Talento de exportación
La Argentina expulsiva fue el título de un reciente editorial. Aun sin cifras confirmadas, la tendencia se confirma y cada día es más común constatar casos de compatriotas que emigran ante la falta local de perspectivas: en 2020 se perdieron aquí unos 700.000 empleos, entre muchos pésimos indicadores. Con o sin trabajo firme, con el fin de estudiar o simplemente de probar suerte, las valijas cargadas de ilusiones parten hacia diversos destinos y las inciertas promesas de reencuentros agudizan dolorosas despedidas.
Hay sectores de actividad que también han podido reinventarse sin cambios de residencia y apostando a las ventajas que brindan las tecnologías en tiempos de globalización. En el área de la llamada economía del conocimiento o industria 4.0, la demanda de profesionales para los nuevos negocios digitales reconoce el indiscutido talento profesional argentino. Programadores, científicos de datos, ingenieros industriales e informáticos, entre otros profesionales, han pasado a cobrar aquí sueldos en dólares con múltiples beneficios dentro de un mercado altamente competitivo cuyos empleadores pueden estar en cualquier lugar del mundo.
El nivel de preparación, los cursos y especializaciones que se completan muchas veces a edades tempranas, confirman una desarrollada y arraigada cultura informática que nos vuelve también un excelente semillero. Ante mercados foráneos de alta demanda, las empresas locales que no mudaron sus oficinas en busca de escenarios previsibles se han visto obligadas a rever cómo retener y sumar talentos para no perder ventajas competitivas cuando, por ejemplo, los emprendimientos locales de base tecnológica recibieron el año pasado más inversiones que en 2019.
En busca de sumar una diferencia económica, con mayor disponibilidad de tiempo, la pandemia promovió que muchos profesionales de IT y programación, diseño y multimedia, marketing y ventas incursionaran en trabajos free lance para otros lugares del mundo a través de distintas plataformas o en contacto directo con empresas. Los pagos en dólares o euros se volvieron claramente tentadores. Los sitios Workana y Freelancer.com registran numerosos profesionales argentinos trabajando para países como España, México o Chile, entre otros. Destaquemos, por caso, que el déficit de programadores no ha parado de crecer en los últimos años.
El sector de software y servicios es sumamente competitivo y capaz de crear oportunidades de desarrollo, con sueldos por encima de la media en el país y fuertemente tentadores en el exterior. Lo que ayer sonaba a ciencia ficción, hoy es una realidad en el campo de la innovación y la tecnología. Desarrollar el recurso humano presupone una inversión educativa que la Argentina realiza con esfuerzo y que debe ser alentada también con incentivos a los jóvenes y apoyo a las empresas que contribuyen a su formación, para que no emigren.