Hasta los kirchneristas piden nuevas reglas
La Presidenta ha tenido una inquietud muy razonable que la llevó a convocar a un importante grupo empresarial para averiguar qué cosas pueden hacerse para crear un clima que permita las colosales inversiones que la Argentina necesita. Algunas cuestiones son políticas y regulatorias. En el área de comunicaciones la Argentina tenía una ventaja que la ayudó a salir de la crisis. Su red de telefonía y comunicaciones era una de las más modernas del mundo. Más de una década después no es ni siquiera la más moderna de la región. ¿Qué se requiere? Mucho dinero. A las domicilios y a las empresas deberían llegar haces de fibra óptica o cables coaxiles que permitan tener telefonía, Internet y televisión. Las telefónicas dicen que con la fibra óptica se podría multiplicar la velocidad del servicio de Internet por más de diez. Y argumentan que para poder amortizar la multimillonaria inversión deberían poder transportar televisión, aunque sólo sea de contenidos de terceros. La ley de medios lo prohíbe. Los prestadores de TV por cable tampoco pueden traer la modernidad. La misma ley les exige una reestructuración brutal que podría ser inconstitucuonal. Con semejante panorama nadie hará las inversiones. Es un problema porque la Argentina aprovechó las ventajas que tuvo radicando centros de datos y atrayendo inversiones de desarroladores de software, como una empresa del enorme grupo indio Tata. La Presidenta acertó al viajar a la India para buscar inversiones y comercio y fuentes de las tratativas aseguran que causó una excelente impresión en los hombres de negocios, entre los que se contó el propio Rattan Tata. No está claro cómo podrá capitalizarse la iniciativa, ya que el foco de la acción política en esos tumultuosos días estaba puesto en la sanción de la controvertida ley de medios y no en cuestiones internacionales. Hay quienes creen que prueba de ello es que la próxima misión de Nilda Garré a la India estará centrada en Nueva Delhi, donde se desarrolla la política mucho más que el comercio. Fuentes muy familiarizadas con el intercambio internacional argentino calculan que es muy probable que se trate de una misión para negociar compras de armamento.
La Argentina necesita colosales inversiones en energía y la receta de los últimos años de los Kirchner parece agotada. Este mes las exportaciones de petróleo estuvieron prohibidas por una orden verbal a la Aduana, dicen empresarios del sector. Sindicalistas, gobernadores y petroleros lograron convencer al Gobierno de que el resultado sería catastrófico y la prohibición que intentaba evitar una suba de precios de derivados desapareció.
Por otro lado, el Gobierno abandona con disimulo los precios congelados. Para ampliar la generación hidroeléctrica dispuso que las nuevas inversiones recibirán por lo que produzcan la tarifa que necesaria, cualquiera sea, para pagar la obra y la financiación. Cómo se trasladará a los usuarios nadie lo sabe. La primera gran obra en comenzar así podría ser Chihuidos. La única que ofreció financiar casi el total con recursos privados fue la UTE integrada por Electroingeniería, OAS, CTC e Hidrocuyo. Si con el nuevo mecanismo se logra hacerla quedará probado que hasta para que inviertan los empresarios más cercanos al Gobierno hacen falta nuevas reglas.
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