Por Pablo Adreani Especial para La Nación
En las últimas semanas el "factor clave" que ha tenido influencia en nuestro mercado ha sido la actitud de Brasil respecto de sus compras de trigo y maíz. En el primer caso los molinos brasileños han optado por comprar trigo de EE.UU., y esto llegó a interpretarse como una negativa de Brasil a comprar trigo argentino. Nada mas lejos de la realidad.
Me permito poner una dosis de mayor claridad en este tema: es muy común que los molinos de Brasil, ubicados en los Estados del nordeste, adquieran cereal proveniente del hemisferio norte. En la campaña 95/96 Brasil compró 1,8 mill./t de trigo estadounidense y canadiense (900 mil /t de cada uno) y en ese momento las importaciones totales llegaron a 5,9 mill./t, de las cuales 3,7 fueron de la Argentina.
Luego vino el problema del "hongo tilletia" en el trigo de EE.UU. y esto hizo que los brasileños optaran por el trigo canadiense. A partir de 1999 Brasil aceptó el ingreso de trigo estadounidense y compró casi 100.000 t, mientras que redujo sus compras a Canadá a 200.000 t y aumentó su requerimiento de trigo argentino en casi 3 mill./t, al pasar de 3,7 a 6,5 millones.
En un lapso de apenas 4 años Brasil aumentó sus importaciones de trigo en un 40%, equivalente a casi 2 mill./t, al pasar de 4,8 millones en 1997 a 6,8 en la campaña actual. Nuestro país, gracias al Arancel Externo Común y a la cercanía con los puertos brasileños, ha podido satisfacer buena parte de ese incremento. Sin embargo, ahora los molinos brasileños argumentan no estar conformes con la calidad del trigo argentino aunque tampoco aceptan pagar un mejor precio por trigos de mejor calidad. Cosa que sí hacen cuando compran trigo estadounidense y canadiense. Por ejemplo, hoy el trigo canadiense grado 1 con 10/12,5% de proteína cotiza en 166 dl/ton, mientras que el cereal argentino lo hace en US$ 121 para embarque en septiembre. Y si hablamos de la nueva cosecha nuestro trigo vale US$ 101 FOB, mientras que el trigo de EE.UU. cuesta US$ 120 FOB Golfo para embarque en diciembre.
Luego hemos visto que un molino brasileño (se habla de Molino Santista, del Grupo Bunge) habría revendido una compra de trigo estadounidense realizada un par de semanas atrás, tomando ganancia por la suba que se produjo en los precios del Golfo. A mi entender la estrategia de Brasil ha sido promocionar sus compras en EE.UU. pensando que podría influir en la baja del trigo argentino, cosa que, hasta el momento, ha logrado.
El otro mercado que fue influido por Brasil ha sido el de maíz, cuya baja de precios debe asociarse puramente a una cuestión de oferta y demanda que coincidió con la cancelación de sus compras, debido a las trabas impuestas al maíz transgénico. Hoy, reanudados los embarques, el mercado sigue con ánimo deprimido. No ya por el efecto Brasil sino por la gran cosecha que se espera en EE.UU.
Tarde o temprano, Brasil va a necesitar más maíz de la Argentina; se estima que pueden llegar a comprar 1 mill/t adicionales. Sin embargo, no sólo Brasil está para comprarnos maíz. Hoy, a los actuales niveles de precios, comienza a surgir una firme demanda de Libia, Chile, España y los países de América Central. A partir de ahora esto puede llegar a marcar un punto de inflexión en el mercado que debe luchar contra el fantasma de la cosecha récord de EE.UU.
El autor es analista de mercados y director de AgriPac Consultores A.