Equipos sofisticados para controlar medicamentos
Dos ingenieros desarrollaron lectores ópticos y químicos para la industria farmacéutica que permiten controlar el estado de los medicamentos en blísters y armaron una empresa que exporta a 15 países y factura US$ 1,5 millones al año. Santiago Aranda, de 35 años, y Felipe Llach, de 28, fundaron Lixis después de la crisis de 2001. Aranda trabajaba en una empresa de máquinas de empaque para el sector y vio que los equipos de control eran todos "importados, costosos y difíciles de usar".
Se contactó entonces con su amigo y le propuso el armado de lectores para abastecer a la industria, que tenía que lidiar con las desventajas de la devaluación. "Nos pusimos a trabajar al instante. El desarrollo del primer prototipo nos demandó dos años y unos 20.000 dólares que teníamos ahorrados. A fines de 2002 estuvimos listos para presentarlo en una exposición del sector", recordó Andrada, ingeniero electrónico.
Los emprendedores pusieron a la venta en la muestra un lector óptico compuesto por una cámara de video y un software que simula el ojo humano y permite controlar el buen estado de las pastillas que van colocándose en los blísters de medicamentos.
Según señalaron, lo más difícil fue conseguir el primer cliente, pero luego las ventas fueron en alza, impulsadas por "el típico boca a boca de la industria". "Una vez que pudimos demostrar la calidad de los equipos, el negocio empezó a funcionar muy bien. Estamos a la altura de cualquier importado y a la mitad del precio. Esto último nos ayudó mucho para arrancar cuando el país dejó la convertibilidad", destacó Llach, ingeniero mecánico egresado del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
Control por la luz
Los socios captaron dos tipos de clientes con el primer equipo, valuado en 25.000 dólares: laboratorios y fabricantes de blísters, entre ellos Roemmers y Bagó. Luego lanzaron tres modelos de lectores y controladores de materias primas alternativos y este año presentarán el primero basado en el análisis químico, que contó para su desarrollo con un subsidio del Fontar.
"La tecnología se llama espectrofotometría, y consiste en la detección y el control por medio de procesos químicos basados en la reflexión de la luz. Con el reflejo, los lectores pueden encontrar problemas o fallas en el envasado", explicó Andrada. Actualmente exportan el 90 por ciento de la producción a 25 países. "La primera venta fue a la India, en 2004. Nos contactaron vía mail y fuimos allá a mostrar lo que hacíamos. Ese comprador pertenecía a un grupo italiano, y eso nos dio el pie para avanzar a otros mercados", detalló Llach.
Lixis consiguió así duplicar sus operaciones año tras año: comenzó en el living de uno de los socios y hoy tiene oficinas en Martínez, donde trabajan 25 personas. La facturación superará el millón y medio de dólares este año. La empresa desarrolló cinco productos desde su fundación: visores en blanco y negro y color, identificadores de materiales, detectores de microfisuras y poros y lectores de códigos de barras.