El gradualismo contagió los datos económicos
La economía parece haber comenzado a sonreírle a Mauricio Macri. Al menos en términos macro. Pero hay razones y datos dentro de esos números que permiten explicar por qué mucha gente aún no se dio cuenta. La actividad económica terminó 2017 con un crecimiento del 2,8% (aún no se conoce el dato definitivo). En ese número conviven la explosión de la construcción (+19% en enero) con una mucho menor actividad industrial (+2,6% en enero).
Además, dentro del entramado fabril también es despareja la marcha: producción y ventas de autos "volaron" en el primer bimestre, pero las actividades que dan más empleo (textiles y alimentación) siguen sin arrancar.
El salario real creció en 2017 un 3% más que la inflación. Sin embargo, el consumo masivo, según relevamientos privados, cayó un 2% en enero y apenas se recuperó 0,8% en febrero. Las proyecciones para este año lo ubican en un promedio del 0,7% (con un leve ascenso a niveles del 1,3% a fin de año).
Esa aparente contradicción tiene al menos dos explicaciones, con impacto directo en el bolsillo de la gente: los aumentos de tarifas y lo endeble que se muestra el crecimiento del empleo, como lo reflejaron los números del mercado de trabajo conocidos ayer.
Es que la evolución de los datos económicos parece reflejar el gradualismo que adoptó la actual administración para sus políticas. La buena noticia, sin dudas, es que la tasa de desocupación, que arrojó un 9,3% en la primera medición de la era Macri (segundo trimestre de 2016), en el último trimestre del año pasado bajó a 7,2%. En el último año se crearon 433.000 nuevos puestos. Para esas personas que encontraron trabajo sin dudas es la mejor noticia. Pero la población considerada económicamente activa en los 31 distritos urbanos que mide el Indec suma 12,82 millones. La desproporción salta a la vista.
Además, la calidad del trabajo que se está creando, más allá de que este siempre es bienvenido, deja bastante que desear: en su mayoría son monotributistas o empleados del servicio doméstico. El empleo asalariado privado aún no arranca.