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Outsourcing
Por Ben Schneider Editorial Norma, 287 Págs.
El concepto de outsourcing, conocido en una posible acepción castellana como tercerización, se asocia a la contratación de servicios externos no esenciales para una empresa. Pese a una utilización muchas veces excesiva, esta modalidad total o parcial de delegación de procesos de producción debe encargarse a especialistas para obtener éxito.
El libro de Ben Schneider concentra muchas de las claves y consejos necesarios para implementar este sistema.
Toda empresa se caracteriza por brindar un servicio o vender un producto determinado. También establece antes de comenzar sus actividades, cuáles serán sus misiones. Si contrata servicios externos para actividades no específicas podrá concentrarse en sus verdaderos objetivos o actividades distintivas. Si bien han existido siempre servicios externos como las empresas de servicios eventuales, el outsourcing implica una reestructuración sustancial de una actividad para poder transferirlo al servicio contratado.
El crecimiento de outsourcing es notorio. Por ejemplo, Lufthansa, Iberia, Air France y SAS agilizaron la distribución global de pasajes y lo lograron gracias a Accenture, empresa en la cual delegaron este cometido. Otras compañías identificadas con la fabricación de calzado deportivo -Nike y Rubick- sólo se dedican al diseño de los productos y encargan la confección a fabricantes asiáticos con el afán de disminuir costos de mano de obra.
Y además de dar ejemplos, Schneider explica algunas ventajas que la implementación de outsourcing representaría para una empresa:
* Reducir y controlar costos operativos.
* La externalización de operaciones con la garantía de estándares de calidad.
* Estabilidad en la gestión a través de la contratación de personal especializado.
* Liberar recursos internos reasignándolos a otros servicios.
* Compartir riesgos con el proveedor del servicio.
Por otro lado, la implementación de outsourcing otorga una respuesta a los altos costos que supone mantener una infraestructura no relacionada con la actividad principal.
Sin embargo, en alguno casos cabe analizar si los costos de transacción no superan a los internos.
La decisión debe consustanciarse con los objetivos estratégicos de la empresa y hay que evaluar si es una alternativa válida si gran parte de la fuerza laboral está autoempleada o desempeñando actividades informales.
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