Los trigos llegan a las etapas finales del ciclo en condiciones muy diversas. Indudablemente, los mejores son los del sur bonaerense, que recibieron lluvias regulares y que hoy se encuentran en estado de floración con buenas perspectivas de rinde. En el extremo opuesto están los de la región norte. En Marcos Juárez, por ejemplo, esperan bajísimos rendimientos porque la sequía de otoño-invernal fue rematada con las heladas del 7 y del 9 de octubre que los terminó de fulminar.
En situación intermedia hay muchas regiones como el oeste y el norte de Buenos Aires y La Pampa.
Los trigos del norte -en estado de grano pastoso y cambiando el color verde oscuro a verde amarillento- todavía tienen por delante varios interrogantes. El principal es el peso que alcancen los 1000 granos en el actual contexto de escasez de humedad.
"Los cultivos de Córdoba y de Santa Fe se chuparon los últimos chaparrones y dejaron el perfil seco, lo que augura dificultadas para implantar temprano la soja de segunda", reconoce un profesional de Rufino. El técnico estima una reducción del 10 por ciento en el peso de 1000 granos si el clima continúa normal o mucho mayor si sobreviene un golpe de calor, algo que los pronósticos no adelantan por ahora.
Otro problema latente son las espigas verdes. "Algunos cultivos muy afectados, que ya están por alcanzar la madurez fisiológica, generaron una espiguita tardía, que está debajo de la principal y que puede demorar la cosecha. También hay que controlar ataques tardíos de roya y de oruga desgranadora, que completan el combo de factores negativos que se pusieron de manifiesto en una campaña que no será fácil olvidar.