Por el dólar, hoy se necesitan $1,5 millones más que en enero para comprar un dos ambientes
Las ventanillas están abiertas, los ejecutivos de cuentas siguen trabajando y la oferta, vigente. Lo único que falta son clientes valientes: en medio de la corrida cambiaria, las operaciones con créditos hipotecarios están "congeladas", concuerdan los referentes del sector. No es casualidad: desde enero, cuando el dólar estaba a $18,73, hasta hoy, con la divisa a $34,40, se necesitan $1,5 millones más para comprar un dos ambientes en Capital Federal.
Una propiedad de US$100.000 representa, en precio promedio apto crédito, unos 41,5 metros cuadrados en Villa Devoto y unos 21,9 metros cuadrados en Puerto Madero, de acuerdo con un relevamiento del sitio Properati.
El 1° de enero de 2018, el dólar cotizaba a $18,73 y se necesitaban $1.873.000 para comprar una vivienda de este tipo. Hoy, se necesitan $3.440.000. El comprador interesado debió juntar $1,5 millones adicionales.
En el caso de las propiedades de US$250.000 -por ejemplo, un tres ambientes en Palermo-, los pesos extra necesarios fueron casi $4 millones. El 1° de enero, el monto era equivalente a $4.682.500. Hoy, a $8.600.000, una diferencia de $3.917.500.
Las de US$150.000 se encarecieron $2.350.500 y las de US$200.000, $3.134.000.
¿La prueba que necesitaba el sistema?
En el sector reina el malhumor. Ayer se dio a conocer el dato de que las escrituras cayeron un 17% en julio en Capital Federal. Pero hay información aún más elocuente: para las operaciones con crédito hipotecario, esa cifra descendió un 46%.
José Rozados, presidente de Reporte Inmobiliario, apunta que la diferencia de porcentajes también se confirmaba en las épocas de oro de las hipotecas. Mientras las escrituras crecían a un promedio del 30%, las operaciones con crédito lo hacían a un ritmo mayor al 100%, señala. "Queda claro que lo que mueve al mercado es este tipo de compras", apunta.
"No es novedad que todo se complicó a partir de la devaluación -explica-, pero siguió con el aumento de la tasa de interés, porque forzó a que los bancos también aumentaran la suya". El experto hace hincapié en la diferencia de situaciones entre quienes todavía meditaban sacar un crédito y quienes ya lo hicieron, que deberían estar cubiertos si los salarios acompañan a la inflación.
"Este contexto nos debe servir para valorizar la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) como mecanismo. El tomador de crédito de 2017 hoy es uno de los pocos ganadores de esta devaluación, porque está endeudado a una tasa reducida en términos reales y su deuda, en términos de valores inmobiliarios -dólares-, se licuó. Esta es la foto actual", detalla Rozados.
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