El inicio del presente año generaba la expectativa habitual de lo que podría deparar el clima durante los meses de enero y febrero, momento en el cual buena parte de las cosechas de verano encuentran su situación más crítica. Con condiciones de un fenómeno climático Niña desarrollándose desde fines de 2017, la preocupación de los productores agropecuarios en América latina -particularmente en la región más austral- era extrema.
Los peores augurios no se hicieron esperar. La sequía propia de un fenómeno como el más arriba comentado, terminó generando una muy buena cosecha en Sudamérica (particularmente en Brasil que obtuvo un récord), pero con fuertes recortes productivos para Uruguay y para la Argentina. Con cerca de 20 millones de toneladas de pérdidas en la oleaginosa y otro tanto en el maíz, las mejoras en los valores internacionales de estos dos productos (al menos) deberían compensar semejantes quebrantos.
Esto era lo que muchos productores de nuestra pampa húmeda, NOA y NEA esperaban. Al respecto, la soja posición noviembre de 2018 en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) llegó a ubicarse en torno de los 340 dólares por tonelada, mientras que la posición mayo de 2019 llegó a superar en algunas ruedas (aunque pocas), los 300 dólares.
Pero, al parecer, lo bueno dura poco. Allá por fines de marzo, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, comenzaba a mostrar lo que posteriormente sería una guerra comercial con China que, a pesar de la tregua recientemente anunciada, todavía persiste. Todo lo bueno que se podía esperar en la compensación de los precios de los granos por los fracasos en la Argentina y en Uruguay se derrumbó de golpe. La soja, que a principios de marzo evidenciaba unos saludables casi 400 dólares por tonelada en Chicago, orillaba los 300 durante la primera parte de julio.
Pero eso no fue todo. A principios de septiembre los vaivenes de la economía en nuestro país generaban un nuevo esquema de derechos de exportación, que se mantenían (aunque de forma diferente para la soja), al tiempo que se reinstauraban no sólo para el resto de los granos, sino para todos aquellos productos exportables.
Perspectivas
Claramente es imposible saber qué va a pasar de aquí en adelante, pero lo que sí resulta claro es que ya ha transcurrido un año y nos encontramos una vez más en la misma instancia que otros años a esta fecha. Aunque siempre existen diferencias. Este periodo que termina está dando paso a un nuevo año, sólo que este será Niño, climatológicamente hablando.
Al momento de redactarse la presente columna, las estimaciones de la cosecha de soja de Brasil comenzaban a recortarse por la sequía imperante en muchas zonas y si bien China ya ha vuelto a comprar soja estadounidense, habrá que esperar a que se terminen los 90 días de tregua entre ambos países. ¡Felicidades y hasta el año que viene!
El autor es socio de Nóvitas SA