¿Duerme el gigante? Se desacelera el crecimiento económico de China
La guerra comercial con EE.UU. es solo parte del problema
La desaceleración económica china empeoró en el período entre julio y septiembre, según datos difundidos hace unas semanas, mientras la guerra comercial con Estados Unidos y una cantidad de otros problemas hacen que Pekín tenga dificultades para alcanzar sus metas.
Las cifras muestran que China sigue creciendo a su ritmo más lento en casi tres décadas de registros modernos. Aunque China se sigue expandiendo más aceleradamente que cualquier otra de las economías grandes, los datos difundidos sugieren que la tasa podría estar por debajo de la meta oficial de Pekín, lo que podría aumentar la preocupación respecto de la perspectiva más amplia para el crecimiento global.
Los esfuerzos de China por controlar su adicción al crédito y la profundización del impacto de la guerra comercial han sido factores importantes que arrastran hacia abajo a la economía. Otros problemas están empeorando, al reducirse el vasto sector automotriz del país, estabilizarse su sector inmobiliario y morir gran cantidad de cerdos por una epidemia de fiebre porcina.
El producto económico chino creció 6% en el tercer trimestre comparado con un año antes, de acuerdo a las estadísticas oficiales, y esto se ubica en el nivel más bajo del objetivo de Pekín, de entre 6 y 6,5% para todo el año. En los tres primeros trimestres del año su producto creció 6,2% comparado con un año antes.
Era previsible que el crecimiento de China se desacelerara comparado con el ritmo tórrido de los últimos años. Su economía ahora es el doble que hace una década. Su fuerza laboral se está reduciendo y el país ya está lleno de caminos, ferrocarriles y fábricas, limitando la nueva inversión potencial.
La pregunta es si habrá caídas profundas en el camino hacia un crecimiento cada vez más lento.
"Lo que los responsables de la política quieren es hacer que el proceso sea lo más prolongado y gradual posible", dijo Larry Ju, jefe de economía para China del Macquarie Group, una gran compañía de servicios financieros australiana. "El mayor desafío es encontrar nuevos motores de crecimiento en el consumo y la tecnología en la medida que otros anteriores, tales como la propiedad inmobiliaria y la globalización, se desvanecen".
Mao Shengyong, vocero de la oficina nacional de estadísticas, dijo en una conferencia de prensa en Pekín que la economía no está tan mal si se toma en cuenta las dificultades globales tales como la desaceleración del comercio internacional. "La economía nacional en general está estable, se optimiza continuamente la estructura económica y el nivel de ingresos y el bienestar de la gente mejora continuamente" dijo.
El conflicto se recalentó en el tercer trimestre de este año, cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, amplió los aranceles a comienzos de septiembre, afectando muchos productos de consumo masivo provenientes de China. Sus exportaciones a EE.UU. se hundieron 22% en septiembre comparado con el mismo mes de 2018, cuando los exportadores corrían a hacer embarques de sus productos antes de que se impusiera un conjunto anterior de aranceles.
Aún así, los aranceles estadounidenses son responsables sólo de una parte de la desaceleración económica china. Las exportaciones a EE.UU. representan alrededor del 4% de la economía china. "Aproximadamente la mitad del valor de esas exportaciones deriva de productos importados como semiconductores y aceite", dijo Nicholas Lardy, especialista en China del Instituto Peterson para la Economía Internacional, por lo que la importancia de las exportaciones a EE.UU. es aún menor.
China también ha aumentado las exportaciones al mundo en desarrollo. Como resultado de ello, sus exportaciones totales en septiembre sólo bajaron 3,8%.
En realidad, gran parte de la desaceleración ha sido interna. China ha sido renuente a forzar a su sistema financiero cargado de deudas a prestar aún más dinero para sostener el crecimiento económico de corto plazo.
Con la excepción conspicua del sector automotriz, la producción industrial y las ventas minoristas se mantuvieron relativamente fuertes en septiembre. Pero al erosionarse la confianza de los consumidores, cayeron las ventas de automóviles.
La venta de automóviles representa el 5% del PBI chino, según las estadísticas oficiales, lo que significa que tienen un rol más importante en el crecimiento de China que las exportaciones a los EE.UU. Incluso las compañías extranjeras, como General Motors, ensamblan prácticamente todos sus autos localmente, con autopartes casi por completo fabricadas en China.
Pero en estos tiempos los hogares en China simplemente no están comprando autos como solían hacerlo. Las ventas minoristas de autos cayeron 6,6% en septiembre comparado con un año antes, una fuerte caída para una industria acostumbrada en un tiempo a un crecimiento anual de dos dígitos.
La baja de la venta de autos comenzó en el verano boreal de 2018 y se volvió severa en el invierno. No se dio la recuperación que se esperaba para este verano.
Cui Dongshu, secretario general de la Asociación China de Autos de Pasajeros, dijo que al menos septiembre no fue tan malo como algunos meses recientes. "Las ventas se están recuperando pero muy lentamente, debido a la debilidad del consumo", dijo. "El poder de compra de las familias sigue siendo insuficiente".
Los fabricantes de automóviles chinos habían planeado exportar muchos autos a EE.UU. a partir de este invierno boreal. Pero los aranceles de Trump han hecho mucho más difícil eso y han llevado a un fabricante, Fuangzhou Auto, a suspender indefinidamente sus planes de ingresar al mercado estadounidense.
La debilidad del mercado inmobiliario también redujo el crecimiento, afectando el ánimo de los consumidores. La trepada durante una década de los precios inmobiliarios dio a muchos en China, donde la tasa de propiedad de viviendas es elevada, la sensación de que se estaban volviendo lo suficientemente prósperos como para hacer otras compras importantes. Pero hoy muchas familias tienen dificultades para cubrir grandes pagos de hipotecas.
El mayor desafío de China puede ser la baja de la inversión que se debilitó aún más en septiembre. Aunque empresas públicas siguen volcando fondos a nuevos proyectos, la inversión extranjera ha vacilado, especialmente en septiembre; algunas compañías se están diversificando hacia otros países.
"Hemos visto una desinversión significativa de multinacionales en esta parte del mundo en los últimos dieciocho meses", dijo Mark Webster, socio en las oficinas de Shanghai de BDA Partners, un banco de inversión de Nueva York especializado en negocios en Asia.
La guerra comercial es sólo parte del problema. Multinacionales se quejan de acciones regulatorias mucho más duras en China, particularmente en casos antimonopólicos. También se encuentran con gran exceso de capacidad en muchos sectores industriales, obligando a las compañías a bajar los precios repetidamente para mantener sus negocios, lo que destruye sus márgenes de ganancias.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
The New York Times