China: censura que no cesa
La máquina de censura de China hace todo lo posible para evitar que sus ciudadanos tengan acceso a las imágenes de las protestas que han estallado en varias ciudades del país. Con las calles custodiadas por la policía y la información en internet bajo censura, las autoridades chinas intentaron contener un movimiento de protesta de alcances históricos, en el que la población reclamó más libertades y el fin de las restricciones sanitarias por el Covid.
Cualquier información sobre las marchas parecía haber sido eliminada de las redes sociales chinas. Las informaciones sobre el brote de Covid que ha sufrido el país asiático en los últimos días se han silenciado localmente, pero son ampliamente difundidas en el exterior, incluyendo el pedido de renuncia del recién nombrado presidente para un histórico tercer mandato, Xi Jinping.
En China es prácticamente imposible que la población proteste pacíficamente sin sufrir hostigamientos y procesos judiciales.
Hace poco se dio a conocer que el organismo de control de internet del régimen elaboró un borrador de ley para regular los servicios de redes sociales y las plataformas de video, revisando los comentarios escritos por los usuarios antes de que se publiquen. El gobierno chino censura internet para bloquear la disidencia y mantener bajo control a la población.
En los últimos días las autoridades chinas flexibilizaron algunas de las medidas de la política de “Covid cero”, lo que refleja que, a pesar de la maquinaria represiva del régimen, las protestas espontáneas lograron en parte el objetivo buscado. En uno de los peores momentos del Covid, se reabrirán las fronteras a partir de pasado mañana, luego de tres años de férreas restricciones al ingreso de extranjeros.
Los esfuerzos por reprimir la libertad de expresión y despreciar la protección de la privacidad de los datos son una clara evidencia de que los funcionarios del régimen chino se preocupan más por mantener el control del poder que por el bienestar de sus propios ciudadanos.