Corea del Sur añade inestabilidad
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MADRID.- La ley marcial, vieja conocida de los tiempos dictatoriales en la República de Corea, estuvo de nuevo vigente —aunque afortunadamente apenas durante seis horas— tras ser declarada por su presidente, Yoon Suk-yeol. La movilización ciudadana y la diligente reacción institucional del Parlamento, que consiguió anular la decisión a pesar del asedio militar, han salvado la legalidad.
No había motivo constitucional alguno para que el jefe del Estado tomara una medida tan extrema y traumática en la historia de un país que no alcanzó la democracia hasta finales de los años 80. Tienen muy poca credibilidad los argumentos de Yoon para justificar la asonada: el peligro que representa Corea del Norte y sus supuestas infiltraciones en el Sur. La debilidad parlamentaria de su gobierno procede más bien de la debilidad de su base electoral, la inflación galopante, la crisis inmobiliaria, las desigualdades sociales y las crecientes dificultades de las generaciones de mayor edad en una sociedad en la que se ha acelerado el envejecimiento demográfico.
Afortunadamente, la intentona se ha saldado sin daños personales. Esta desgraciada jornada golpista tampoco es ajena a un paisaje de inestabilidad mundial del que la dividida península de Corea es ahora protagonista por la participación del Norte en la guerra de Ucrania como apoyo a Putin y por la fragilidad exhibida por una democracia tan aparentemente consolidada como la del Sur. Yoon deberá enfrentarse a una investigación judicial. Su presidencia ha quedado arruinada, tanto de cara al interior como al exterior.