Autócratas del fútbol
Pablo Toviggino, claro exponente de una pésima educación, personifica la nefasta connivencia entre poder político, seudoempresarios y deporte
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En los últimos años, en distintas actividades donde se confunde la legalidad con lo ilícito aparecen personajes que son una muestra de la degradación que soporta desde hace un tiempo parte de la sociedad argentina.
En la política como en los negocios, vemos estos exponentes de la prepotencia, el mal gusto, la falta de cultura y la soberbia de los educados a medias que creen que cierto éxito económico, que casi nunca pueden justificar, les da patente de personajes importantes.
Uno de ellos es el tesorero de la AFA, Pablo Toviggino, quien desde un pequeño club de barrio de Santiago del Estero y gracias a sus vínculos con Gerardo Zamora, uno de los gobernadores más controvertidos y sospechados de corrupción del país, ha logrado amasar una fortuna y encumbrarse en la AFA, en la que aparece como el sostén más importante del president, Claudio Tapia, otro oscuro individuo que ganó notoriedad por su relación matrimonial con una hija del dirigente del sindicato de camioneros Hugo Moyano.
Los éxitos logrados por el esfuerzo, talento, aptitudes y sacrificios del plantel de la selección argentina de fútbol, entre ellos el tercer campeonato del mundo, liderados por un director técnico que representa también los valores del trabajo y el esfuerzo, se los atribuyen como propios estos dirigentes que, con sus actitudes, palabras y hechos, revelan los peores defectos que a veces mostramos los argentinos.
Los campeonatos locales ponen en evidencia en cada certamen, y partido tras partido, la crisis del fútbol local, que los triunfos de la selección nacional no pueden disimular: alteración de las reglas de juego, arbitrajes sospechados de venalidad, torneos improvisados, uso de sedes escasamente redituables o que se financian desde los gobiernos restando recursos a sus funciones esenciales.
Toviggino pretende encumbrarse como el autócrata del fútbol argentino. Con su lenguaje y sus modales orilleros propios de un barrabrava y de alguien que poco tiempo le dedicó a educarse. No soporta opiniones distintas de la suya y no admite cuestionamientos ante decisiones claramente arbitrarias, errores comprobables y gestiones sospechosas de ilicitud.
A los ataques a dirigentes de clubes de fútbol, jugadores, técnicos y periodistas deportivos, ahora incluyó al propio jefe de Gabinete, llegando incluso a insinuar amenazas.
Como parte de su desbocada forma de ser y de conducirse, Toviggino la emprendió recientemente contra Guillermo Francos con un lenguaje y apreciaciones totalmente fuera de lugar, lo que le valió duras respuestas del funcionario y también de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
El tesorero de la AFA no hace más que demostrar que es un claro exponente de pésima educación y de una connivencia nefasta entre poder político, seudoempresarios que solo pueden prosperar merced a las prebendas estatales y el deporte, y que tiene en el gobernador de Santiago del Estero el principal artífice, que suma escándalo tras escándalo, todos protegidos por una Justicia cómplice que no cumple con su deber.
Tipo de trabajo:
opinión
