A días del cierre del año, uno de los análisis obligados es sin duda la evolución de los precios de la hacienda. El 2020 será recordado como el año de la pandemia y la carne, como tantos otros alimentos, reforzaron su carácter de esencial logrando sostener niveles muy sólidos de demanda, trasladados al valor de la hacienda en pie.
Sin embargo, según un informe de Rosgan, las variaciones en el precio de la hacienda, medido a través del Índice General Mercado de Liniers (IGML), no permiten detectar un patrón de comportamiento constante a lo largo del tiempo en relación a la inflación.
"La precaria situación económica en la que nos encontró esta pandemia posicionó a la hacienda no solo dentro del terreno de lo ‘esencial’ sino que, además, la erigió como una de las pocas alternativas de resguardo de valor, a la que acudieron muchos productores", remarca el informe
En este sentido, "la hacienda vuelve a estar en el centro de escena ofreciendo una de las alternativas de resguardo más atractivas y seguras, ante el alto grado de incertidumbre política y cambiaria en la que se vio inmersa la economía, aun previo a la pandemia".
"En los últimos 12 meses, aun considerando valores parciales de diciembre, las categorías de vacas y toros aumentaron un 70% y 76%, respectivamente mientras que los novillos, novillitos y vaquillonas", señala el estudio.
Un primer análisis de Rosgan es que, aun a valores constantes, los precios actuales se encuentran más caros respecto del promedio de los últimos cinco años, "tanto el novillo, como el novillito y la vaquillona son las categorías que menor apreciación relativa muestran, al posicionarse un 20% por sobre el promedio mientras que el resto de las categorías se encuentran un 40% más caras en relación a los últimos cinco ciclos".
"Ahora bien, viendo algunos movimientos puntuales por categoría, vemos que más allá de la luz de alarma que se ha encendido en el mercado la reciente escalada del precio del gordo, sus valores no difieren de los niveles registrados en 2016. Por el contrario, si lo comparamos con los picos registrados durante el segundo trimestre de ese año, los valores actuales se encuentran ligeramente más baratos (-1%) en términos constantes", indicaron.
Para Rosgan, en el caso de la vaca y por efecto arrastre el toro, claramente el punto de quiebre fue el surgimiento de China como principal demandante de estas categorías, donde "a fines de 2018 comienzos de 2019 se incrementa su valor relativo contra el resto de las categorías, marcando picos estacionales de hasta un 85% del valor del novillo contra el 70% que históricamente ha valido en estos períodos".
En este contexto, dijo que sorprende la apreciación que están registrando los toros en los últimos meses al despegarse en un 10 hasta 12% del valor de la vaca. Ambas categorías se encuentran hoy entre un 40% y un 50% más caras que el promedio de los últimos cinco años, siempre medido a valores constantes.
Por otra parte, el ternero se presenta como "la gran estrella dentro de las distintas categorías", con una marcada apreciación desde mediados del año pasado, que luego se vio acelerada este año desde el inicio de la zafra. Medido contra su valor promedio de los últimos cinco años, el ternero de invernada se encuentra un 40% más caro, a valores constantes: "Si bien la relación contra el gordo este año ha resultado atípica, llegando a marcar relaciones de reposición de hasta 50% más caras, la última suba de precios en el mercado local pareciera corregir parcialmente este desbalance".
Sin embargo, los fundamentos de suba en uno y otro caso no son los mismos. "Mientras el precio del gordo sube por acción de un mayor gasto estacional del consumidor local, impulsado por el fin de año y la apertura de bares y restaurantes, el precio del ternero es sostenido por expectativas de expansión de la ganadería, apreciación de la hacienda como reservar de valor y perspectivas de zafras relativamente mas limitadas en cuanto a nivel de oferta", indicó.
Es decir, "la temporalidad de ambos fundamentos es diferente: el primero es de un horizonte más limitado mientras que el segundo habla de perspectivas que involucran a más de un ciclo ganadero".
"Claramente el horizonte de valores que marque la invernada terminará condicionando los engordes y tras ello, el valor de la hacienda terminada que llega a los mostradores", concluyó el informe.
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