El dilema de la ley de patentes
"Tenemos el placer de poder decir que cumplimos 70 años y la empresa sigue siendo argentina, con la sede en la Argentina, con accionistas argentinos que siguen viviendo en el país", enfatizan los hermanos Sebastián y Juan Carlos Bagó.
--¿La venderían?
S.-- Creo que no; siempre hay algo de negocios, pero acá también hay algo cultural; hay cinco personas de la tercera generación trabajando en la compañía. En la medida en que hay perspectivas nos ha resultado mejor seguir firmes, independientes, y buscando grandes compañías internacionales para hacer alianzas. Ahora que la ley de patentes va a ponerse en vigencia espero que las multinacionales se acuerden de nuestra política de defensa de las patentes, que fijamos hace 10 años, y perdimos ingresos por más de US$ 100 millones por tener una posición ética con las multinacionales.
J.C.-- Independientemente de lo personal hay una razón para no vender y es que hay un trecho importante hasta que los precios se acomoden a la realidad; el consejo sería que nadie venda su compañía hoy.
--¿Qué efectos va a tener aplicar la ley de patentes con los últimos cambios?
S.-- Es muy complejo. Ahora va a haber tres tipos de laboratorios, el multinacional que va a tener la droga original y única, prácticamente el monopolio por los años que la patente le adjudique, y en el otro extremo, laboratorios de genéricos o segundas marcas que hacen las cosas como le parecen y, en el medio, los buenos laboratorios nacionales. Y ahí habrá que rebuscárselas. Por eso es importante desarrollar nuevas formas farmacéuticas que sean difíciles de copiar, y buscar acuerdos estratégicos. Lo ideal sería que el que tiene la droga original y es monopólico y único, se acuerde de nosotros que fuimos sus compañeros cuando ellos lo necesitaban, y que podamos tener en el mercado dos, solamente dos marcas de una sola droga.
Según los Bagó, para 2004, el presupuesto previsto en la compañía es un 5% superior al de 2003 y las ventas, en unidades, crecerán un 5 por ciento. Las previsiones están basadas en que siga la estabilidad, "en que se termine acordando con los acreedores y en que haya confianza de la gente".
Más allá de los planes, los directivos lamentan que la falta de objetivos en el país lleve a que, por ejemplo, la industria farmacéutica esté peor tratada, para la exportación de sus productos, que otros bienes "como una percha, un peine de plástico o un tubo de acero", sin explicaciones.
--¿Prevén llegar a nuevos mercados?
J.C.-- Estamos llegando a países asiáticos como Vietnam, Paquistán, China y otros; a mitad de año abrimos en Rusia una oficina comercial. Son procesos largos porque hay que pasar trámites sanitarios. Estamos también en negociaciones con Siria.