Su producción solo duró tres años y jamás logró tener éxito, porque no había en la Argentina maquinaria disponible para hacer algo moderno; solo llegaron a hacerse 3730 unidades
Una familia recorre las sierras de Córdoba en automóvil y, de repente, encuentra en una curva un auto con una goma pinchada. Ofrecen su ayuda a un hombre que está de espaldas, en mangas de camisa. Éste se da vuelta y les dice: “No. Gracias. Acá el amigo San Martín se lleva bien con los fierros”. El que que responde así es Juan Domingo Perón y el que se da maña con la mecánica no es otro que Juan Ignacio San Martín, el ingeniero que lo impulsará a fabricar El Justicialista.
El auto que surgirá de la amistad del general, por entonces presidente de la Nación, y el ingeniero, en esa época al frente del Ministerio de Aeronáutica, no tendrá vuelo ni se fabricará a gran escala, pero formará parte de una época en la que todo estaba teñido de justicialismo y en la que el eslogan de “Argentina potencia” figuraba a la orden del día.
El Justicialista aparece en un contexto histórico en el que algunos países más desarrollados de América Latina (la Argentina, Brasil y México) aceleran su proceso de sustitución de importaciones. “Surgen políticas de promoción concretas, junto con medidas arancelarias proteccionistas y fuerte impulso a la industria local. Además, aparece el concepto de Estado empresario”, explica Gustavo Feder, autor de Un siglo de autos argentinos. De los pioneros a la producción seriada, editado por Lenguaje Claro.
Según Alejandro Artopoulus, profesor de la Universidad San Andrés e investigador en sociología de la tecnología, el proyecto del Justicialista es el resultado de un cambio de estrategia que se da en 1951 (en realidad, ya en 1949 Perón había firmado un decreto para transformar parte de la Fábrica de Aviones en fábrica de automóviles). “Cuando se decide discontinuar el Pulqui, se empieza la industrialización de vehículos para el consumo urbano, popular y el abastecimiento del transporte liviano rural”, comenta.
Así, Perón y su gente tratan de interesar a las principales fabricantes mundiales para instalar plantas en la Argentina, pero no lo logran; entonces, deciden en 1952 empezar un plan improvisado desde IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado): suman a la Fábrica Militar de Aviones una división de automóviles. “No es algo loco porque en esa misma época sucede lo mismo en Estados Unidos (luego de la Segunda Guerra Mundial). El primer proyecto importante es el Rastrojero, que tiene éxito, y el otro es El Justicialista, que en principio es un engendro”, dice Artopoulus.
Hubo dos nombres más que fueron fundamentales en la fabricación del Justicialista: el ingeniero José Higinio Monserrat, primer director de la Fábrica de Automóviles, y Raúl Gómez, ingeniero del Instituto Aerotécnico de Córdoba (Institec), que fue también el creador del Rastrojero.
El Institec Justicialista Sedan fue inspirado en el diseño del Chevrolet 51 y en la mecánica del DKW (Dampf-Kraft-Wagen) y se pone a trabajar en el proyecto a ingenieros aeronáuticos que habían sido desplazados de la fabricación de aviones cuando llegó Kurt Tank, el alemán que había trabajado en la producción de aviones para el Tercer Reich y que aquí se dedicó al diseño del Pulqui II.
Para Feder, lo interesante es que el primer prototipo fue diseñado y construido en poco tiempo (90 días) y que el auto tenía mucha integración nacional de piezas y materiales. “Se experimentó con hierro argentino de Zapla, se desarrolló el uso de material plástico para algunos componentes y se incluyó instrumental de elaboración doméstica”, detalla el especialista.
Según Artopoulus, San Martín es el que realmente tenía la confianza plena en la fabricación de autos nacionales. Era uno de los hombres de confianza para los temas tecnológicos y él fue el que terció para que las fábricas de autos se instalaran en Córdoba (por eso la fábrica de Kaiser se terminó instalando ahí). Le ganó la pulseada así a Jorge Antonio, que pugnaba por Buenos Aires.
Kaiser, la única que aceptó
La presencia de Kaiser (que acá sería conocido como IKA, Industrias Kaiser Argentina) no era un detalle menor, ya que Henry John Kaiser, su fundador, fue uno de los industriales americanos más importantes del siglo XX. Durante la Segunda Guerra Mundial armó, entre otras cosas, los buques Liberty que aprovisionaban de alimentos a Europa.
De la fábrica Kaiser en Estados Unidos salían tres barcos por día. Cuando termina la guerra, Kaiser queda con una capacidad ociosa enorme, las tres grandes de Detroit (Ford , General Motors y Chrysler) lo sacan del mercado y él empieza a mirar para América del Sur. “Por eso es el único industrial americano que acepta venir a la Argentina (las tres grandes le dijeron que no a Perón)”, recuerda Artopoulus.
El problema, hasta que llegó Kaiser, era que todas las fábricas que había en el país carecían de maquinarias modernas, las líneas de montaje eran precarias y los autos que salían de ellas eran de poca calidad. No les daba el pinet para hacer series muy largas. “Cuando Perón anuncia en mayo de 1952 la creación de IAME afirma que esa fábrica va a lograr fabricar 5000 autos por año, cifra que recién se logra en 1955″, relata Feder.
De la serie Justicialista se conoció el Institec Sedan, el Institec Chatita (camioneta inspirada en la Rural DKW), el Furgón, el Sport (del que se hicieron seis prototipos distintos, pero solo se fabricaron 167). Además, se hicieron solo prototipos del Gran Turismo Justicialista V8 (cuyo destino es incierto, ya que estaba en el Salón de Paris, cuando estalló del Revolución del 55) y del Barchetta V8 (que fue restaurado y hoy se lo exhibe en eventos).
Tal como se estilaba en la época, apenas se armó el primer Justicialista, comenzaron a hacerse grandes demostraciones en el centro de la ciudad de Buenos Aires. “El 1° de mayo de 1952 se hace una exhibición con los productos (aún no fabricados en serie) de IAME, entre los que estaban dos Rastrojeros (pick up y rural) y los tres Institec (Sedan, Rural y Chatita).Inclusive, se hizo un documental llamado Nace una industria donde se mostraban los autos”, detalla Feder.
Estos autos tenían un precio muy bajo y se vendían fácilmente. Entre todas las versiones se hicieron 3730 unidades, un número muy bajo para una fabricación en serie (más comparado con los 60.000 Rastrojeros que se hicieron en 30 años de historia). “Por más que era barato, había muchos consumidores antiperonistas que jamás comprarían un auto que llevaba en la trompa el escudo y la palabra Justicialista”, indica Feder.
La vida del Justicialista duró de tres años. En 1955 se produce el golpe militar que derroca a Perón y las cosas empiezan a cambiar para IAME. Las nuevas autoridades reducen sensiblemente las áreas de investigación y desarrollo en todas las disciplinas y en el caso de los automóviles se canceló la experimentación y la producción de los deportivos (Justicialista Sport). Tanto el Sedan como la Chatita (pick up) tienen una breve sobrevida hasta 1957, pero se les cambia el nombre por el de Graciela y se les introduce un motor Wartburg, importado desde Alemania Oriental (algo curioso si se piensa que el gobierno militar, al igual que el de Perón, era profundamente anticomunista).
Artopoulus cuenta que cierran la línea del Justicialista porque cae Perón, pero, más allá de eso, nunca fue un auto exitoso, porque no había maquinaria disponible para hacer algo moderno. “El diseño de la fábrica era muy precario. La idea era hacer un producto de muy buena calidad con buenos materiales, pero nunca lograron convertirlo en una fabricación en serie masiva”, opina.
IAME demostró que en la Argentina era posible fabricar autos en serie, pero el Justicialista en sí tuvo una vida reducida, según Feder, por la intolerancia política que llega después del golpe de 1955. Otro detalle no menor para explicar su ocaso es que el nuevo gobierno abre las importaciones y aparecen diversas opciones. Más allá de todo esto, no es difícil imaginar, en tiempos de proscripción peronista, el riesgo que significaba para un comprador salir a la calle con un auto que se llamara justamente Justicialista y que llevara estampado en su frente el escudo partidario.
Los modelos del Justicialista
Según se detalla en el libro Un siglo de autos argentinos. Desde los pioneros a la producción seriada, del historiador Gustavo Feder (editado por Lenguaje Claro), la experiencia del Justicialista incluyó los siguientes modelos:
Institec Justicialista Sedan: un sedan de cuatro puertas con carrocería totalmente metálica de 4,29 metros de longitud, montada sobre bastidor con largueros a cajón construidos con chapa soldada. Con una distancia entre ejes de 2,40 metros, tenía capacidad para cuatro pasajeros. La transmisión se realizaba con caja manual de tres velocidades y embrague multidisco en baño de aceite. Podía alcanzar 100 km/h con el motor de 690 cc y 120 km/h con el de 800 cc; el consumo de este último era de un litro de nafta cada 13 kilómetros. Hasta 1955, se fabricaron 178 unidades, 154 de la versión dos cilindros y 24 con el motor de cuatro.
Chatita Institec: era un pick-up, con 500 kilos de capacidad de carga, con caja de madera. Fue diseñada sobre la base de una camioneta que había construido César Castano en 1946 y cuya producción no se concretó. Su fabricación se mantuvo hasta 1957 y se alcanzó un total de 2659 unidades.
Furgón Institec: También tenía una capacidad de carga de 500 kilos y tuvo inicialmente un motor M 700, pero a partir de 1955, se le puso un propulsor Wartburg tricilíndrico. Se construyeron 726 unidades hasta 1956.
Justicialista Sport: automóvil de carácter deportivo con una original carrocería construida en fiberglass (plástico reforzado con fibra de vidrio). Estaba equipado con motor Porsche de 1488 cc, con cuatro cilindros horizontales en disposición Boxer y válvulas en "V" ubicadas sobre la culata. Pesaba solo 750 kilos y desarrollaba una velocidad de 150 km/h, con un consumo de un litro cada diez kilómetros. Su diseño fue reconocido internacionalmente en el Salón del Automóvil realizado en el Madison Square Garden, donde ganó el Gran Premio a la Elegancia. La producción se hacía de modo artesanal en una planta especial. Se inició en 1953, cuando se completaron las primeras 4 unidades; en 1954 se hicieron 28 y en 1955 se terminaron 135.
Prototipo Sport Especial: se desarrolló entre junio y octubre de 1953, pero nunca se fabricó en serie. Incluía muchas de las piezas del Sport de serie, pero estaba equipado con un motor Porsche de 1500 cc. Podía alcanzar, según sus constructores, 190 km/h.
Prototipos con motor V8: se presentó en abril de 1954. Tenía un innovador motor modular de disposición V8. El primer prototipo fue puesto en marcha el 7 de abril de 1954 en el Laboratorio de Ensayos de Motores. Uno de los prototipos llevaba una carrocería abierta tipo barchetta y el otro era una cupé Gran Turismo de dos plazas. Su peso era de 1200 kilos, con velocidad máxima de 160 km/h. Todos estos prototipos fueron suspendidos después de 1955.