Plan mayo. La economía “perfecta” que imagina el kirchnerismo
Horas de algarabía silenciosa y puños apretados se vivieron en el Frente de Todos entre la noche del 29 de enero y la mañana del día siguiente. A las 17.49 los diputados le habían dado media sanción al proyecto que le libera las manos al Gobierno para negociar con los acreedores, el paso necesario para que en los primeros minutos del jueves el Ministerio de Economía, que maneja Martín Guzmán, colgara en su página web el cronograma que seguirá para renegociar la deuda. Fue una jugada preparada de varias combinaciones, entre las que se destacan el propio Guzmán y Sergio Massa, presidente de la Cámara Baja y convertido en facilitador del oficialismo.
La cúpula del Frente de Todos intercambió mensajes de Whatsapp hasta la tarde del jueves. No fue un impedimento el hecho de que el presidente Alberto Fernández estuviera de gira por Europa.
La conducción de la Casa Rosada aprendió de los errores de Mauricio Macri. Ninguno de los socios del Frente de Todos hace pronósticos con respecto al futuro de la economía. Tras la insistencia de LA NACION, con cara reflexiva, una de sus principales figuras mencionó un mes del calendario: en mayo próximo, estimó, la Argentina estará creciendo.
El Gobierno es optimista con respecto al futuro, pero teme que la impredecible economía argentina le juegue una mala pasada, otra evidencia que recogen de sus antecesores. La temperatura del ánimo la dará la resolución, si ocurre, de la crisis de la deuda.
Algunos acreedores les dieron señales positivas. Pero el equipo económico y las cabezas políticas descuentan que ciertos tenedores de bonos rechazarán cualquier oferta de la Argentina y elegirán la vía judicial para definir la cuestión. Allí la expectativa es reducir la cantidad a un puñado de lobos solitarios.
El límite es delgado. Economía trabaja en propuestas distintas para cada papel. La línea rectora es que los acreedores no ganen, pero tampoco pierdan. Es el denominado break even, algo que en una traducción libre se podría definir como "salir hechos". Eso implica que no pierdan plata, condición fundamental para que las casas matrices acepten una propuesta.
Desde antes de llegar a la Casa Rosada una parte del equipo de Alberto Fernández sugería una quita. El recorte no necesariamente será de capital. Es casi seguro que eso no ocurrirá con el Bonar 24, por ejemplo. Con un vencimiento corto, hacerlo implicaría obligar a perder plata a quienes lo tienen, una oferta de fracaso asegurado.
Como definió Guzmán, la Argentina también jugará con las opciones de tocar intereses y plazos. Mayo es, otra vez, el mes que más se repite en las conversaciones informales en el Gobierno como fecha posible para cerrar una negociación. Uno de los anzuelos será la mejora en las cotizaciones que tendrían bonos hoy alicaídos.
Otros números entusiasman al Gobierno. Sus funcionarios más obsesivos siguen día a día la marcha de la recaudación que hace la AFIP, a cargo de Mercedes Marcó del Pont, un dato que no está disponible al público (solo se muestra mensualmente a período vencido). Hablan de un incremento sostenido, síntoma de la recuperación del consumo y del mercado interno, que representa el 80% de la actividad. Y un 70% está en manos de pequeñas y medianas empresas (pymes). Mercado interno y pymes son la apuesta del Frente de Todos.
Massa defendió esta semana a Guzmán, especialista en deuda antes que en cualquier otra cosa, con el argumento de las pymes. "Mirá si será ministro de Economía que está resolviendo el problema de la deuda y al mismo tiempo bajando la tasa", dijo mientras compartía un informe del Banco Provincia que señalaba el cambio de situación.
Un funcionario de primera línea se molestó a mediados de esta semana con su interlocutor, que le había dicho que habían subido impuestos a todos. "¿A todos? Les bajamos a 320.000 pymes, pero nadie habla de eso", le reprochó.
El Gobierno tiene la tranquilidad de que hizo el trabajo sucio al principio: aprovechó una herencia positiva –así la llaman- de Mauricio Macri, como el cepo cambiario, recortó el déficit fiscal heredado con una suba de impuestos y busca repatriar US$7000 millones en capitales de argentinos en el exterior usando como anzuelo la posibilidad de pagar comparativamente menos por bienes personales. Resta saber si la tarea lo conduce al destino que imagina.
Más leídas de Economía
"Se vienen tiempos difíciles". El presidente de Aerolíneas Argentinas envió una carta a sus empleados con una dura advertencia
Impuestos y licuadora. “No gastarás”, el mandamiento de Milei con el que oculta algunos “pecados”
Son millones. Un “Nobel” dijo a quiénes hay que cuidar para terminar con el hambre