Ana Indart, de 50 años, se desempeñó como jefa de Gabinete de Trenes Argentinos Operaciones durante el gobierno anterior; ahora apunta a productos biológicos para el agro
![Ana Indart: "Quería dejar de quejarme de la política"](https://www.lanacion.com.ar/resizer/v2/ana-indart-queria-dejar-de-quejarme-de-la-VBEDVDHT2ZHHBOWJB2X72PLG5A.jpeg?auth=9339a2d05a276d6f084b0272ed4968d7fd6de9ff7d032718456f58f500f79f59&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
“No me gusta la política, me pareció que no soy un pez que se mueve en esas aguas”. Esa fue la razón por la que Ana Indart, de 50 años, hizo un giro de 180 grados en su vida al pasar del sector público al privado para iniciar su propio proyecto. Durante la presidencia de Mauricio Macri se desempeñó como jefa de Gabinete de Trenes Argentinos Operaciones. Aceptó el puesto por lo siguiente: “Quería dejar de quejarme de la política, como hacemos siempre, y poner yo misma un granito de arena”. A pesar de que sintió que no era su lugar, esa experiencia le permitió comprender lo que ella quería: tratar de mejorar la vida de los demás.
“Fue lo más lindo que me dejó la función pública, darme cuenta de lo gratificante que es impactar positivamente con mi trabajo en la sociedad y quise seguir ese camino, pero desde otro lugar”, explicó.
Fue así que, con esa idea en su cabeza, encontró en un fondo de inversión un proyecto para, junto a dos socios, los científicos Tadeo Fernandez Göbel y Federico Ocampo, desarrollar bioplaguicidas basados en microorganismos.
Para ello desarrollaron una plataforma que utiliza herramientas de inteligencia artificial con valor predictivo para maximizar la eficacia y consistencia de los productos en el campo. A esa empresa la llamaron Elytron.
Actualmente, además de haber creado la plataforma de bioinformación, se encuentran en pruebas de laboratorio y próximos a iniciar el proceso de validación de algunos productos en el Senasa.
Para Indart, que es licenciada en administración de empresas, este proyecto entrelaza su amor por la naturaleza y por el campo, con sus ganas de impactar positivamente en la vida de otras personas.
“El sector público me parece espectacular, pero presenta desafíos enormes. Una sale un poco golpeada de ahí, pero con las herramientas para comenzar un emprendimiento que tiene desafíos constantes, muchos altibajos. Hay que conseguir inversión, hay que generar relaciones con los equipos y construirlos”, afirmó.
![Ana Indart, Tadeo Fernandez Göbel y Federico Ocampo, los fundadores de Elyton](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/ana-indart-tadeo-fernandez-gobel-y-federico-SESK57UOIVC45OGIHZ4JHVV7MM.jpeg?auth=56e71c4de10dd10d31eecec3c25a2299625977117511037c37ef35b06d083f7a&width=420&height=316&quality=70&smart=true)
Cuando estaban listos para comenzar, llegó la pandemia y la cuarentena. No obstante, eligieron apostar a su proyecto porque querían aprovechar la oportunidad de negocio. “Veíamos que los procesos de desarrollo de bioinsumos en su mayoría son muy lentos, que faltaba innovación, por eso desarrollamos una plataforma de bioinformática en donde empleamos inteligencia artificial para maximizar los tiempos de desarrollo de los productos biológicos”, indicó.
“Los productores saben que los bioinsumos son más sustentables, o que en algún momento pueden llegar a impactar en sus ingresos a través de la monetización de bonos de carbono, pero no los adoptan porque en muchos casos no funcionan y ellos, con razón, no están dispuestos a correr grandes riesgos a la hora de atacar a las plagas”, señaló.
“No reniego de la importancia de los agroquímicos, pero creo que hay una gran posibilidad de mejorar la forma en que la comida llega a la mesa de la gente. Eso no implicaría sacarlos de la faz de la tierra, sino que de a poco ir disminuyendo su consumo para ser más sustentables y amigables con el medio ambiente, que es lo que todos queremos”, agregó.
El primer año de trabajo lo hicieron con conexión virtual. Ocampo y ella en la Argentina, mientras que Fernandez Göbel en Canadá, donde estaba por un doctorado. En diciembre de 2020 recibieron su primera inversión de US$200.000 de GRIDX. “Somos la única startup de su portafolio que empezó con un dibujo en una servilleta y nada más”, contó, orgullosa.
“Hoy estamos en pleno desarrollo de nuestros primeros productos que, a su vez, empiezan a validar también con nuestra plataforma tecnológica tanto inversores locales como internacionales interesados en esto porque el mercado de biológicos está en auge completamente y hay mucha avidez de soluciones innovadoras en el sector”, remarcó.
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