Ruben García: "Si el mercado no tracciona, no importa si el dólar está a $8 o a $29"
El presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) habla sobre las trabas burocráticas que afectan al sector
Enfocado en fortalecer la visión de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), su presidente, Ruben García, recibe a la nacion en su despacho para conversar sobre la actualidad del comercio exterior en medio de las turbulencias políticas y económicas de las últimas semanas, y señalar las que son, a su juicio, las cuestiones que hoy entorpecen la actividad del sector. Destacando la debilidad de un mercado recesivo y evitando hacer "futurología", García sentencia que la Argentina "no está estructurada para tener corto, mediano y largo plazo", pero indica que es necesario realizar cambios en la burocracia para agilizar las operaciones y alinearse con las tecnologías implementadas en otros países del mundo.
-¿Cómo ve la actividad del sector en general?
R-Desde mi óptica, el problema puntual es la potencia del mercado, ya que el mercado hoy no tracciona, está recesivo, lento, la gente no te pide mercadería. Si no la vende, ¿para qué la trae? Esa es la parte más difícil, reactivar el mercado, porque cuando tracciona todas las variantes se activan: la mano de obra, el trabajo, el cobro de impuestos? Las diferentes variables que existen hoy en esta materia están centradas en la duda, y eso es lo peor que puede tener un mercado. Lo más cobarde que hay en el mundo es el capital, que se refugia donde cree que tiene mayor protección.
-¿Ni siquiera está activa la importación de bienes intermedios?
R-Supongamos que se importa la chapa para hacer la lata para una bebida. Si el mercado no compra mucha bebida, el fabricante no hace latas. El que hace la bebida tampoco pedirá latas porque no vende. Es el efecto arrastre.
-Entonces, ¿qué cree que puede pasar con el mercado?
-Si hay algo que no hago es futurología. Vivo el presente y en el país puedo vivir el corto plazo. La Argentina no está estructurada para tener corto, mediano y largo plazo. El mundo planifica, pero la Argentina y alguno que otro país sudamericano no lo hace, vive el día a día.
-Respecto de la escalada en el precio del dólar, ¿qué puede decir?
-Al importador no le interesa el valor al que esté el dólar. Le gustaría que esté estable, pero si el importador sabe que el producto que él importa se coloca en el mercado, lo va a comprar porque su cliente necesita la mercadería. Lo importante para el comerciante es tener la mercadería. La divisa va y viene. Si se compra a X monto, vende a X monto y vuelve a comprar. El tipo de cambio es parte del negocio, pero aquí lo importante es que el mercado tire, porque puedes tener un valor de dólar, hipotético, de 5 pesos, pero si nadie te compra, es lo mismo tenerlo a 5, a 7, a 8 o a 29.
-Dejando de lado la futurología, ¿han mejorado los procesos burocráticos en el sector con la gestión macrista?
-A hoy, el Trámite a Distancia (TAD) ha mejorado sustancialmente algunas pautas de la logística del comercio, se tienen mayores certezas de las que se tenían trabajando con un expediente papel; hay trazabilidad. Pero hay que desarrollarlo mucho más, porque hay áreas del Gobierno donde eso todavía no sucede, y donde existen viejas trabas que hacen que nuestro país sea totalmente ineficiente y costoso. No es que vea las cosas con pesimismo, pero tengo que analizar la problemática que existe. Tenemos cosas retrogradas: aún permanece el estampillado de los productos, que nos cuesta gran cantidad de dinero y pérdida de tiempo. A mi gusto, debería desaparecer e implementarse un sistema más acorde con la realidad en la que vivimos, un sistema QR, por ejemplo, o un código de barras. Lo mismo ocurre con los valores criterio, ¿qué sentido tiene presentar todos los días el papel con el valor criterio si siempre es el mismo, y que me hagas hacer una póliza de caución y me retengas mi dinero, quitándome capital de trabajo?
-¿Se han elevado estos reclamos a la Aduana?
-Lo hemos hablado y hasta hace poco creía que iba a desaparecer, lo mismo que el estampillado, pero hoy tengo serias dudas. No sé exactamente qué va a pasar, porque ha cambiado toda la parte de control en la Aduana y no sé hacia dónde va el barco.
-¿Y qué pasa con las SIMI?
-Como instrumento, creo que era mejor la DJAI que el SIMI. Porque el SIMI, en su contexto, tiene determinación de Estado, o dedocracia. Las licencias automáticas salen rápidamente. Pero las licencias no automáticas entran en un cono de sombras donde estás sujeto a la decisión de un funcionario, que tiene establecido en su cabeza que hay productos sensibles, como los textiles, calzado, juguetes?, y podría enumerar algunos más. Para mí, la DJAI era mucho más sustentable que la SIMI.
-¿Qué sabe de los avances sobre la conformación del Comité Nacional de Facilitación del Comercio?
-El sector privado está pidiendo a gritos que se configure ese ámbito para conversar y discernir sobre el desarrollo del comercio exterior. Hasta hoy no veo nada que haya cambiado. El diálogo permite exponer a cada sector cuáles son las vivencias que se tienen día a día, que es el primer paso. El segundo paso es que necesitamos celeridad del Estado para resolver en tiempo y forma los problemas. No se pueden recetar aspirinas para problemas graves de fondo.