Una pesquisa del gobierno de Estados Unidos que expuso que Chipotle Mexican Grill Inc. había contratado a cientos de trabajadores indocumentados ha convertido a Monty Moran, el impetuoso copresidente ejecutivo de la cadena de comida mexicana, en un inusual paladín de la reforma migratoria.
A principios de año, Chipotle, con sede en Denver, se convirtió en el ojo de huracán de una campaña del gobierno del presidente, Barack Obama, contra compañías que contratan a trabajadores indocumentados.
Tras las redadas, algunos de sus restaurantes han tenido problemas para operar, obligando a gerentes a llevar a cabo apresuradas capacitaciones de reemplazantes.
Esto ha convertido a Moran, de 45 años, en un locuaz partidario de la reforma de las leyes migratorias de EE.UU. En meses recientes, se ha reunido con senadores, tanto demócratas como republicanos, con un solo mensaje: arreglen la inmigración.
"Esta gente necesita saber qué está pasando", dice Moran, en su primera gran entrevista desde la investigación.
