Intervienen cuatro bancos en el Uruguay
MONTEVIDEO.- El gobierno uruguayo dio ayer un traumático paso para comenzar con la reestructuración de su sistema bancario agobiado por la desconfianza de sus depositantes: presentó oficialmente un organismo para el salvamento y rediseño de su sistema financiero, que debutó ayer con la intervención de dos bancos y se hará cargo durante el fin de semana de otros dos.
La medida alcanza ya al Banco Montevideo y la Caja Obrera, dos entidades vinculadas con el grupo argentino Vélox, y también abarcará en las próximas horas a los bancos De Crédito (vinculado con la secta Moon) y el Comercial, que hasta febrero dirigían los hermanos Carlos y José Rohm.
El presidente del BCU, César Rodríguez Batlle, dijo que la intervención se decidió en el contexto del programa de fortalecimiento del sistema financiero, para permitir su capitalización. Pero se negó a adelantar qué cantidad de fondos aportará el gobierno a los bancos intervenidos. Sólo se aclaró que, en todos los casos, los bancos operarán normalmente pasado mañana. "Los clientes no sufrirán ninguna consecuencia, se conserva la cadena de pagos", afirmó.
A mediados de febrero, cuando el contagio de la crisis argentina en el sistema financiero uruguayo se veía como inevitable, el gobierno del presidente Jorge Batlle entendió que tenía que poner una red de seguridad y preservar una de las ventajas comparativas del país en la región: la plaza financiera segura, confiable y estable. Pero para eso precisaba (mucho) dinero y además necesitaba tiempo.
Para entonces, el gobierno veía cómo se caían las reservas y se generalizaba la desconfianza. En silencio, los técnicos trabajaron en el diseño del plan y sabían que eso implicaba que el Estado interviniera bancos y se quedara -otra vez como en viejos tiempos- como dueño de entidades que no había deseado adquirir.
El 24 de mayo último, el subdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), Eduardo Aninat, dio el visto bueno en su paso por Montevideo: el dinero para implantar el plan estaría. Pero también exigió que se tomaran medidas para reducir el déficit fiscal (que por más de tres años se mantenía en el 4% del PBI), que no se gastaran reservas en mantener controlado el tipo de cambio y que se encararan reformas del tipo que generen atractivos a la inversión privada.
El plan consiste en la creación de un organismo estatal de rescate de bancos para capitalizarlos, mejorar su gestión mediante normas de transparencia contable internacionales y ponerlos posteriormente en venta. Y toma como modelo un plan aplicado en Suecia en la crisis bancaria de 1991/2.
Esta semana, con el plan pronto y con el dinero en camino -con los créditos otorgados por el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM)- se decidió ponerlo en práctica. En algún caso, como es el del Banco Montevideo (del grupo Velox), la solución llegó casi en la hora. La salida de depósitos de ese banco y las transferencias que hizo a otras instituciones del grupo (como el Trade & Commerce Bank, con sede en las islas Caiman, y el Banco Alemán, de Paraguay) lo tenían en jaque.
Anteayer, la decisión de intervenir el banco de los Peirano estaba tomada, pero los propietarios insistieron en pedir más tiempo para capitalizarlo. Por precaución, para tomar el control total, el gobierno envío a las sucursales del interior hombres de su confianza. Ayer, mientras en el Velox se insistía en negar una intervención, funcionarios del BCU tomaban sus puestos. Los Peirano, que en 1993 habían tomado el control total del banco tras adquirir acciones al Deustche Bank AG, tuvieron que dejar la dirección, ya que no sólo se lo intervino sino que se dispuso la "sustitución de autoridades". El nuevo director-interventor es el economista Adolfo Díaz.
César Rodríguez Batlle dijo que el objetivo es "facilitar la dotación de liquidez" que precisa el banco. Y afirmó además que "el banco (Montevideo, y también el Caja Obrera, que estaba en proceso de fusión con éste) va a seguir operando normalmente".
Fuentes oficiales dijeron a LA NACION que en horas se adoptarán medidas similares en los bancos De Crédito y Comercial. El primero era propiedad de la secta Moon y lo habían hecho fusionar con el Banco Pan de Azúcar (otro que había sido estatizado), por lo que el Estado ya es socio de la organización coreana.
El Comercial es el que dirigían los hermanos Carlos y José Rohm hasta febrero, cuando fueron separados tras las causas judiciales abiertas en Buenos Aires.
Los cuatro son los primeros en pasar al "Fondo de Fortalecimiento del Sistema Bancario", una especie de corporación pública que gestionará bancos en problemas para su posterior reprivatización.
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