La nefasta tendencia a cambiar las reglas de juego electorales
La implantación de la ley de lemas y una forzada interpretación constitucional para la reelección del gobernador violentan las instituciones en San Juan
No pocos gobiernos provinciales mantienen una tendencia a alterar las reglas de juego electorales con el fin de poner las normas que regulan el sufragio al servicio del oficialismo de turno en su esfuerzo por mantenerse en el poder.
En diciembre de 2021, transcurridas pocas semanas de las elecciones de medio término, con un oficialismo nacional duramente derrotado en el orden nacional y un triunfo provincial por exiguo margen, en un trámite exprés, el gobierno sanjuanino obtuvo de la Legislatura la supresión de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Unos nueve meses más tarde, a principios de septiembre del año pasado, el gobernador Sergio Uñac logró reimplantar a través de la Legislatura la nefasta ley de lemas, lo cual constituye un enorme retroceso institucional.
Los argentinos hemos asistido, especialmente durante los años 90, a numerosos ejemplos sobre cómo la ley de lemas distorsionó la voluntad popular y posibilitó el triunfo de candidatos minoritarios. Sucedió en dos elecciones de Santa Fe, en 1991 y 1995, en la que fueron elegidos gobernadores –Carlos Reutemann y Jorge Obeid, respectivamente– que cosecharon menos votos que quien fue derrotado –Horacio Usandizaga, en ambas ocasiones–. Algo que es factible porque los votos de los distintos candidatos o sublemas de cada coalición política se suman, de modo que el candidato con mayor número de sufragios dentro de la fuerza política que suma más votos termina siendo consagrado ganador, aunque un candidato de otro partido político haya cosechado más sufragios que él,
Estos intentos muestran la hipocresía de dirigentes que, invocando representar los intereses del pueblo, solo buscan mecanismos para evitar que pueda expresarse libremente y sin trampas.
Un nuevo conflicto se plantea en San Juan para los comicios provinciales de los previstos para el 14 de mayo, de los que surgirá el nuevo gobernador. La Constitución provincial permite a quienes ejercen la gobernación y la vicegobernación dos reelecciones consecutivas. El gobernador Uñac fue vicegobernador entre 2011 y 2015 del entonces gobernador José Luis Gioja, a quien sucedió en 2015, y luego fue reelegido en 2019.
La oposición, nucleada en el lema Unidos por San Juan, que representa a Juntos por el Cambio, sostuvo que Uñac ha cumplido los tres períodos que fija la Constitución provincial, por lo que impugnó su postulación. El oficialista frente San Juan por Todos, en cambio, planteó ante el Tribunal Electoral provincial que solo deben computarse los mandatos como gobernador y que, por lo tanto, puede postularse para una segunda reelección.
El Tribunal Electoral finalmente desestimó las presentaciones efectuadas por la oposición y consideró que el actual mandatario provincial se halla habilitado para aspirar a un nuevo período gubernamental consecutivo. El fallo fue rechazado por la oposición, que recurrió ahora a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Solo Mendoza y Santa Fe han sabido hasta ahora preservarse para evitar los intentos de perpetuación en el poder, bloqueando proyectos de reforma constitucional que, con el pretexto de supuestas modernizaciones, solo disfrazan el verdadero interés de permanencia en el poder que algunos gobernadores, como en Santiago del Estero, han llevado al descaro colocando a la propia esposa cuando no logran superar las sabias barreras legales.
Cabe recordar que la Constitución nacional, al admitir una sola reelección consecutiva, estableció la misma restricción para el vicepresidente. Es decir que, si el vicepresidente acompaña al presidente en dos períodos consecutivos, no puede aspirar a ser elegido seguidamente. Y si ha sido vicepresidente en un período, a continuación solo puede pretender ser elegido para un único período presidencial.
San Juan se destaca por ser la primera provincia que reconoció la libertad de cultos en 1825, en tanto que el censo de 1869 destacó a esta provincia como aquella con menos analfabetismo después de Buenos Aires. Con tales antecedentes tan valiosos, no pueden menos que lamentarse retrógradas iniciativas, propias de oligarquías decadentes que recurren a cualquier arbitrio para deformar la voluntad popular en su afán por eternizarse en el poder.