Importaciones: advierten que hay demoras en más de 1000 licencias para liberar mercadería

Los ánimos están caldeados en el universo importador. Como si fueran los "malos de la película", los protagonistas aseguran que las políticas actuales intentan desincentivar las compras en el exterior. Tras 23 meses consecutivos de caída de las importaciones, frenadas por la merma de la actividad, se suma hoy una clara estrategia para aumentar las exportaciones e incentivar el compre nacional. Así lo comunicó el Gobierno esta semanatras poner en marcha los gabinetes temáticos, entre ellos, el de comercio exterior, con el objetivo de "potenciar la producción nacional, la búsqueda de mercados y la planificación de la (sustitución) de la importación de bienes y servicios que puedan producirse localmente", según lo definieron fuentes oficiales a Télam. También se hizo referencia a "cupos de importación y una apertura comercial estratégica que considere la protección de recursos e industrias locales".
Una encuesta reciente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), dio como resultado que las autorizaciones y permisos son las principales dificultades que afrontan hoy los importadores, principalmente, debido a los retrasos en las autorizaciones de las Licencias No Automáticas.
"En este momento hay más de 1000 licencias sin destrabar, que son necesarias para retirar la mercadería del puerto. Se trata de un número que está acotado a los socios de la institución, pero hay licencias que pueden tener 3, 4 o más contenedores parados", afirma Rubén García, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
¿Qué importó la Argentina en los primeros 6 meses del año?
En bienes de capital, un 26,1% menos que en el primer semestre de 2019. Los mayores ingresos fueron máquinas, aparatos y material eléctrico por US$2339 millones, pero fueron un 27,4% menos que en el mismo período de 2019. En bienes intermedios hubo una reducción del 12,7% en este período. Los productos para las industrias químicas llegaron por US$3026 millones, apenas un 2,4% menos que en 2019.
Cayó por supuesto la importación de combustibles, en un 36,9%, por la menor demanda. Las piezas y accesorios para bienes de capital sufrieron un retroceso del 33,7%, sobre todo máquinas, aparatos y material eléctrico y sus partes, con un 38,1% menos; la importación de vehículos se derrumbó un 54,4% y por último, los bienes de consumo disminuyeron un 8,9%. En esta categoría cayó la importación de productos del reino animal, de bebidas y tabaco, de plástico y caucho, de calzado, aquí con una disminución del 24,4%, entre otros. Subió, en cambio, la importación materias textiles y sus manufacturas, en un 15,3%.
Para lograr una mejora en la competitividad , el camino no es sencillo ni corto. Doing Business, el informe que elabora el Banco Mundial donde compara 190 economías en el mundo de acuerdo a su eficiencia en el ámbito de los negocios, sitúa a la Argentina en el puesto número 126. A la hora de comenzar un negocio, ese puesto desciende al puesto 141.
Además, aunque los números fueran más favorables para los empresarios, desde CIRA, que congrega a más de 1200 empresas de diversos sectores, afirman que más del 80% de los productos que importa nuestro país son destinados a la industria y a la producción.
Qué pasa con las licencias
Martín Clément, gerente general de Clément Comercio Exterior, explica que, dentro del proceso importador el despachante registra en el Sistema de Monitoreo de Importaciones (o SIMI) una declaración que contiene información para los organismos autorizantes, específicamente para la tramitación de las licencias, sean automáticas (LA) o no automáticas (LNA) Ambas tienen un plazo de validez de 90 días corridos contados a partir de la fecha de su aprobación, prorrogables por igual plazo. Una vez aprobadas esas intervenciones en el SIMI el importador coordinará con su proveedor la fecha de retiro. De resultar la verificación conforme, el servicio aduanero procederá a la autorización de retiro a fin de permitir la salida a plaza de la mercadería.
"La mayor dificultad que existe hoy es el no otorgamiento de licencias por parte de la Secretaría de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa", afirma García. "Este año es peor que en 2019, que a su vez fue el peor año de la última década". Bajó la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo, a cargo de Matías Kulfas, la Secretaría de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa, a coordinada por Ariel Schale, es la encargada de emitir las licencias. Allí, al mail contactoce@produccion.gob.ar llegan mensajes que, según varios de los importadores que forman parte de CIRA, no tienen respuesta.
Yo el día del niño ya lo perdí y estamos pensando en cerrar la empresa
Desde el ministerio, afirman que "el 92% de las solicitudes de importación se autorizan en menos de 48 horas hábiles desde su presentación. Únicamente un saldo del 8% de las SIMIs queda pendiente al contar con errores de carga, inconsistencias y faltantes de información solicitada o por no superar los controles específicos que existen para garantizar esa previsibilidad y seguridad en el mercado. El objetivo es asegurar que el bien que se está importando resulte seguro para el medio ambiente y las personas, que se cumplan los reglamentos técnicos que establece la legislación nacional y que no existan indicios de actitudes desleales, como desviaciones de comercio o subfacturación de importaciones. En este marco, se solicitan proyecciones complementarias, que apuntan a acercar la gestión comercial a las necesidades de los productores e importadores".
En primera persona
Para el próximo día del niño, habrá contenedores en un playón, llenos de juguetes que no pudieron ser "desaduanizados". El importador, de 40 años y que prefiere no ser nombrado, declara que él mismo es fanático de la industria nacional y que avala las políticas que la favorecen. Sin embargo tiene sus razones a la hora de explicar que, lo que él trae de China, jamás se va a producir en la Argentina por una cuestión de costos (impositivos y salariales sobre todo) y de escala, y que, además, él le agrega valor a la mercadería. ¿Cómo? En primer lugar, sus compras son a fabricantes, a quienes les entrega un diseño adaptado a los gustos locales, para el cual contrata mano de obra argentina. Por otro lado, compra el packaging en el país. Tiene unos 7 empleados, pero con esta situación, que considera crítica, ya suspendió a dos. "Yo el día del niño ya lo perdí y estamos pensando en cerrar la empresa", dice. "Importo 5 o 6 contenedores por año, y el hecho de que no me dejen traer más de dos hace que no pueda pagar los sueldos".
En una suerte de maraña kafkiana, relata que en el mes de enero presentó un plan anual de importaciones por US$150.000, que fue autorizado. Pudo pagarlas, pero con el retraso que generó el Covid, se le venció la licencia y ahí empezó la pesadilla de no poder retirar la mercadería cuando llegó a destino.
"Lo que más me indigna es la falta de respuesta de la secretaría a cargo de las licencias. Es inexplicable que un ente gubernamental no le conteste a un contribuyente", dice. "Mandé 70 emails a la casilla de la secretaria de industria, y nadie contestó", relata. "No esgrimen razones para no aprobarlas, solamente responden que están observadas y luego no vuelven a contestar".
Como resultado, opina, es el consumidor el que paga los platos rotos ya que por falta de mercadería los precios de los juguetes aumentaron entre un 10 y un 15% en los últimos tres meses "y los dólares ya se fueron. Es la peor combinación",
Más costos
"Un contenedor en el puerto, entre la descarga para devolverlo a la marítima y el depósito, cuesta $150.000. El hecho de que no lo liberen encarece aún más los costos ya que hay que pagar alrededor de $30.000 por mes para guarda. Ya gasté $220.000 por cada contenedor que está trabado", dice el empresario de los juguetes.
Agrega García que "las terminales portuarias dan hasta 7 días para retirar los productos del puerto. De otra manera, hay que pagar el doble desde el primer día. Ademas las navieras cobran US$100 dólares por día cada contenedor que no se devuelve, otro costo mas. "Se está aplicando la política del 2012-2015 que causó una reprimenda de la OMC", asegura García. Rige una ley no escrita, porque no hay nada que no permita liberar la mercadería", cuestiona.
Enumera luego otras medidas que dificultan el trabajo de los importadores. "En primer lugar, cuando se empieza a presentar una licencia, la Afip, a través de l sistema llamado Capacidad Económica Financiera (CEC) se encasilla a la empresa dentro de una capacidad económica financiera que es el resultado de un algoritmo, que no se sabe cómo funciona", dice. También habla sobre "las políticas restrictivas del Banco Central, con normativas que son imposibles de cumplir". Entre ellas, la comunicación A6844, del gobierno anterior, que ordena que "una vez que saca un anticipo para el proveedor, hay hasta 90 días para ingresar la contrapartida en mercadería. Habría que preguntar como se puede cumplir en 90 días. Esta normativa fue flexibilizada mientras dure la pandemia, pero sigue vigente", dice García.
Desde el Banco Central responden que el pago de importaciones está normalizado. Las empresas pueden acceder a divisas desde el momento en que los pedidos están en el puerto de embarque. Se normalizó el pago de cartas de crédito y otros financiamientos de entidades financieras"
Hay varios casos y testimonios. Otro importador que se dedica a vender materias primas a mueblerías y que actualmente tiene 4 contenedores sin liberar, dice que "hay mucha mercadería que dejé de traer porque no aprueban. Por lo tanto hay un gran desabastecimiento que afecta a toda la cadena de producción local.". Como todos, afirma que "lo peor es la falta de explicaciones sobre el por qué de la observación de la mercadería".
Productos deportivos, neumáticos, baterías y otros están detenidos hace días y hasta meses. "Hay presiones de los fabricantes locales", dice el presidente de CIRA. "Hay gente que le gusta cazar en el zoológico y pescar en Temaiken. A nadie le gusta ir a la selva…", asegura, haciendo referencia a que siempre es más fácil no competir. •