Jorge Colina: "El 85% de las importaciones son bienes de capital e insumos"
Compleja. Esa es la palabra que define a la situación de la Argentina, según el economista Jorge Colina presidente de Idesa, un centro de estudios sobre la economía y la sociedad. Es un país que salió de diversas crisis aprovechando un contexto internacional favorable. Sin embargo, esta vez ese viento de cola producto del intercambio comercial no parece que vaya a ser suficiente para aliviar la profunda crisis actual.
Para encontrar una salida a los problemas para exportar y generar más divisas, hay cuestiones estructurales a resolver, como la dificultad para producir, los costos laborales no salariales, los costos de la logística y otros. Pero, según el especialista, el primer paso es otro: tomar conciencia de la profundidad de los problemas para poder hacer un diagnóstico apropiado y actuar en consecuencia.
– ¿Cuál es su visión sobre la situación actual?
– La Argentina debería tener menos problemas en comercio internacional porque es exportadora de soja y sus derivados, productos que tienen como principal destino el mercado asiático, que está funcionando con normalidad. Un tercio de las exportaciones son del complejo sojero. Los otros dos tercios van a tener inconvenientes, aunque Brasil también se está recuperando. El problema de la Argentina es interno. No tiene una estructura productiva competitiva, es decir, que permita producir a costos rentables para vender en el mercado exterior. Por ejemplo, este país tiene muchísimos problemas de logística. El transporte es muy caro. Además, el mercado laboral es sumamente rígido y muy costoso en términos de costos laborales no salariales e impuestos, mas otros no salariales, como la conflictividad, la litigiosidad. Se suman los problemas de energía. Hay problemas estructurales de falta de competitividad.
- Y de crédito
– Es muy difícil en el mercado internacional competir con otro país cuando no hay crédito. Incluso países que compiten con nosotros se lo ofrecen a los clientes para que puedan comprar los productos locales.
– ¿Cuánto influye el dólar en la situación de los exportadores?
– Los 80 pesos actuales no es un valor bajo, pero ante tanta incertidumbre, el exportador no sabe bien qué hacer. Encima están los derechos de exportación, con lo cual todo conspira en contra de la venta de productos al exterior.
– ¿Y con respecto a las importaciones?
–Cuando faltan los dólares en el Banco Central, se ponen trabas administrativas para que los importadores compren menos, pero esto es un tiro en los pies, porque el 85% de las importaciones de la Argentina son bienes de capital e insumos. También repuestos. Son elementos que necesita la producción para poder trabajar. Cuando se detienen las importaciones, se condena la posibilidad de crecer económicamente y sobreviene el estancamiento. Desde 2004 a la fecha la Argentina creció un 2% por año en promedio y las importaciones, aumentaron un 5% por año. Esto significa que se necesita el doble de ellas por cada punto que se quiera crecer en la economía. ¿Cómo salimos de la encrucijada? Exportando más, y para esto se necesita importar más. Se trata de un círculo virtuoso. Esto es lo que hacen los países que salen adelante.
– ¿Cuál es la razón de las trabas a las importaciones entonces?
– Tenemos un karma cultural en contra de las importaciones. Pero también, en contra de los exportadores, porque se cree que se trata de gente con mucho dinero que debería pagar muchos impuestos. Entonces, en definitiva, terminamos condenados al estancamiento.
– ¿Cómo se sale de esta situación?
– El problema es tan complejo que hay que tener una estrategia, que pasa, entre otras cosas, por ordenar el Estado. Es deficitario y no da buenos servicios. Un país, para ser exportador, debe tener un Estado en función del sector productivo. Cuando es muy deficitario, y es el principal demandante del crédito, emite masivamente dinero y eso trae inestabilidad.
– ¿Cuáles son medidas concretas para destrabar esta situación?
– Lo primero que hay que hacer es ordenar al Estado porque si seguimos con la alta inflación siempre vamos a tener inestabiliad cambiaria. Así va a ser imposible salir adelante. Si se lograra bajar el gasto improductivo, no la asistencia a la gente que mas necesita, podríamos tener equilibrio fiscal. También hay que asistir al sector productivo que quedó devastado con la crisis económica y luego con la pandemia.
– ¿Dónde ve una posibilidad de ahorro para el Estado?
– Dentro del gasto de Estado aparecen varios temas. Está la doble cobertura, con personas que cobran una jubilación y además una pensión. Hay 1,2 millones de personas en el sistema nacional que tienen dos beneficios. Es una regla para cambiar. Esto se hizo hace muchos años, cuando las esposas no tenían jubilación y se quedaban sin nada cuando moría el marido. Luego de las moratorias, esto cambió. Permitamos hasta dos jubilaciones mínimas, pero nada mas. Hay gente que suma mucho dinero entre las dos beneficios.
– ¿Puede citar otros ejemplos?
– Este es un país federal. Hay ministerios que se duplican con los ministerios provinciales, que tienen autonomía. El Estado nacional tiene una estructura obsoleta, burocrática y solapada con las provincias. Esto hay que revisarlo. No es aceptable que la Nación quiera ejercer potestades que son de las provincias y de los municipios porque se gasta el doble de plata y nunca se logran los cometidos. Hay que ordenar el Estado para bajar el déficit fiscal.
– ¿Y la relación con el resto de los países?
– Tendríamos que analizar cómo nos comunicamos con el mundo, cómo hacemos convenios comerciales con otros países para que los productores argentinos puedan vender. Chile, por ejemplo, tiene convenios comerciales con el 80% de los países de ingresos medio altos. Nosotros tenemos el Mercosur y no mucho mas. Necesitamos una Cancillería que no esté politizada.
– ¿En cuánto tiempo se podría mejorar esta situación?
– La clase dirigente en general, el Gobierno, la oposición, el Congreso y la Justicia deberían lograr un consenso, porque estamos en un problema económico y social casi terminal, del cual no se puede salir sin sacrificios. Pero los políticos no se animan a decirle esto a la gente, y siempre están prometiendo más cosas, o asegurando que vamos a salir adelante sin sacrificios. Así se profundiza la crisis, la gente igual sufre los sacrificios por la devaluación, por la inflación, por la falta de trabajo, pero inútilmente, sin indicios de que estamos solucionando los temas. •