Acá es posible darse un baño dos veces en el mismo río
No es posible bañarse dos veces en el mismo río porque éste cambia con el continuo fluir del agua, decía el filósofo Heráclito.
Pero la Argentina tiene aguas estancadas. Y el río sigue siendo el mismo.
Este año termina como terminó 2008, y 2010 amenaza arrancar como arrancó 2009: necesidades gremiales insatisfechas y olvidadas por las autoridades -desde hace un año- que vuelven a manifestarse con fuerza bajo el signo de la coacción sobre sectores terceros y ajenos.
En estos últimos días se le negó arbitrariamente remolque a barcos que tuvieran contenedores refrigerados con pescados y mariscos marplatenses a bordo.
Un sindicato nacional, que pugna infructuosamente -desde hace un año- por el cumplimiento de convenios de trabajo por parte de pesqueras marplatenses decide crear una llaga en el puerto de Buenos Aires, y hundir el dedo en el comercio marítimo.
Se arroga el derecho propio de la Aduana y la Prefectura de exigir los manifiestos de carga a las agencias y exige como condición que no se transporte pescado para "liberar" a los buques.
Es palmaria la inacción de las autoridades. El conflicto no es nuevo: es viejo y remendado con conciliaciones obligatorias caducas.
En Bahía Blanca, el río sigue igual. La provincia prometió subsidios a los pescadores -otra vez, desde hace un año- para reconvertir su flota. La plata no llegó y volvieron a bloquear el puerto, con sus aceiteras, graneleras y empresas petroquímicas.
Nada cambia en el río Argentina. La conflictividad gremial, irresuelta, es un dique que no deja fluir las aguas. Se estanca el río. Se estanca la mirada hacia adelante. Y el pasado pesa más que el futuro.