Equilibrio entre equidad, representación global y oportunidades para el drama
Puede que nunca haya otro Mundial tan íntimo como éste. Desde 1998, cada torneo ha contado con 32 equipos. En 2026 competirán 48. No todo el mundo está de acuerdo: muchos aficionados y expertos temen que la ampliación diluya la calidad; otros se preguntan cómo se puede reducir el número de participantes sin alargar demasiado el torneo. La FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, afirma que aún está estudiando la estructura de la competición. ¿Cómo podría diseñar el torneo perfecto?
El primer problema es decidir qué equipos pueden competir. El objetivo principal de la Copa Mundial es encontrar al mejor equipo. Pero la FIFA también lo ve como una oportunidad para desarrollar el juego. Por eso Europa sólo tiene 13 de las 32 plazas actuales, a pesar de contar con 16 de las 32 mejores selecciones del mundo. En la ampliación, la balanza se inclinará aún más hacia la representación mundial, con casi el doble de equipos asiáticos y africanos. Europa obtendrá tres plazas más, pero su cuota caerá de alrededor del 40% a un tercio.
A continuación, la FIFA deberá decidir cómo determinar cuál es el mejor equipo entre los 48. La solución más justa es el sistema de partidos de ida y vuelta utilizado en las ligas nacionales de fútbol: todos los equipos juegan contra todos los demás, lo que da lugar a una clasificación completa del primero al último. Pero eso sería poco práctico para una competición de un mes: 48 equipos jugarían 1.128 partidos (es decir, 36 cada jornada). Además, privaría a los aficionados del dramatismo de una gran final.
El otro extremo, un torneo por eliminatorias, requeriría muchos menos partidos. Un torneo de 32 equipos necesitaría 31 partidos para designar al campeón (en comparación con los 64 partidos de la Copa de este año, incluido el partido por el tercer puesto). Pero sería una pérdida de tiempo y dinero que la mitad de los equipos -y sus aficionados- viajaran al torneo para jugar un solo partido. Y los grandes equipos que tienen malos partidos al principio merecen un respiro. El campeón de este año, la Argentina, perdió su primer partido contra Arabia Saudí. Por eso, en la mayoría de los deportes, las Copas Mundiales cuentan con una fase de grupos, en la que los equipos se dividen en miniligas y un número determinado de ellos se clasifica para los partidos eliminatorios. De este modo se reduce la aleatoriedad y se da cabida a las sorpresas (véase la carrera de Marruecos hasta semifinales en el Mundial de este año).
El problema de la ampliación prevista por la FIFA es que 48 es un número difícil de manejar. Con 32 equipos, las cuentas son fáciles: ocho grupos de cuatro equipos cada uno dan dos clasificados para la fase eliminatoria. Pero con 48 será difícil llegar a los 32 o 16 necesarios (ambas potencias de dos). La idea actual de la FIFA es tener 16 grupos de tres, y que los dos mejores de cada uno se clasifiquen para una ronda eliminatoria de 32 equipos. Pero esto podría hacer que más partidos de la ronda final de grupos carecieran de sentido, con las dos primeras posiciones ya decididas. Peor aún, podría dar pie a la colusión, por ejemplo, si dos equipos que juegan entre sí supieran que un empate les clasificaría a ambos a expensas del desafortunado tercero que no participara en la ronda final.
Otra solución podrían ser 12 grupos de cuatro. Los dos primeros de cada grupo se clasificarían para octavos de final, junto con los ocho mejores terceros. Un formato similar se utiliza en los Campeonatos de Europa. Pero supondría 24 partidos más que en 2022, y la elección de los “mejores” terceros (por ejemplo, por diferencia de goles) podría ser injusta.
Un enfoque más radical podría ser el “sistema suizo”, un formato de torneo utilizado para el ajedrez y otros juegos de mesa. En esencia, se trata de una liga con menos partidos. Los competidores no juegan contra todos los demás. En su lugar, después de cada ronda, se sortean contra homólogos de rendimiento similar. Los ganadores juegan contra los ganadores, pero los que pierden siguen teniendo la oportunidad de redimirse y ascender en la clasificación. Según un estudio de Laszlo Csato y sus colegas de la Universidad Corvinus de Budapest, este formato es el más eficaz para clasificar a los equipos en un corto periodo de tiempo. A partir de 2024, la Liga de Campeones, el torneo más prestigioso del fútbol europeo de clubes, utilizará una variante del sistema suizo para reducir 36 equipos a una eliminatoria de octavos de final.
Hacer algo parecido para el Mundial supondría dividir a las 48 selecciones en grandes grupos (cuatro grupos de 12, por ejemplo) y utilizar el sistema suizo para identificar al primer clasificado. La dificultad residiría en garantizar que cada grupo tuviera una calidad similar y, a continuación, determinar los partidos adecuados para cada ronda, a fin de garantizar que todos los equipos se enfrentaran a un reto similar para clasificarse para las eliminatorias. Los aficionados y los equipos ya se quejan de los sorteos de grupos. Una situación en la que algunos equipos se enfrenten a rivales aparentemente más fáciles dentro de su grupo podría desatar la furia.
Sea cual sea la decisión de la FIFA, resultará incómoda, sobre todo después de la simplicidad del formato de 32 equipos. Pero eso será temporal: los aficionados al fútbol son muy maleables. En los 15 Mundiales celebrados hasta 1998, el formato cambió casi cada dos torneos. Eso no hizo mella en el interés de los aficionados. Los aficionados que vean jugar a sus equipos por primera vez en un Mundial ampliado no se quejarán.
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