Deben comprar semillas y agroquímicos con granos cosechados o por cosechar; se pone en riesgo el nivel de tecnología
Cerradas las fuentes de financiamiento bancario y comercial, los productores agropecuarios buscan alternativas para encarar la campaña agrícola 2002/2003.
Con la siembra de trigo en marcha y a un mes de comenzar la de maíz no queda mucho margen para tomar decisiones.
Canjes por cereal disponible o a cosecha, programas asociativos y fondos fiduciarios son "las recetas de emergencia" que en mayor o medida están al alcance del productor.
Por su parte, las empresas proveedoras de insumos, mientras negocian una solución a la cobranza de las deudas por las ventas del año anterior, ofrecen sus paquetes tecnológicos.
Para los productores, es un "tómalo o déjalo. Si la decisión es esta última no queda otro camino que el autofinanciamiento, con una una reducción en la aplicación de tecnología y con los riesgos en los rendimientos que ello implica.
Del diálogo con los productores se desprende que el mecanismo más utilizado es la compra de insumos o bien en dinero en efectivo o por canje de cereal ya cosechado.
Esta última modalidad tiene la ventaja de que el productor evita el costo fiscal del IVA y además recibe el 100% del valor del grano, mientras los exportadores pagan el 90% al contado y el 10% restante a 120 días.
La moneda del productor
En el sudeste y norte de Córdoba algunos productores están empleando el canje con cereal cosechado para la compra de sus insumos. Ese es el caso de Víctor Giordana, que compró semillas de maíz, glifosato y atrazina, entre otros insumos, con maíz y soja que ya tenía cosechada.
Explicó que para efectuar la transacción se toma la mercadería a valor dólar Banco Nación y la cotización del cereal, según pizarra de la Bolsa de Comercio de Rosario, y así se establece la cantidad necesaria de mercadería para la compra de insumos.
Para el canje a futuro, según el productor, sólo se está financiando un 30 por ciento del fertilizante para trigo y hasta un 70 por ciento para el maíz.
Bernardo de Benedetti, productor de esa misma zona, aseguró que el ciento por ciento de las operaciones se hace en la modalidad de canje con cereal cosechado. "Este mecanismo es beneficioso porque se neutraliza el IVA y porque las empresas pagan por el 100 por ciento del cereal al contado, a diferencia de los exportadores, que pagan el 90 por ciento al contado y el resto a 120 días."
Por su parte, Miguel García Fuentes, del CREA (Consorcio Regional de Experimentación Agrícola) Rosario y Monte Buey-Inriville, dijo a La Nacion que "lo único que hemos conseguido es la financiación del 30 por ciento del volumen de fertilizantes para trigo en canje a cosecha. Los demás insumos se pagaron al contado".
Para el caso del maíz, explicó García Fuentes que las empresas salieron a financiar en dólares a una tasa que oscila entre el 1 y el 1,5 por ciento mensual. "Pero nadie las está comprando porque se vende a 70 dólares la bolsa. No entendemos por qué cobran tan caro un producto que es nacional. Por lo menos tendrían que rebajarla un 20 por ciento, que es lo que pagamos los productores en concepto de retenciones", señaló.
Cuando falta un mes para comenzar la siembra del grano grueso, el panorama es de bastante incertidumbre. "En mi opinión creo que se va a reducir la superficie sembrada con maíz y la gente se va a seguir inclinando con la soja, por los menores costos que representan", explicó.
En el norte de Santa Fe se habla poco y casi nada de fideicomisos, formas asociativas y canjes a cosecha. Sólo se compran insumos en efectivo o con grano disponible es lo que expresó el presidente del CREA San Bernardo, Roque Muchiutti.
"Recién estamos comenzando a sembra trigo -a pesar de no ser una zona eminentemente triguera-, pero no hay crédito. El que tiene algo de grano lo puede invertir en fertilizante. De lo contrario, hay que pagar en efectivo", señaló.
"Hoy no existen las fuentes de financiamiento para el productor agropecuario; los bancos no tienen nada y la empresas proveedoras sólo entregan insumos con grano disponible, lo cual no es financiamiento, porque el productor debe tener la mercadería para pagar", comentó José Santinelli, asesor de la Asociación Argentina de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea).
Dos caminos
"Ante esta situación, al productor le quedan dos caminos: o baja su nivel de tecnología -con el riesgo productivo que ello implica- o busca algún socio capitalista y luego se reparten la cosecha a porcentaje", agregó Santinelli.
Si bien reconoce un atraso en la actual campaña triguera, para este consultor el mayor problema lo enfrentará la gruesa. "Va a ser muy difícil sembrar maíz y girasol sin financiamiento."
Santinelli tampoco encuentra alternativa en los fideicomisos, fondos provenientes de inversores institucionales o particulares que administran los bancos con un objetivo prefijado, y en este caso, para la producción agrícola. "Están en pañales y los productores más pequeños no están acostumbrados a ese tipo de trámite", señaló el consultor.
En sintonía con esa apreciación se encuadra el caso de la empresa El Tejar SA, que tiene 50.000 hectáreas agrícolas en toda la provincia de Buenos Aires. "Para esta campaña hemos avanzado con los fideicomisos de los bancos", dijo Oscar Alvarado, de la citada empresa.
Estrategias
Del lado de los proveedores, éstas fueron las impresiones y estrategias enunciadas:
- Carlos Becco, gerente de marketing de Monsanto, anunció como novedad que la empresa ofrece un "combo" con semillas de maíz y agroquímicos que el productor puede financiar pagándolo con trigo nuevo (de la cosecha de diciembre o enero).
Esta modalidad se suma a la venta de la línea completa de productos que tiene la empresa con la "única moneda que hoy dispone el productor, que es el grano disponible".
Becco subrayó que estas alternativas sólo están disponibles para aquellos productores que aceptaron "cerealizar" sus deudas y no para quienes "aún están reclamando pagar con la paridad 1 a 1".
- Ricardo Hara, gerente de marketing de Ishihara Argentina, es el creador, en 1995, del programa Producciones Agrícolas Asociadas (Proas), que consiste en vincular empresas proveedoras de insumos con los productores.
Las primeras aportan semillas y agroquímicos, entre otros insumos, a Proas, quien a su vez los ofrecen a los productores a cambio de un porcentaje de la cosecha. Los productores ponen, a su vez, el capital de trabajo: el campo, la maquinaria, las herramientas y la mano de obra, entre otros.
Cuando Proas cobra el cereal, le paga con esa misma mercadería a las empresas proveedoras de insumos.
Desde 2000 Proas es una Sociedad Anónima. Para este año piensan sembrar 27.000 hectáreas y cuenta con "un fuerte respaldo de las empresas", comentó Hernán Martínez, uno de sus directores.
- Nidera lanzó un programa que incluye bonificaciones especiales, pero tanto ese tema como el de la protección del precio mediante el canje "se analizará caso por caso" y siempre apunta a aquellos "clientes cumplidores", explicó Francisco Firpo, ejecutivo de la empresa.
- Recientemente integrada con Aventis, la empresa Bayer está diseñando una nueva campaña, que aún no está instrumentada.
"Estamos a la expectativa de lo que ocurra con la cobranza de las deudas que mantienen los productores con los insumos", dijo Arturo Peyloubet, del departamento de marketing de la empresa.
"Hasta el momento lo que se ha hecho fue entregar las listas de precios a nuestros distribuidores", señaló el ejecutivo.
Las variables del negocio
Canje I: la empresa proveedora de insumos entrega los productos a cambio de granos disponibles de la campaña 2001/02.
Canje II: la empresa entrega insumos y cobra con cereal de la cosecha 2002/03.
Asociación I: los proveedores aportan los insumos y los productores, el capital de trabajo. La cosecha se reparte proporcionalmente.
Asociación II: los productores aportan el trabajo y buscan socios que aporten el dinero.
Fideicomiso: son fondos de inversores que los bancos ofrecen para financiar la campaña.