En la turbulencia, una oportunidad para que crezca el capital social

Otra vez a cielo abierto. Tras haberse suspendido en el formato presencial por la cuarentena contra el Covid-19 en 2021, Expoagro vuelve a ser presencial. Y es un acontecimiento clave para el agro argentino. Aunque las formas digitales están aumento y tienen enormes ventajas, el “cara a cara” constituye uno de los activos más importantes de la actividad. Como afirman los especialistas, es una forma de constituir capital social: miles de conversaciones o vínculos que se generan con el propósito de encontrar mejores respuestas al negocio.

Además de las novedades de productos y servicios, que tienen como denominador común el ahorro de costos, la innovación tecnológica y la sustentabilidad, y el extenso programa de charlas de capacitación, Expoagro será una demostración, entre el martes y el viernes próximo, de la competitividad que tiene hoy el campo argentino. Es una exposición que está a la altura de las grandes ferias del mundo, como Agritechnica, en Alemania, o el Farm Progress Show, en Estados Unidos.

Al mismo tiempo, las personalidades políticas y económicas que visitarán la muestra aportarán una caja de resonancia a la realidad que se vive hoy en el agro. No solo será importante lo que digan, sino la capacidad que tengan para escuchar.

Esto último es particularmente crítico porque el escenario es complejo. La invasión de Rusia a Ucrania pone en riesgo la seguridad alimentaria global, tal como advirtió hace unos días el director general del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA), Manuel Otero.

“Ucrania es un granero para el mundo, con el 57% de su superficie terrestre cultivable para la agricultura. La producción de trigo en el país aumentó aproximadamente un 10%, en promedio, entre 2000 y 2020″, señala un informe del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt). En 2022, Ucrania se ubicó como el quinto exportador de trigo a nivel mundial, con US$ 3590 millones, recuerda.

“Hay más de seis millones de hectáreas de trigo sembradas en campos de agricultores en toda Ucrania que se cosecharán en junio y julio de este año. La duración y profundidad de la crisis actual tiene implicaciones potenciales para el destino de este cultivo en el campo y para su posterior cosecha y distribución global”, advierte. Esa tensión se viene reflejando en las cotizaciones de Chicago y Kansas. Y los observadores, además, ya advierten sobre los riesgos que hay en las zonas que se abastecen con el trigo de Ucrania y Rusia como Medio Oriente y el Norte de África.

El informe del Cimmyt agrega que “esto llega en un momento de aumento de los costos en la agricultura, incluido el aumento del precio de los fertilizantes nitrogenados y el aumento de los costos del combustible y la cadena de suministro. La brecha entre la oferta y la demanda también se está ampliando con la inestabilidad climática, como las condiciones de sequía, que afectan tanto a la producción nacional como a las existencias de exportación en varios países”.

Por ese motivo es difícil observar este escenario en términos de cuánto puede ganar la Argentina con sus exportaciones. En rigor, el propio Gobierno adopta medidas que van en contra de cualquier ventana de oportunidad que eventualmente se pueda abrir. Finalmente puso en marcha el fideicomiso para subsidiar la compra de harina y fideos. Junto con el mecanismo de “volumen de equilibrio” para regular las exportaciones se repetirá el mecanismo de transferencia de una parte de la cadena a otra. De igual forma es lo que sucede con el fideicomiso de girasol, otro producto que también está en crisis por la guerra entre Rusia y Ucrania.

Las preocupaciones por una mala campaña de granos gruesos por la sequía más la incertidumbre económica no se diluyen por la mejora de los precios. Aunque el índice AgBarometer del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral exhibió una mejora de 14 puntos porcentuales en enero respecto de noviembre pasado, se mantiene en niveles pesimistas. “La mitad de los productores agropecuarios opinan que, a pesar de los altos precios del maíz y la soja, el impacto del clima será de tal magnitud que los resultados económicos serán peores o mucho peores que en el ciclo anterior”, sostiene el informe.

Y pese a que el presidente Alberto Fernández haya dicho esta semana en su discurso frente a la Asamblea Legislativa que el agro es importante y que el país necesita aumentar sus exportaciones, las medidas que toma el Gobierno, claramente, van en sentido contrario. Las contradicciones están a la luz del día.