Simon Ruda: "Por años, los economistas monopolizaron las políticas públicas"
El científico del comportamiento dice que ahora es el turnode los psicólogos y de los especialistas en percepciones
El mundo de Simon Ruda está lleno de datos, hipótesis, teorías de la Psicología y la Sociología y experimentos. El director de Asuntos Internos y Programas Internacionales del Behavioural Insights Team (una compañía que pertenece al gobierno británico, la ONG Nesta y sus propios empleados) se encarga de que las investigaciones que lidera contribuyan para mejorar políticas públicas en las más diversas áreas a través de insights ("percepciones") de comportamiento.
-¿En qué casos la ciencia que estudia puede aplicarse a aumentar la productividad de un país?
-Hubo un trabajo del profesor de Wharton, Adam Grant, que midió la productividad de dos call centers cuyo propósito era recaudar dinero para caridad. Un centro fue el grupo de control, y en el otro, los empleados conocieron a las personas beneficiadas por sus llamados. Obviamente, en el segundo caso aumentó la productividad. En muchas industrias es posible hacerlo si quienes trabajan conocen el impacto de lo que hacen. Una vez más, todo se trata de feedback. También los incentivos pueden ayudar. A la hora de dar bonos, es bueno retribuir un buen trabajo, pero es mejor dejar que un empleado nomine a un colega por su aporte.
-¿Diría que su trabajo es complementario con el big data?
-Si el big data no existiera, los insights de comportamiento lo seguirían haciendo. Igual, se pueden diseñar políticas públicas con el uso de estos datos de modo que incentiven a la gente a tomar mejores decisiones. ¿Sabés cuántas calorías consumiste en los últimos seis meses? Probablemente alguien lo sabe: quizás tu supermercado. Si a esos datos se los pone en un formato legible para las máquinas, los desarrolladores pueden crear productos que te den información para estar más sano. El objetivo es conductual, pero los medios son a través del análisis de big data.
-Vivió el Brexit en su país. ¿Hay una tendencia hacia mayor aislacionismo que podría tener consecuencias negativasel comercio mundial?
-Veo una fluctuación de la "integración" a "reacciones contra la integración". El Brexit es una reacción a la globalización. Si bien se ven estas resistencias, también se ven movimientos hacia más integración. Esto va a significar una dinámica muy interesante para decodificar desde la política y la economía, y el estudio del comportamiento tiene un rol en generar más mecanismos para la integración, por ejemplo, en ayudar a entender las perspectivas de los demás. Del mismo modo, por estas fluctuaciones, el contacto incremental entre países es importante para el comercio, pero no debe ser excesivo. Imagínense: si en la Argentina no se ven productos o servicios relacionados con el Reino Unido, no entenderían lo que aquel país tiene para ofrecer. Si pueden ver un Rolls-Royce, o algún otro producto, puede haber más aceptación. Pero, si todo lo que consumen es británico, se van a hartar. Se trata de entender el equilibrio.
-¿Cómo evolucionará la importancia de los insights de comportamiento en la economía?
-Crecerá. Por años, los economistas tuvieron el monopolio en la cocina de las políticas públicas. Ahora les toca a los psicólogos y los economistas del comportamiento. De todas maneras, estos insights tienen algo para decir en cualquier área donde haya decisiones y humanos.