
El robo de cerebros, un problema que se acentúa
Colorín acusó a Alba y a Sinteplast de birlarle directivos con información clave
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La mudanza de un directivo de una compañía a otra empresa no siempre ocurre en buenos términos. Los ejemplos cunden, especialmente son más notorios cuando suceden en el exterior, entre las grandes empresas, aunque en el orden local también se dan algunos casos. Al problema surgido tiempo atrás entre el grupo Clarín y Editorial Atlántida por la revista Genios -pilotada por un ex directivo de la revista Billiken que pasó al diario, acusado de robar la idea-, ahora se suma un nuevo conflicto.
La empresa Colorín se retiró de la Cámara de la Industria de la Pintura porque dos de sus más relevantes competidores, Alba y Sinteplast, contrataron a dos empleados que tenían información estratégica y reservada.
La partida de sus ejecutivos -dice Colorín- le provocó la demora de proyectos que estaban por lanzarse y acusa a sus rivales de "competencia desleal". La firma de pinturas estudia iniciar acciones legales.
Las empresas denunciadas descartan cualquier tipo de acción para conseguir información de terceros y apelan al libre mercado de trabajo.
Antecedentes
William Redmond, gerente de ventas de la compañía Pepsi en California, decidió en 1994 aceptar la oferta de un puesto similar en Gatorade. En lugar de desearle buena suerte, Pepsi lo demandó, invocando el acuerdo de confidencialidad que había firmado. La empresa argumentó que Redmond tenía información estratégica y que era necesario evitar que esos datos cayeran en manos de la competencia.
Una sentencia judicial no sólo obligó a Redmond a permanecer inactivo durante seis meses, sino que además le prohibió revelar detalle alguno del plan de Pepsi a sus nuevos empleadores.
En la Argentina el antecedente más cercano es el conflicto entre el diario Clarín con Editorial Atlántida por la propiedad de la idea de la revista infantil Genios. En diciembre último, Pablo Colazo -ex director de Billiken y Mickey Total- renunció a Atlántida con destino al diario Clarín, a cambio de una mejor remuneración. En marzo de este año, salió a la venta la revista Genios y la firma propiedad del CEI le inició acciones penales a Colazo y a sus colaboradores, Ricardo Pulger y Héctor García Blanco, por defraudación, administración fraudulenta y hurto.
Atlántida acusó a su ex empleado de robar la idea y hasta el nombre Genios, que se llamaba proyecto infantil Mega, allá por mayo de 1997.
Del color que se lo mire
Fernando Subijana y Julio García eran empleados de la firma de pinturas Colorín. El primero de ellos -especializado en marketing de repintado automotor- emigró a Alba y el segundo, a Sinteplast, dos competidores acérrimos de sus anteriores empleadores.
Colorín, cuyo accionista principal es el fondo de inversión BISA del grupo Bemberg, renunció a la Cámara de la Industria de la Pintura, decepcionada por la actitud de sus colegas. "Creemos que es una acción de competencia desleal. En dos meses perdimos a dos personas que tiene información de nuestros proyectos -dijo a La Nación Sergio Solanot, gerente general de Colorín-. Es llamativo que suceda esto tras lograr que la empresa, en muy poco tiempo, comience a dar resultados positivos. Nuestros abogados están estudiando distintas posibilidades de acción."
Colorín, también acusa de otro robo de cerebros a Alba, ocurrido a fines de 1996. "Por un sueldo y una prima de $ 50.000, absolutamente desmedida, se llevaron a una alta ejecutiva de la empresa", agregó Solanot.
Consultado Ricardo Farje, director de Recursos Humanos de Alba, respondió que el ejecutivo que tomaron de su competidor "estuvo poco tiempo en Colorín y se venía negociando con él desde antes. Este es un mercado laboral abierto". Agregó que Alba contrató a una consultora francesa para analizar a la empresa y luego Colorín, cuando fue adquirida por el grupo BISA, tomó al principal ejecutivo de esa firma europea, llamado Frederick Gautier.
En Sinteplast descartan la hipótesis de la competencia desleal. "La persona que era de Colorín fue contratada para un proyecto distinto del que emprendía en su anterior trabajo. Tampoco le pedimos información de los proyectos de la competencia", aclaró Gabriel Rodríguez, gerente comercial de la firma.
Para Ricardo Bäcker, de Heidrick & Struggles, firma especializada en la búsqueda de ejecutivos (headhunters), esta protección del "capital intelectual" se está acrecentando en las empresas, pero el éxodo de los ejecutivos se acepta como parte de las reglas del juego. Sin embargo, hay excepciones. "En algunos sectores oligopólicos de la industria nacional, a veces hay acuerdos de palabra de no robarse personas clave. Es una cortesía. Es incómodo para cualquier firma perder a alguien de nivel gerencial", afirmó Bäcker.






