“Segunda década perdida”: la cruda radiografía del economista José María Fanelli sobre el estancamiento del país y cómo repensar el desarrollo de la Argentina
“No funcionó el Consenso de Washington en los ‘90 ni el Estado presente financiado con inflación e impuestos elevados y distorsivos en los 2000″, dijo el analista; sus claves para diagramar un plan de crecimiento
José María Fanelli es uno de los especialistas argentinos que más escribió y estudió sobre la evolución de los diferentes modelos macroeconómicos del país a lo largo de las décadas, y su visión de la historia reciente de la Argentina es lapidaria: “Fueron todos fallidos”.
Según el investigador de la Universidad de San Andrés y del Conicet, doctor en Economía por la Universidad de Buenos Aires, “todos los intentos por reformar la economía y el sector público” desde el final del modelo de industrialización por sustitución de importaciones hasta la actualidad fracasaron y hoy “estamos viviendo la segunda década perdida de la democracia”.
“No funcionó el Consenso de Washington en los ‘90 ni el Estado presente financiado con inflación e impuestos elevados y distorsivos en los 2000″, sentenció Fanelli, en su exposición durante el seminario anual de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) en Chaco, y acompañó su planteo con la evolución de las variables macro. “Desde 1960 hasta hoy, el PBI creció 2,3% y la población un 1,3%, entonces el PBI per cápita creció solo 0,9%”, ilustró, para explicar que los resultados de la Argentina no son exitosos más allá de la sucesión de modelos de mayor apertura y liberalización de la economía y otros con mayor intervención del sector público.
“Se hacen reformas todos los días y sigo creyendo que con la democracia se cura, se come y se educa, pero no lo hemos logrado. Y de eso tienen que hacerse cargo toda la dirigencia política argentina que estuvo desde 1983 hasta 2022″, dijo el economista, y agregó: “Estamos haciendo una pésima lectura de nuestros problemas”.
Fanelli describió a la evolución reciente de la Argentina como un “cambio estructural regresivo”, al advertir que el país no avanza hacia el “desarrollo” sino que vive un proceso de estancamiento y caída en el nivel de ingresos. Y según su diagnóstico, uno de los factores que explican este deterioro es la caída en la productividad.
Según el analista, si bien hay sectores “dinámicos” con escala que “se modernizan”, como algunas ramas de la industria, pudieron ser más productivos reduciendo su nivel de empleo. Y, en cambio, “crecen los sectores informales, que se concentran en brindar servicios, con bajos salarios por su baja productividad”. “La contrapartida de ese proceso es la precarización laboral. En el mundo se reduce la informalidad a medida que el PBI per cápita sube. La informalidad es el indicador del desarrollo de una economía. Y como en Argentina es regresivo, estamos peor que antes: hay cada vez más informalidad”.
Y en ese escenario, advirtió sobre la reacción “defensiva” que adoptan diferentes actores económicos para cuidar sus posiciones. Allí incluyó a las “élites” empresarias, sindicales y a la dirigencia política. “Las élites, desde las que representan a trabajadores hasta los empresarios o los empresarios, están diseñadas para proteger su quinta. Todos depredan y cuidan su rancho. Es una reacción defensiva porque la productividad está cayendo. Perdemos tanto tiempo en luchar por nuestros ingresos y nuestro lugar que nos olvidamos cómo hacer crecer la productividad”, dijo Fanelli.
En ese sentido, advirtió en la necesidad de “pensar reformas para el desarrollo” para romper con la tendencia al estancamiento, la sucesión de crisis económicas y el empobrecimiento: “Las crisis rompen el tejido social y económico. El país vive una mala inserción global con caída de competitividad, que genera exclusión y pobreza, capacidades deficientes y elites depredadoras”.
Más allá del escenario sombrío, Fanelli se mostró optimista hacia el futuro y planteó que “con la democracia se puede apuntar al desarrollo”.
Además, se expresó a favor del “mérito”, pero “para hablar de eso tengo que darle a la persona capacidades”. “No puedo hablar de meritocracia con una persona que hace 10 años está desempleada y no tiene socialización en el trabajo, entrenamiento y demás”, sostuvo.
Para eso, insistió en la necesidad de “un programa de desarrollo” que “no se puede hacer en 100 días ni en cuatro años”. “Necesitamos volver a pensar cómo vamos a competir, cómo vamos a exportar y cómo vamos a poner de nuevo a los chicos en la escuela”, dijo el analista.
Como parte de ese esquema, propuso en ese esquema de “secuencias de reformas” donde el primer paso es diagramar el modelo de desarrollo. “El segundo es la sustentabilidad de la deuda, para establecer la necesidad de cómo financiarla. El tercer paso es controlar el déficit fiscal, para que no haya dominancia fiscal en la política monetaria. Después hay que definir un régimen monetario, yuna vez que se definieron estas cosas, la quinta es ocuparse de los bienes públicos de manera crítica y con criterio. Pero hay que garantizar los primeros, porque si no, no tengo estado, y son solo personas que se dedican a hacer el rollover de deuda”, dijo.
También advirtió por el potencial de crecimiento que tiene la Argentina, al advertir que el sector privado tiene atesorados fuera del sistema unos US$400.000 millones. “Eso quiere decir que la demanda de dinero es baja y el tamaño del sistema financiero es chiquito. La pregunta del millón es cómo reconstruir la confianza, y la clave es el día en que hagamos un programa creíble de desarrollo”.
En ese punto, Fanelli se mostró crítico de las ideas de dolarización como camino al desarrollo. “Hubo una economía dolarizada y bimonetaria. Ya lo hicimos y nos salió mal. Buscar formas cortas de reconstruir la demanda de dinero no existe. El único shock es reconstruir la idea de que tenemos un proyecto”, dijo.