Causas y lecciones de un apagón sin precedente
Mientras se aguardan las explicaciones, debe recordarse que los reaseguros sobre una falla técnica deben ser proporcionales a sus posibles consecuencias
El colapso del sistema eléctrico producido el domingo pasado, Día del Padre, alcanzó una gravedad y extensión que no registra antecedentes en nuestro país. Con excepción de las áreas no interconectadas al sistema nacional, como es el caso de Tierra del Fuego, prácticamente la totalidad del territorio argentino e incluso el uruguayo resultaron afectados.
Esta vez, a diferencia de los cortes más habituales, la causa no estuvo en la fase de distribución, que es la que relaciona a los usuarios con las empresas que le suministran y facturan la energía eléctrica, sino en la transmisión y la generación. Son áreas donde no llega en forma directa la indagación y el reclamo de los usuarios. De ahí que los cientos de miles de llamados de la gente sin luz no encontraban explicaciones ni pronósticos acerca de los tiempos para la restitución del servicio, lo cual acentuó la incertidumbre y el malestar general. El apagón se prolongó durante unas ocho horas en la mitad del país, en tanto que en algunas localidades se extendió por más de 15 horas.
Se solicitaron y esperan los informes detallados y fundamentados de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) y de Transener. La primera es la empresa responsable de administrar el sistema de generación, ordenando el denominado despacho de cargas; esto es, el suministro de cada central en cada instante. La segunda es la operadora del sistema nacional de transmisión en alta tensión. En ambas empresas tiene participación el Estado nacional. Hasta tanto estos informes no estén terminados no se podrá tener plena claridad de lo sucedido y de las responsabilidades adjudicables. No obstante, se conocen algunas circunstancias y opiniones técnicas atendibles.
Lo primero que debe decirse es que una regla esencial de la ingeniería es que los reaseguros sobre una falla técnica deben ser proporcionales en costo y seguridad a la gravedad de las consecuencias de la falla en cuestión. Un apagón energético es muy grave y si se extiende a todo un país, puede ser catastrófico. Parecería, según las primeras observaciones, que la causa inicial del que hemos sufrido fue la salida de servicio, a un mismo tiempo, de las dos líneas de 500 kW que traen la energía desde las centrales hidroeléctricas Yacyretá y Salto Grande. Una de esas salidas estaba programada para permitir el traslado de una torre, ubicada en un lugar afectado por la crecida del río Paraná Guazú. Este trabajo ya previsto ponía en situación de alta criticidad a la línea paralela. Hacia ella debían dedicarse todos los recaudos para hacer absolutamente improbable cualquier falla. Los informes deberán dilucidar si estos recaudos se tomaron y la interrupción de esa segunda línea fue un hecho fuera de toda previsibilidad. Aunque parece descartarse, deberá también confirmarse que no hubo alguna acción intencional.
La primera consecuencia fue la detención de las dos grandes centrales hidroeléctricas. Su magnitud impactó todo el sistema. Pero las investigaciones deberán explicar por qué no pudo evitarse el efecto dominó que fue deteniendo, una por una, todas las centrales del sistema interconectado. Según técnicos es la forma de protegerse ante una desincronización de la frecuencia de 50 hertz (ciclos por segundo) que caracteriza nuestro sistema de corriente alterna. Deberá clarificarse si no había forma de evitar ese efecto o sus consecuencias sobre las centrales de generación con esa extensión.
El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, y el presidente Mauricio Macri se han propuesto que no vuelva a ocurrir un hecho de estas características. Debe reconocérseles que durante su gestión han concretado hechos positivos para recuperar el deteriorado estado de una infraestructura que había sufrido políticas irresponsables y manejos corruptos. Es ahora su responsabilidad dar plena claridad en la explicación de lo ocurrido, ya que ese es el único camino para encarar racionalmente las medidas que impidan que el colapso registrado no vuelva a producirse.