¿Un renacimiento estratégico?
PARIS. El foro político necesario para una cooperación monetaria mundial es el G 20, aún cuando la experiencia de numerosas organizaciones internacionales muestre que es demasiado numeroso para obtener consensos y tomar decisiones públicas audaces. La legitimidad no la logrará parlamentando con chicanas y querellas sino mostrando su eficacia.
La realidad del G 20 de Cannes, además de los rostros hostiles de la brasileña Vilma Roussef y del ruso Dmitri Medvedef, fue la promesa, nada en concreto, de un Fondo Monetario Internacional asumiendo compromisos ilimitados.
No muchos advierten el renacimiento estratégico del Consejo de Estabilidad Financiera (CEF), una instancia poco conocida del gran público pero que, cumbre tras cumbre, gana en importancia.
En efecto, el G 20 manifestó su ambición de que esta organización informal tenga su estructura jurídica propia, se convierta mâs adelante en la instancia que fije las reglas del juego mundial de las finanzas y las haga respetar. Actuará ahora por encima del Comité de Basilea que define los niveles de fondos propios mínimos de los bancos, y en concertación con el Banco de Pagos Internacionales (BRI), el banco de los bancos centrales.
Entre sus funciones figuran la del tratamiento de los establecimientos crediticios de importancia sistémica cuya lista de 29 establecimientos ya fue publicada, la actividad de los bancos paralelos, finanzas en la sombra que representaron casi U$S 60 billones fuera del sistema bancario regular, los productos derivados de cobertura intercambiados, las remuneraciones, la protección de los consumidores, la fijación de los precios de las materias primas, las agencias de calificación y la lucha contra la evasión fiscal.
La presidencia del CEF -que vio la luz en 1999 para reforzar la cooperación entre las autoridades nacionales e internacionales y promover la estabilidad financiera- estará a cargo de Mark Carney (46 años), Gobernador del Banco Central de Canadá.
La vicepresidencia fue confiada a Philipp Hildebrand (48 años), Gobernador del
Banco Central de Suiza -responsable de la decisión de fijar la paridad cambiaria piso de 1,20 francos por euro- quien a partir de ahora y durante tres años tendrá un vínculo directo con los ministros de finanzas del G 20 a los que mantendrá informados de la vulnerabilidad macroeconómica.
Estos funcionarios que encarnan una línea dura frente a los bancos "demasiado grandes para quebrar" estudiaron en Oxford en la misma época e hicieron carrera en las finanzas. El canadiense en Goldman Sacks, y el suizo, en Moore Capital en New York y luego en Vontobel y la Union Bancaire Privée, en Suiza.
Mark Carney mantiene una dura disputa con James Dimon, Presidente de JPMorgan, que amenaza con disminuir el financiamiento a la coyuntura y los créditos si está obligado a cumplir con las nuevas normas mínimas de capitales propios. El regulador canadiense no le reconoce el derecho a actuar de esa forma, percibiendo en esas reglas, por el contrario un factor que ayudará a que los actores económicos retomen confianza.
Preocupación y rechazo
Los estrategas se inquietan cuando comprueban que la caída de la clase de ingresos medios europea y la destrucción de los sistemas sociales en Europa, no se debe generalmente a causas internas, sino que se produce cuando, una vez celebrados los acuerdos de permuta (swaps) con bancos de primera línea utilizados para envolver a la usura en encajes bizantinos, se instrumentan montajes financieros de productos derivados sobre emisiones de deuda pública.
Tampoco comprenden que el Banco de China, poco conectado con las finanzas mundiales, figure en la lista de establecimientos sistémicos cuando no sólo es uno de los primeros acreedores de los Estados Unidos, sino que su creciente financiamiento a la economía -gracias a los enormes depósitos chinos a bajo costo- presenta ventajas mayores a las exigencias reforzadas de fondos propios.
El FMI sostiene que los principales indicadores de liquidez del sector bancario
chino parecen sanos, estima en 4 % el crecimiento del PIB , en 10 % la masa monetaria (M2) y una caída del 26 % en los precios de los bienes raíces.
Adiestrados para conservar la calma tanto Carney como Hildebrand saben que lo que es exagerado es insignificante, siendo entonces poco probable que suscriban a la idea de una explosión china haciendo del dragón del crecimiento el peligro amarillo siempre reiterado.
Para ellos, las finanzas se convirtieron en uno de los medios y objetivos de la estrategia ya que a través de la moneda, el crédito, los valores de los activos y el precio del tiempo, es posible obtener victorias con consecuencias análogas a los triunfos militares.
El autor fue gerente del Banco Nación en París y es consultor en estrategias de tasas de interés y paridades cambiarias.