Claves para entender el furor por el bitcoin y hasta dónde puede llegar
La moneda digital superó los US$100.000 esta semana y podría llegar a los US$120.000 en el corto plazo, en un rally que derrama sobre el resto del universo cripto; los fundamentos detrás de esta euforia y qué hay que tener en cuenta al momento de invertir
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Las criptomonedas y el bitcoin (BTC) en especial, volvieron a estar en boca de todos. Hay un bull run y se desata de inmediato ese raro (pero probado) fenómeno emocional que nos hace a los humanos interesarnos por una inversión solo cuando bate récord de precio, cuando es mucho más caro invertir que hace 60 días y cuando, muchas veces, ni siquiera entendemos muy bien de qué va la propuesta.
Sin embargo, ahí estamos confirmando que el FOMO –el miedo a quedarse afuera de algo, por sus siglas en inglés– existe y que no nos resistimos a ser parte. Así, noviembre puso a prueba las emociones de quienes están dentro (y fuera) del mercado cripto.
Resumidamente, con el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos se desató la euforia y el BTC subió 36% en un mes. El último jueves 5, superó la barrera de los US$100.000 por primera vez en su historia y los optimistas piensan que puede llegar a los US$120.000 durante 2025.
“Donald Trump anunció su apoyo al ecosistema cripto con propuestas que favorecen a la industria. La más destacada fue crear una reserva nacional de bitcoin como activo estratégico de reserva de valor. Este respaldo impulsó a grandes fondos de inversión y bancos a comprar más. Por ejemplo, los ETF, fondos de inversión que agrupan diversos activos financieros y en este caso incluyen a bitcoin, ya adquirieron más del 5% del suministro total disponible del activo”, explica Ignacio Giménez, director de Negocios de la billetera digital Lemon, para ayudar a entender esta ola de furor cripto.
Además, bitcoin tiene una regla única, agrega al análisis: cada cuatro años se reduce a la mitad la cantidad de nuevos bitcoins que se crean, en un evento llamado “halving”. Eso sucedió en abril. Una razón más para los que auguran nuevos máximos para la moneda insignia del mundo cripto y que se une a la baja de tasas en los Estados Unidos que también “fogonea” la suba de precios.
“Este año fue muy positivo para bitcoin, y no hablo de precio, que es más que evidente. En cuanto a noticias importantes, se aprobaron los primeros ETF de bitcoin lo cual permite el ingreso de capital institucional a la industria cripto”, aporta Federico Ogue, CEO de la plataforma Buenbit, en referencia a los fondos cotizados que empiezan a hacer posible que el mundo de las finanzas reguladas se entrecruce con el de las descentralizadas.
A estos hechos concretos, Ezequiel Riva Roure, analista de IOL Inversiones, le suma un dato quizás más subjetivo, pero igual de contundente: “Históricamente, el último trimestre del año suele ser positivo para este tipo de activos. De hecho, el rendimiento mensual promedio del bitcoin y las criptos en el último trimestre del año es considerablemente mayor al de los otros meses del año”.
El ecosistema cripto
Ya no hay duda que el de las criptomonedas es un tema que va más allá de la moda o la novedad y que llegó para quedarse. Con cripto se pueden cobrar honorarios del exterior, pagar el subte o el colectivo, hacer la compra del supermercado, llenar el tanque, y también invertir en busca de ganancias.
Entonces es clave entender qué hay detrás del ecosistema cripto. ¿Cómo funciona y cuales son los riesgos y ventajas detrás de las monedas digitales que ahora hasta los estados quieren usar de reserva de valor en reemplazo del tradicional y ancestral oro?
La primera parada del recorrido es buscar respuesta en la IA. “Las criptomonedas son activos digitales que utilizan tecnología de criptografía para asegurar las transacciones, controlar la creación de nuevas unidades y verificar la transferencia de activos. A diferencia de las monedas tradicionales, como el dólar o el euro (que llamamos monedas FIAT), las criptomonedas no están respaldadas por un gobierno o un Banco Central. En su lugar, funcionan en una red descentralizada llamada blockchain, que es un registro público y transparente de todas las transacciones”, explica el ChatGPT.
Bajado aun más a lenguaje de los ciudadanos de a pie: son monedas que no podemos ver ni tocar pero sí pueden usarse como medio de intercambio y como activos de inversión con una cotización que es pública. Se operan, o se intercambian a través de exchange o plataformas tanto locales como internacionales y se almacenan, idealmente, en wallet o monederos fríos.
Este intercambio (compra /venta) puede hacerse de dos maneras. De un modo 100% integrado, algo similar a como se opera en el mercado de capitales, con pesos que van a la cuenta del exchange, se acreditan en la cuenta individual y desde ahí mismo se destinan a comprar una cripto, o de un modo aún más descentralizado. En este segundo caso, se oferta dentro de la plataforma, el dueño de las monedas brinda los datos para la transferencia del dinero y una vez que lo recibe libera las criptomonedas hacia la wallet del comprador. Es decir que queda abierta una ventana de tiempo entre que se pacta la operación y se cierra.
El valor de las criptomonedas radica para sus adeptos en que no están ligadas a ningún Estado, que se pueden intercambiar entre personas sin pasar por un banco (descentralización), que son escasas –no se puede emitir más que lo planificado, ergo no generan inflación– y que permiten hacer intercambios entre personas o empresas de diferentes países sin conversiones.
La primera criptomoneda, y la más conocida, es bitcoin, creada en 2009 por una o varias personas –no se sabe– bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Detrás de BTC surgieron gran cantidad de monedas digitales, algunas ya consolidadas como etherium (ETH), solana (SSOL), tether (USDT); otras más especulativas como las “meme coins”, y otras que aparecen de manera repentina (y en ocasiones desaparecen con la misma fugacidad). Pero no todo es lo mismo dentro de este ecosistema digital.
“No todas las criptomonedas son iguales. Bitcoin es la pionera y líder del mercado, es la cripto con las características más deseables, como su suministro máximo y su forma automatizada de regular su emisión (el halving)”, explica Sebastián Serrano, cofundador y CEO de Ripio, compañía de blockchain. A todas las que no son bitcoin se las suele llamar altcoins, pero tampoco todas las altcoins son iguales. “Dentro de ese grupo tenemos desde criptos y tokens de redes como ethereum (ETH) o solana (SOL), tokens de utilidad y gobernanza para usar en servicios DeFi, memecoins –como dogecoin– y monedas de una naturaleza más especulativa. Por otro lado, están las stablecoins, que mantienen su precio fijado en paridad con el dólar, euro, el peso, el real o incluso la onza de oro”, detalla Serrano.
Estrategias ad hoc
Los inversores no deben dejarse “tentar” o seducir por los titulares y comprender toda la cadena antes de cambiar sus billetes FIAT (el dinero tradicional) por una moneda digital con la expectativa de multiplicar el capital fácilmente.
“Desde un punto de vista técnico, es decir mirando más que nada al comportamiento del precio, a pesar de que bitcoin o ethereum son, sin dudarlo, los proyectos más respetados del ecosistema, todavía son muy volátiles dado que tienen relativamente poco tiempo en el mercado si lo comparamos con otras empresas o instituciones, y no son raros los cambios extremos de tendencias”, advierte Giménez de Lemon.
¿Qué monedas digitales tienen mejores perspectivas para 2025? ¿Dónde conviene estar parados después del fuerte rally de BTC y subas importantes también en otras altcoins? Como en toda inversión, primero hay que entender el perfil de riesgo de quien está colocando el dinero. Las cripto no son para todos por su alta volatilidad y siempre se aconseja que no represente más de un 15%/20% del total de la cartera para los más arriesgados y 5%, o menos, para los moderados.
“Como líder del mercado cripto y reserva de valor digital, bitcoin es una cripto que si bien mantiene un nivel de riesgo y de volatilidad, en períodos largos suele dar rendimientos de bajo riesgo, ya que prácticamente todas las personas y empresas (y estados también) que han comprado BTC en algún momento están en ganancia, en su enorme mayoría. El precio de cierre de bitcoin, año tras año, suele ir superándose”, explica Serrano, cofundador y CEO de Ripio.
Ahora bien, “mirando menos la utilidad específica y más el potencial especulativo, las memecoins son la gran narrativa subyacente de este ciclo, por debajo del boom de bitcoin y su intento de alcanzar las seis cifras”, dice el ejecutivo de Ripio.
“Dentro de las memes, para quienes no están familiarizados con el mercado cripto o no pueden darse el lujo de exponerse a grandes riesgos, es mejor concentrarse sólo en las de mayor capitalización, como DOGE (dogecoin), SHIB (shiba inu), PEPE, BONK, WIF (dogwifhat) o FLOKI. Son monedas que sería más difícil que pierdan gran parte de su valor en poco tiempo, pero eso también hace que no vayan a multiplicar su valor por 20 o por 50 en un día, como las memecoins low cap que entran en tendencia”, agrega.
Al mismo punto va Giménez de la billetera Lemon: “Es importante hacer una mención especial sobre las memecoins. Aunque estas criptos suelen ser populares debido a su viralidad en redes sociales y su alta volatilidad, representan un alto riesgo. En algunos casos, los inversores que logran comprar y vender en el momento correcto pueden experimentar ganancias rápidas, pero estas oportunidades son muy limitadas y efímeras”.
Las memecoins suelen ser extremadamente volátiles, y su valor puede desplomarse tan rápido como sube. “Por lo tanto –advierte el ejecutivo de Lemon–, es crucial tener en cuenta los riesgos involucrados y no destinar una porción significativa de la cartera a estos activos, especialmente para quienes buscan una inversión sólida a largo plazo”.
Diversificar
Las expectativas a futuro son alentadoras con varios factores que dan un contexto favorable. ¿Cómo poner un pie en este ecosistema balanceando riesgos? La primera recomendación que suena y se repite es que todas las criptomonedas no estables son volátiles. Ahora, entendido este punto, algunas suman más adrenalina que otras.
Desde IOL Inversiones, Ezequiel Riva Roure, pone en su lista ethereum (ETH), chainlink (LINK), avalanche (AVAX) y near protocol (NEAR). “A diferencia de otras criptomonedas que se centran en pagos o plataformas de desarrollo, chainlink se especializa en conectar el mundo blockchain con el mundo real”, explica, pero aclara que “quien nunca haya invertido en criptos es recomendable empezar por BTC”.
Ogue, de la plataforma Buenbit, sin hacer ninguna recomendación puntual, sugiere para los más conservadores una cartera que tenga 50% de stablecoins generando rendimientos diarios (USDT, USDC, DAI, entre ellas), 35% en bitcoin, y el resto en solana y ethereum.
En una alternativa de inversión más agresiva, dice el ejecutivo, el porcentaje de ethereum y solana pasaría al 35%, el de bitcoin bajaría a 20% y se incluiría un 10% en alguna memecoin (WIF, PEPE, DOGE).