AMLO, en la mira por su sintonía con el chavismo
CARACAS.- Andrés Manuel López Obrador no acudirá personalmente a la toma de posesión de Nicolás Maduro de pasado mañana, pero sí enviará una delegación de bajo nivel en su representación. El presidente de México opta así por liderar una tercera vía, a medio camino entre la postura de fuerza del Grupo de Lima y el apoyo incondicional de los socios revolucionarios del mandatario venezolano. No quiere ser un enemigo del chavismo, pero tampoco un aliado.
El elegido para acudir en nombre del país norteamericano es Juan Manuel Nungaray, encargado de Negocios en Caracas. En un comunicado hecho público por la cancillería mexicana, se adujo que el canciller, Marcelo Ebrard, tiene su agenda llena por culpa de la XXX Reunión Anual de Embajadores y Cónsules de México. En cambio, el "hijo de Chávez" sí acudió a Ciudad de México para asistir al banquete de celebración de la toma de investidura del dirigente izquierdista en diciembre.
"Nosotros preferimos la neutralidad, no meternos. Y repito, no es un asunto de simpatía, es un asunto que tiene que ver con nuestros principios de política exterior, que los vamos a defender", precisó ayer López Obrador. México debutó en el Grupo de Lima negándose a firmar la declaración del pasado viernes, donde se profundizaba en el desconocimiento a Maduro y se confirmaba que ningún representante de los 13 países latinoamericanos acudirán a tan polémico acto.
El nuevo gobierno mexicano asegura que ha dado un giro a su política exterior apoyándose en el principio de no intervención y en la apuesta por el diálogo, lo que ha generado una oleada de rechazo desde la oposición de su país, los emigrantes venezolanos, la sociedad civil y un nutrido grupo de intelectuales.
"Utilizar el principio de no intervención de esa forma demuestra ignorancia, incomprensión del verdadero alcance del principio. Especialmente entre países que son parte de los mismos acuerdos internacionales. No es la primera vez que se invoca el principio como excusa", se quejó el internacionalista venezolano Mariano de Alba, radicado en Washington.
Pese a que López Obrador insiste en que no se trata de "simpatías" ideológicas, grupos de la izquierda radical mexicana y el chavismo mantienen excelentes relaciones, incluidos los "viajes revolucionarios" de dirigentes del PRD o Morena, quienes no dudan en fotografiar en Caracas pintorescos supermercados llenos de comida o protagonizar viajes en metro para demostrar la "tranquilidad" que según ellos reina en una de las ciudades más violentas del planeta. Desde hace décadas comparten un ideario, más allá del carisma y el discurso populista de Chávez y Obrador.
A la cabeza de todos ellos, el polémico diputado Gerardo Fernández Noroña, habitual invitado de los encuentros ideológicos en Caracas y de los fastos revolucionarios. El parlamentario ya ha anunciado que viajará a la capital venezolana desde Nueva York para asistir a la juramentación del "hijo de Chávez".
A lo largo de 2018, el gobierno bolivariano manifestó en diversas ocasiones su pleno apoyo a Obrador, así como a Fernando Haddad en Brasil y a Gustavo Petro en Colombia. "Con México no pretenden un apoyo frontal como el de Cuba o Bolivia. Con que no firmen el comunicado del Grupo de Lima, pidan diálogo y no critiquen lo que pasa en Venezuela tienen bastante", sentenció De Alba.
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