada y que el proceso de inoculación sea correcto. Una manera de chequear a campo que el inoculante está actuando es arrancar una planta, observar la cantidad de nódulos y prestar atención el lugar de la raíz en el cual están ubicados. Generalmente a los nódulos formados por las bacterias provenientes del inoculante los veremos en la raíz principal. En cambio, los nódulos de raíces secundarias son aquellos formados por bacterias naturalizadas en ese suelo (son menos eficientes en el proceso de fijación).
Fósforo: La clave es realizar un análisis de suelo para ver dónde estamos parados. Diversos ensayos han demostrado que, en niveles debajo de 13-14ppm de fósforo, la respuesta a la fertilización es significativa. Cabe destacar que la respuesta es independiente del potencial de rendimiento. Va a depender directamente del nivel de fósforo en el suelo. La saturación de respuesta para niveles de fósforo entre 8-15ppm se encuentra aplicando entre 60 a 40 kg de P2O5/ha, respectivamente.
Azufre: es un nutriente de suma importancia. Su deficiencia (hojas cloróticas jóvenes) puede provocar significativas mermas en el rendimiento. Además, es un nutriente aliado de la fijación biológica del nitrógeno, ya que el mismo forma parte de proteínas que intervienen en el proceso. Se ha observado que en suelos con menos de 10ppm de azufre existe respuesta a la fertilización.
Micronutrientes: Aún no contamos con información contundente sobre respuestas a microelementos; sí se pueden observar ciertas tendencias. Algo que se está comenzado a ver es la respuesta a Boro. No hay umbrales claros pero se estiman que están alrededor de 1-2ppm. También se observa una mejor respuesta siendo aplicado en el período de floración.
Fertilizar a la siembra: Las semillas de soja son muy sensibles a los efectos salinos y fitotóxicos de los fertilizantes aplicados en contacto directo. Los factores que pueden afectar son el tipo de fertilizante, la dosis y el nivel hídrico que presenta el suelo a la hora de fertilizar. Existen máquinas que colocan el fertilizante tres centímetros al costado o por debajo de la línea de siembra. En estas máquinas no deberíamos tener mayores inconvenientes, pero en sembradoras que aplican el fertilizante en contacto directo con la semilla lo aconsejable es jugar con los tres factores anteriormente mencionados.
Claves
- El cultivo requiere unos 75 kilos de nitrógeno por hectárea para producir una tonelada del grano. Hay que asegurarse de que el inoculante tenga la carga microbiana adecuada y que el proceso de inoculación sea el correcto.
- Ante el fósforo la clave es realizar un análisis de suelo para saber dónde se está parado. Diversos ensayos han demostrado una respuesta significativa con niveles de 13-14 ppm. La respuesta es independiente del potencial de rendimiento del cultivo.
- En materia de micronutrientes no hay información contundente sobre respuestas en el cultivo, pero sí hay tendencias, como en Boro, por ejemplo.
El autor es asesor.