
Un nuevo escándalo en Ezeiza
Otro caso de contrabando muestra que no hay voluntad para arrancar de cuajo las mafias de nuestro principal aeropuerto
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Desde hace mucho tiempo, la imagen del aeropuerto de Ezeiza ha estado asociada con la acción de distintas mafias y con la corrupción. Tanto los saqueos de objetos de valor de las maletas como el billete escondido en el pasaporte de un pasajero para que el funcionario de guardia hiciera la vista gorda frente a mercadería que ingresaba al país sin pagar los correspondientes impuestos o los taxis "truchos" provocan tristes recuerdos en las personas de bien que han pasado por aquella estación aérea. Pese a los cambios en las administraciones y a la buena voluntad por mejorar esa situación que pueda exhibirse en algunas ocasiones, los escándalos no han cesado.
El más reciente avergüenza a la Aduana y se suma a otros que afectaron seriamente a esa institución, como los de la llamada "Aduana parelela" y el contrabando de droga en los aviones de Southern Winds.
Ahora también se trataría, presuntamente, de una suerte de banda integrada por seis efectivos del personal aduanero que se desempeña en Ezeiza y dos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria que, a cambio de coimas, permitía el ingreso de mercaderías que los pasajeros traían desde el exterior sin el pago de los correspondientes impuestos.
En principio, esa banda podría estar liderada por quien hasta hace pocos días se desempeñó como titular interino de la Aduana de ese aeropuerto, que es el principal del país, la puerta de entrada para los extranjeros y lo primero que éstos ven de la Argentina.
Se ha informado que en la casa del titular interino de la Aduana de Ezeiza la Justicia encontró 800.000 dólares en una caja de seguridad y en cajas de zapatos.
Cuesta creer que este tipo de hechos ocurran sin la anuencia de importantes autoridades de la Aduana. Primero, porque la Aduana de Ezeiza es una de las más importantes de nuestro territorio y su jefe es siempre alguien con jerarquía y trayectoria dentro de esa institución. Y en segundo lugar, porque Ezeiza ha sido tradicionalmente una suerte de colador para la Aduana. Basta recordar el ya mencionado caso de las valijas que, en 2004, transportaban droga a España en los aviones de la desaparecida Southern Winds. Ese caso llevó a la disolución de la Policía Aeronáutica Nacional y a su reemplazo por la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
En 2007, de la bodega de un avión que traía varios millones de dólares de la Reserva Federal de los Estados Unidos se sustrajeron 80.000 dólares. Se efectuaron 25 allanamientos en las casas de otros tantos sospechosos, a quienes se les secuestró mercadería por más de medio millón de pesos, que había sido robada de los equipajes de los viajeros por los llamados "abrevalijas". Para ello, estos delincuentes contaban con la complicidad de quienes operaban los escáneres que permiten ver el interior de las valijas y podían identificar cuáles transportaban artículos de valor.
Ese tipo de robos, que continuaría hasta nuestros días, resulta inexplicable a menos que, también en este caso, se realice con la connivencia o complicidad de las autoridades. La razón es sencilla: existen pocos sitios más vigilados en nuestro país que este aeropuerto internacional.
Más atrás en el tiempo, durante el menemismo, Ezeiza protagonizó los contrabandos de oro a Estados Unidos y los de fusiles del Ejército a Ecuador durante la guerra entre ese país y Perú, mientras la Argentina era garante de paz. Eran los tiempos en que se sumaban denuncias contra los depósitos fiscales de la firma Edcadassa, atribuida al cuestionado empresario postal Alfredo Yabrán.
Si con este prontuario nuestro principal aeropuerto aún hoy resulta un colador es porque existirían importantes funcionarios que así lo permiten.
Sumémosle otro par de hechos graves: según informaron a LA NACION fuentes de la Aduana, son varios los funcionarios que suelen recurrir a autoridades de ese organismo para que autoricen el ingreso de familiares o conocidos sin trasponer los controles aduaneros.
Algunos de ellos, al decir de las mismas fuentes, serían jueces que se desempeñan en el fuero penal económico, que es, precisamente, el encargado de llevar las causas de contrabando. Además, según los informantes, pocas veces se habrían registrado tan pocas denuncias aduaneras de contrabando como en la actualidad.
Lo ocurrido en Ezeiza no puede quedar impune, y la investigación no debe terminar en los actuales sospechosos. Como en todas las mafias enquistadas en organismos de contralor, si no se atacan sus cabezas, la asociación ilícita continuará activa apenas haya reemplazado a los peones caídos.


