El Paraná, testigo del desarrollo argentino
A fines del siglo XIX, cuando la Argentina era el granero del mundo , llegaban a la zona de Rosario buques de Italia y España que transportaban trabajadores para cosechar trigo. Este trayecto se justificaba por el alto valor de los granos en los mercados externos. Así lo afirmó el presidente de la Cámara de Puertos Privados Comerciales (CPPC), Pablo Ferrés, que agregó que esa etapa de bonanza tuvo una decadencia paulatina en las primeras décadas del siglo XX.
"El descenso en los valores de productos agrícolas de exportación nos obligó a accionar sobre los costos de transporte", dijo en un encuentro organizado la semana última por la Liga Naval Argentina y el Centro de Estudios Estratégicos de la Armada, para debatir los efectos de la desregulación en el sector portuario argentino.
Pero afirmó que la tendencia a la baja de costos en el transporte de commodities de exportación se consolidó después de que, en 1978, el crecimiento de la producción de soja (hoy la principal exportación agrícola, con una producción de más de 20 millones de toneladas por año) superó la capacidad de transporte. La solución llegó de la mano de inversiones privadas, en virtud de que una ley les permitió a las empresas instalar elevadores de granos aunque aún en forma precaria.
A partir de los años 80 empezaron a proliferar los emprendimientos portuarios privados, al inaugurarse una terminal por año en el área del río Paraná para movilizar la producción agrícola de exportación.
El aumento de la capacidad posibilitó bajas en los costos de estiba y repercutió favorablemente en los cargos del transporte terrestre. A eso se sumó, a principios de los 90, la estabilidad económica y la eliminación de los tributos de retenciones a la exportación agrícola.
Seguridad jurídica
En 1992 se sancionó la ley de puertos, que otorgó seguridad jurídica a las inversiones. Además, se dictó el decreto 817/92, que, al desregular el servicio de practicaje, permitió evitar demoras y costos extra. Además, el concesionamiento del dragado permitió, a partir de 1997, navegar con 32 pies desde Rosario. Ferrés agregó que la mayor eficiencia del transporte contribuyó a que los agricultores tuvieran recursos para utilizar la biotecnología a fin de bajar los costos de producción. "Pero hay que seguir investigando para producir variedades nuevas que nos permitan convertirnos en exportadores de valor y no de commodities", finalizó.