Jaque al cigarrillo
La tendencia a combatir el consumo de tabaco sigue creciendo en el mundo. El 10 de este mes comenzó a regir en toda Italia una ley antitabaco considerada entre las más restrictivas de Europa, que prohíbe fumar en los lugares públicos, oficinas, restaurantes, bares y discotecas, con fuertes multas para los transgresores, ya sean fumadores o propietarios de locales que no hagan cumplir las normas.
Aunque la mayoría de los países europeos ya tomó medidas antitabaco, Italia se convirtió en el tercer país, detrás de Irlanda y Noruega, en aplicar normas tan extremas. Y el reino de Bután, en la cadena montañosa del Himalaya, entre China y la India, se convirtió en el primer país del mundo que prohíbe fumar en público y vender tabaco y cigarrillos, con el propósito, según declaró el gobierno, de mejorar el bienestar de la población.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Argentina tiene la tasa de tabaquismo más alta de América latina: fuma más del 39 por ciento de la población adulta, el 45 por ciento de los varones y el 34 de las mujeres, y cerca del 70 por ciento de los chicos argentinos respira humo de tabaco en su propio hogar. El crecimiento de la epidemia local se explica básicamente por un aumento del consumo entre sectores pobres, pero también debido al incremento de la adicción entre las mujeres, que fue del 10 por ciento en los últimos cinco años. Los datos más preocupantes los suministró recientemente el ministro de Salud, Ginés González García, cuando señaló que el tabaquismo produce más de 100 muertes diarias en el país, que cada día 500 chicos y adolescentes comienzan a fumar y que se gastan anualmente cuatro mil millones de pesos para reparar los daños que el cigarrillo provoca en la salud, una cifra que representa más del 15 por ciento del gasto total en materia sanitaria.
En mayo de 2003, la Argentina firmó el Convenio Marco para el Control del Tabaco, que tiene tres fundamentos básicos: aumentar el precio de los cigarrillos, prohibir la publicidad engañosa y limitar la publicidad en general, e imponer más barreras al hábito de fumar en lugares públicos. Con estas medidas, el tabaquismo disminuyó drásticamente en los países del Primer Mundo.
Además, desde hace un año, el Ministerio de Salud está elaborando un proyecto de ley -que se suma a otros presentados por legisladores de diversas bancadas, pero que hasta ahora no han tenido éxito- cuyo punto más saliente es la prohibición de fumar cigarrillos en lugares públicos cerrados y en los ambientes de trabajo. La iniciativa prevé duras sanciones para los dueños o responsables del lugar donde se encuentre el fumador: la multa mínima equivaldría al valor de 250 paquetes de cigarrillos de 20 unidades cada una, de la marca de mayor precio del mercado, y la máxima, para los reincidentes, ascendería al millón de atados.
De aprobarse la iniciativa oficial, en los paquetes de cigarrillos figurarán leyendas más grandes e imágenes que ilustren el daño que provoca la nicotina, no se permitirá la utilización de términos como "light" o "suave", y el número de unidades por atado será de 20 como mínimo.
En la lucha contra el cigarrillo, la propuesta del gobierno nacional de prohibir que se fume en espacios públicos cerrados tiene como antecedente una ley antitabaco de la provincia de Córdoba, que regirá a partir de marzo próximo. Según la norma cordobesa, la veda será total. Por ejemplo, los bares y restaurantes no tendrán la alternativa de dividir el salón en sectores de fumadores y no fumadores. Directamente se impedirá consumir tabaco.
No obstante la importancia de estas normativas individuales, se necesita, además, una ley nacional efectiva sobre el tabaco. La legislación actual -la ley 23.344- data de 1986 y ya es tiempo de que sea reemplazada por una norma más acorde con las leyes antitabaco que existen en otros países.