
Las instituciones argentinas y su importancia en el fomento de la innovación
El país necesita crecer, y para lograrlo debe controlar la inflación y reducir los impuestos a las pymes que se animen a diversificar y exportar

Douglas North, premio Nobel de Economía 1993, dejó varias lecciones aplicables a la Argentina. Se enfocó en el rol de las instituciones en el largo plazo (las normas y convenciones de una sociedad, como las leyes, derechos de propiedad, los seguros, la política y las costumbres) para lograr el desarrollo económico.
Hizo notar que se puede compartir o importar tecnología desde un país desarrollado a otro menos desarrollado, pero que aun cuando se transfiera toda la tecnología desde una sociedad o empresa a otra, difícilmente funcione de la misma manera. Lo que hace falta son las mismas normas, confianza, y la comprensión compartida de cómo interactuar. Sin ello será muy difícil tener éxito. Es muy complicado lograr estos resultados si no hay una serie de valores compartidos y es un proceso muy lento que puede llevar generaciones.
En América Latina muchos países tomaron gran parte de la constitución americana, con la esperanza de obtener los mismos resultados. Sin embargo, los resultados no fueron los mismos en términos de crecimiento ni de confianza en el sistema judicial.
Las ideas de North suelen resumirse en la frase "las instituciones importan". Hablar de instituciones supera a los elementos formales, tales como leyes, estatutos, regulaciones o el sistema judicial. Hay también comportamientos informales que se complementan de diferentes maneras con las reglas para que estas funcionen, de lo contrario, tal vez ni siquiera se puedan hacer cumplir.
Los ejemplos más simples son el respeto por los semáforos y reglas de tránsito. Las normas informales deben complementar y acentuar las reglas formales.
Para fomentar el crecimiento y el desarrollo en la Argentina es esencial que acompañemos nuestras normas formales con las informales. Muchas cosas funcionan sólo gracias a las redes informales, ya que la capacidad de "obligar a cumplir" una norma es difícil. Una recepcionista amable o un médico que hace un mimo a un niño no responden a ninguna pauta escrita.
Es importante para una empresa lograr un ambiente informal apropiado que fomente la productividad e innovación. Lo mismo ocurre con el país, donde además tenemos normas formales que obstaculizan el crecimiento.
Hay que pensar cien veces antes de poner impuestos o trabas a quien realiza algo. Los convenios colectivos de trabajo están "momificados" en lo que existía hace décadas y los aumentos de salario no deben ser la única consideración. Para lograr mayor crecimiento en Vaca Muerta -u otros sectores- han sido necesarias múltiples reuniones, en muchas hasta con la presencia del Presidente. Se desprecia así el cambio tecnológico y, sobretodo, se pierden oportunidades.
Claro que proteger lo que antes funcionaba tiene virtudes, siempre y cuando estemos atentos a los cambios. Es necesario atender a la experiencia de quienes durante mucho tiempo han realizado una tarea. Hay un delicado equilibrio entre innovación y adecuarse a los valores vigentes.
El sistema apropiado para lograr crecimiento y desarrollo puede basarse en la teoría, pero a lo sumo este mostrará cómo debería ser. El funcionamiento informal en definitiva definirá si se tiene o no éxito. Es fundamental entender que las normas estáticas, en un mundo tan cambiante, pueden quedar obsoletas o, con mala suerte, ser contraproducentes. Lo que alguna vez funcionó puede no ser apropiado en la siguiente oportunidad que haya un problema similar.
La Argentina tiene una acuciante necesidad de crecimiento y de reducir la inflación. Aunque no sea demasiado obvio qué reglas imponer para lograr estos objetivos, sí estoy segura de que las reglas que planteemos no deben impedirlos. Las complejidades para contratar personal o exportar maximizan la recaudación del Estado y sólo recientemente se están facilitando algunos mecanismos. El mero uso de internet para algunos trámites es liberador y, sin embargo, más importante sería saber si el trámite que se simplificó sencillamente ni siquiera debiera existir. El mercado laboral está basado en proteger el empleo y no en la productividad o calidad del trabajo, ni el salario real ni, mucho menos, facilitar la incorporación de los desempleados. Así, se protege el puesto de trabajo aunque sea a expensas de un magro salario.
Douglas North también enfatiza que para crecer es indispensable reducir los "costos de transacción". Es esencial la igualdad de oportunidades y mejorar la información para poder actuar rápidamente, sin necesidad de pedir permisos, hacer colas o pagar diversos "peajes" más o menos non-sanctos. Es un gran costo que tiene que soportar la economía.
Nuestro país tiene que reducir notablemente su gasto público y al mismo tiempo crear infraestructura. Para hacerlo sería bueno tener una orientación o guía hacia dónde dirigirnos. Si el sector privado pudiera ser más productivo, tal vez no fuera necesario reducir tan drásticamente el gasto público, lo que hoy parece indispensable. El gobierno que se niega a reducir gastos y al mismo tiempo impide al sector privado ser eficiente nos obliga al peor de los mundos.
No digamos "en este país no se puede". Sigamos algunas ideas tan simples como definir dónde será más efectivo el gasto (seguridad, educación, caminos, etc.) y especialmente pensemos en cómo simplificar la vida de las empresas y personas.
Douglas North también deja un legado de sus estudios sobre la violencia, analizando a quien puede obligar a los demás desde el punto de vista económico. El ejemplo más obvio son los impuestos, la contracara del gasto que debemos reducir. El Estado da servicios a cambio de impuestos o, mejor dicho, cobra impuestos y lo justifica brindando algunos servicios. En la medida que la sociedad sea suficientemente abierta y haya igualdad ante la ley, confiamos en que los impuestos tengan razonabilidad. Cuestiones como en qué se gasta o quién paga por cuales servicios debería ser el tema que más importancia tenga. Algún día, así será en la Argentina.