La ropa en la Argentina es 35% más cara que en seis países de la región
Medido en dólar oficial, el país es más barato y competitivo en indumentaria informal, deportiva e interior, y en la de niños; en las últimas dos décadas en el mundo la inflación de este sector fue menor
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CÓRDOBA.- El precio de la indumentaria en la Argentina está en el centro del debate desde hace tiempo. Quienes tienen la oportunidad de viajar compran afuera por ser más conveniente. Un trabajo que relevó una canasta de 33 prendas muestra que en el país la ropa es cara tanto en términos absolutos (es decir, en dólares) como en términos relativos (en relación con el resto de los bienes y servicios de la economía). Es 35% más cara al dólar oficial respecto del promedio de la misma canasta en otros países de la región y 16% al dólar MEP. Si se hace la comparación con el resto de los bienes y servicios, los precios son los más altos del mundo.
Los datos se desprenden de un trabajo del think tank Fundar que recopiló datos sobre 389.621 publicaciones de venta minorista de 33 tipos diferentes de prendas para la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay en Mercado Libre, la principal plataforma de comercio digital de la región.
La primera conclusión es que, en el país, la indumentaria es 35% más cara al dólar oficial que en el resto, diferencia que se atenúa al considerar el tipo de cambio al dólar MEP. Sin embargo, hay matices.
Por ejemplo, la Argentina es relativamente menos cara y más competitiva en prendas de tejidos de punto (como la ropa informal, la deportiva y la interior) y en ropa de niños/as y bebés. En cambio, es más cara en productos de tejidos planos (como el denim y la gabardina, que suelen usarse en jeans, pantalones, sastrería y camisería) y en ropa de adultos. Los precios de la ropa son particularmente más altos en las prendas de marca y alta gama y la brecha cae en prendas indiferenciadas y de gama baja.
La otra cara de la moneda de este fenómeno es que la dispersión de precios de la ropa en la Argentina -es decir, la distancia entre las prendas más baratas y las más costosas- es, junto con Uruguay, la más alta de la región.
El reporte repasa que los precios en dólares de la economía argentina son por lo general considerablemente menores a los de Estados Unidos, pero esa intensidad baja en el caso de la ropa. En el primer trimestre de este año, al dólar oficial los precios fueron 16% menores a los de Estados Unidos. En contraste, los alimentos fueron 20% más baratos, la salud 69%, la vivienda 83% y la educación 90%.
“Esto refleja que, en términos relativos, la ropa en Argentina es cara. En el país una prenda ‘compra’ muchos más bienes y servicios que en Estados Unidos. Esto mismo se sostiene en la comparación con otros países desarrollados o mismo de América Latina”, añade el trabajo.
En las últimas dos décadas, en el mundo la inflación de la ropa fue mucho menor al promedio de la economía mientras que en Argentina ocurrió lo contrario. Desde 2001, y tomando 48 países con información disponible, la Argentina fue el que registró la mayor suba de los precios relativos de la ropa (aumentó 32%). En el mundo, ocurrió lo contrario: la ropa se abarató 32%.
Entre 1994 y 2001, los precios relativos de la ropa y del calzado en la Argentina siguieron una tendencia similar a los demás países, pero a partir de 2002 —primer año de la posconvertibilidad— comenzaron a aumentar y a divergir de las demás trayectorias. Como en ese momento, los precios relativos de la ropa eran bastante bajos en el país, durante un tiempo no se notó que la ropa fuera relativamente cara en la Argentina.
Precios relativos
Recién a partir de 2011 el país empezó a tener precios relativos de la ropa más altos que en Estados Unidos, Europa y el resto de América Latina. Desde entonces, y a excepción del período 2016-2019 y 2023-2024, esa tendencia se consolidó.
Entre fines de 2001 y abril de 2024, el precio relativo de los bienes subió 43% en la Argentina. En cambio, los servicios se abarataron 31%. En ningún otro país analizado se observó nada similar. Más bien, los bienes se abarataron moderadamente (5%).
De este modo, una parte relevante de la suba de los precios relativos de la ropa se dio en un contexto general verificado de encarecimiento de los bienes respecto a los servicios. Sin embargo, no todo puede atribuirse a ello porque, en el mundo, la ropa se abarató mucho más que los bienes. De hecho, la ropa a nivel local solo bajo 7% frente a los bienes, cuando en otros países esa caída fue del 28%.
Fundar también analiza qué ocurrió con los precios relativos entre los distintos eslabones de la cadena textil-indumentaria. En tiempos de apertura comercial (1993-2001 o 2016-2019) los precios minoristas de la ropa cayeron más rápido que los mayoristas. “Esto sugiere que las barreras a la importación no sólo ofician de protección a la producción fabril, sino que también generan rentas en el segmento importador-comercial, producto de la menor competencia dentro de ese eslabón”, señalan.
Las razones
Para explicar la trayectoria diferencial de los precios de la indumentaria a nivel local, Fundar apunta a las crecientes barreras a la importación que hubo (subas de aranceles y medidas paraarancelarias); a la incertidumbre y volatilidad macroeconómica que afectaron más a los bienes que a los servicios y al uso de la regulación de precios como ancla antiinflacionaria en rubros como servicios públicos, lo que incidió en la dinámica de los precios relativos.
También menciona que el tipo de cambio real y la brecha cambiaria —creciente durante buena parte de los últimos 13 años— afectaron más a los precios de los bienes que a los de los servicios.
Como causas secundarias, indica la creciente presión tributaria a la producción encareció más los bienes y, en particular, aquellos de cadenas más largas y de alta integración nacional, como la indumentaria; la dinámica del consumo interno y el poder adquisitivo incidieron en ciertos momentos y el acceso restringido al crédito ofició, en la práctica, como un encarecedor del costo del financiamiento, incrementó los costos locales y limitó los aumentos de la productividad.
El presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, varias veces planteó que “el problema que tiene la Argentina es la ‘falta de competitividad sistémica’ donde lo primero que se ataca es la producción, pensando que si nosotros bajamos el costo de producción con eso bajan los precios”. El problema “no es la ropa, sino que todo es caro”; la dificultad “no es producir, sino comerciar; cuando es importada también es cara”.
Desde la Cámara de la Indumentaria señalan que la macroeconomía argentina tiene una distorsión de precios globales. Insisten en que “no es un país normal para analizar fácilmente; las subas y bajas del dólar marca oscilaciones permanentes. Es un problema general, ni siquiera es sólo de esta industria, es de todos los sectores”.
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