Santiago Kovadloff. "Negar que haya habido corrupción es negar la realidad"
El escritor, filósofo y ensayista Santiago Kovadloff participó del programa Comunidad de Negocios con José Del Rio, que se emite por LN+, y señaló que "la epública está en peligro" porque "desde el Poder Ejecutivo hay una fuerte tendencia a volver a los gobiernos caudillescos, a los liderazgos personalistas, a la palabra autoritaria".
"El retorno al autoritarismo se evidencia cada vez con más fuerza, cerrando el camino de la interlocución, obstruyendo la vida parlamentaria, quitándole autonomía a la Justicia e impidiendo que la economía se reconstruya con la presencia de capital privado", agregó.
En este contexto, el filósofo hizo una radiografía del Gobierno donde ve al presidente Alberto Fernández como un hombre que en algún momento evidenció, entre la ambigüedad general de su lenguaje, interés en generar algún espacio político alternativo al del kirchnerismo.
"Hoy nos preocupa cómo su protagonismo se desdibuja en favor del predominio de un idea del poder político que vuelve a comprometer de manera inequívoca el porvenir de la república, de la vida constitucional y de manera eminente pone la subordinación de la ley al poder político",describió.
"El lenguaje del presidente y algunas de sus conductas siguen siendo ambivalentes en cuanto a su orientación profunda. Pero la conducta de la vicepresidenta ya no deja dudas que la orientación dominante del Gobierno actual está fijada por quienes provienen del pasado y aspiran a regresar al pasado", añadió.
En cuanto al liderazgo, indicó que sería bueno que "el presidente diera evidencias no solo de autonomía de pensamientos sino también de preponderancias de sus convicciones no kirchneristas si las tuviera en el ejercicio de sus función pública".
Además dijo que no existe el albertismo. "Es bueno que no lo haya. Lo que debe haber son instituciones republicanas, un uso más atenuado de la primera persona del singular, que puede ser explosiva en el orden democrático, donde el nosotros es aconsejable", opinó.
"El albertismo en el mejor de los casos es una aspiración de determinados sectores políticos que ha sabido actuar para enfrentar al Covid-19 con relativo éxito y que merece reconocimiento porque ha demostrado un pluralismo y una capacidad de escucha pero que no ha logrado extender a otros órdenes políticos", añadió.
Según Kovadloff, la vicepresidenta necesito de una alianza con Fernández para poder llegar al poder que una vez alcanzado, se nota paso a paso que la autonomía real y pequeña pero virtual y necesaria de Fernández "compromete el logro de sus propios objetivos políticos y la del retorno de una hegemonía del kirchnerismo en todos los órdenes de la construcción republicana".
Para el ensayista, hay un conjunto de variables que confluyen para determinar esa preeminencia del retorno del pasado que demuestra que la Argentina está más cerca del siglo XIX que del XXI, como las "urgencias de orden judicial que a la vicepresidenta la comprometían y la siguen comprometiendo y que compromete su libertad y la de sus hijos".
En este sentido, recordó que la manera agresiva y severa de expresarse de Cristina Kirchner en sus discursos era la misma de su marido cuando había iniciado su mandato con un tono agresivo y severo. "El autoritarismo se traduce en un tono de voz y en un pensamiento apocalíptico que divide a los quienes disienten entre sí, entre réprobos y elegidos y ella queda colocada delante de los elegidos", sostuvo.
Asimismo, señaló que la expresidenta niegue la corrupción del peronismo es una actitud nefasta: "Si bien el peronismo no cabe por entero en el concepto de corrupción, negar que haya habido corrupción es negar la realidad".
En la post pandemia, afirmó que la Argentina entraría sumamente debilitada por una profunda disociación en el discurso presidencial de cuidado ante la epidemia y las dificultades para la reincorporación a la vida laboral con la eficacia y decisión necesaria.
"Tenemos un liderazgo bifurcado así como un poder bicéfalo que cada vez tiende a ser identificado por una de sus dos cabezas, la de la vicepresidenta. Así también tenemos una situación estructural disociada entre un liderazgo político que se ve afectado por las condiciones de precariedad enorme del país y la necesidad de proteger vidas", explicó.
Por último, entiende que la oposición está intentando reconstruirse como una fuerza unitaria y que hoy no solo no tiene la suficiente capacidad de reacción ante al oficialismo, tampoco tiene la suficiente autonomía en su discurso para generar algo más que una simple reacción.
"Estamos ante una oposición que necesita conceptos más profundos que aquellos de la mera denuncia. Ese 41% de la población que respaldó a la oposición en las últimas elecciones no encuentra correlativamente allí una estructura suficientemente vertebrada como fuerza alternativa y con un discurso capaz de generar expectativas que vayan más allá de la réplica al oficialismo", concluyó.
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